Pacificación
 
Como arado entre la tierra,
El sudar deja huellas en mi cara,
El pehuén me cobija con su sombra,
Y en sus ramas revolotean mariposas,
A los lejos dos cuervos putrefactos,
Se alimentan de los ojos de un huemul,
Medio dormido escucho el llanto de las hojas,
Escucho voces y los gritos del pasado,
Escucho voces y el lamento del presente,
Escucho voces, es la historia de aquel árbol,
Que cual madre me cobija entre sus brazos,
El tintineo de los piñones, parecen lluvia,
Parecen lluvia de tortillas retostadas, generosas,
Dormido entre su sombra escucho el llanto,
Es el llanto por los hijos del pasado, muertos
Veo niños con sus ojos desbordados, lágrimas
Veo mujeres con su sangre entre las manos,
Veo mujeres con su sangre, el recuerdo, su hijo,
En su vientre el único recuerdo del marido,
Como hojas han quedado desbordados,
Esparcidos por el suelo cual guijarros,
Las chozas viajan hacia el cielo en silencio,
Convertidas en mariposas de fuego,
El trigo que se ondeaba entre los campos,
Hace olas de fuego abrazándose al ganado,
Niños, niñas, huyendo a pies descalzos,
Niños, niñas, huyendo de las balas del soldado,
Lanzas que se rompen como el hielo,
Hombres corriendo hacia los cerros,
Las casas, la comida, la vida, los cultivos
La madre tierra, han quedado en el olvido,
Pies descalzos van camino a la montaña,
Mientras ríos se hacen rojos con la sangre derramada,
Pies descalzos van camino a la montaña,
Cargando con el hambre en sus espaldas,
Pies descalzos van camino a las montañas,
Al encuentro de la muerte en su regazo,
Pies descalzos van camino a la montaña,
Mientras lavan sus heridas con el agua,
Los mapuches han quedado en sembradío
La tierra solo escucha sus últimos suspiros,
La hierba aunque quemada los abraza,
La tierra los cobija en su eterno regazo,
Como piedras esparcidas por el campo,
Han quedado por el fuego del soldado,
Pies descalzos van camino a la montaña,
Más pehuenes extienden como brazos sus ramas,
Como ubres los ríos su sed calman,
Como frazadas las hojas los cobijan,
El viento entre las rocas silva y canta,
A los muertos una última plegaria,
Las ramas quemadas hacen cruces bajo el agua,
Escondidas de la furia de las balas,
Pies descalzos cobijados entre pehuenes,
Esperan los reciba los brazos de la muerte,
Mas el árbol lastimero se sacude con el viento,
Y tintineando los piñones caen hacia el suelo,
Son tortilla retostada entre las bocas,
Son la mano de la tierra hacia el mapuche
Enviado hacia su muerte entre montañas
Mas la vida con sus brazos abiertos le esperaba.
 
 
Hay un episodio de la historia de Chile conocida como la pacificación de La Araucanía en la cual soldados con armas fueron enviados a matar a los indígenas, en cuyo lugar ni siquiera se respetó la vida de las mujeres o los niños, se quemaron las casas, los cultivos, se mataron a los animales que poseían y fueron despojados de sus tierras dejándolos con solamente el cinco pos ciento de ellas, obligándolos a desplazarle hacia las montañas en cuyos lugares las condiciones para la vida son muy difíciles, sin embargo el gobierno lo que no contó fue con el fruto del pehuen, el cual fue utilizado para alimentarse y gracias a ellos lograron sobrevivir a un condena a morir de hambre.
 
Con todo mi respeto y admiración al pueblo mapuche. Caranndor