La lluvia no entiende de estaciones
no discrimina verguenzas o abolengos
ni páramos ni junglas
el agua empapa los recuerdos vagos,los olvidos plenos
los tejados y los nichos
odiada, ansiada, serena o salvaje sobreviene
la lluvia
tras deshauciados corazones enfermos 
sobre almas benditas putrefactas
contra execrables entrañas de dioses en su huida
LLueve en guerras de años y en meses de concordia
en mañanas de modorra
en sangre de toros de tarde
en pálidas lunas de suicidio
al rastro de Papas y mendigos
sobre el suburbio, sobre la estalafeta
todo patio se moja a su arribada
particular o no
El niño del norte, el hambre del sur, tentan la lluvia
la lluvia que embellece la pradera al igual que arruina la vendimia
que alivia estíos y sed de ovarios y testículos
que arrasa puentes y destruye fronteras de indigencia y abundancia
Todos, tú y yo también, padecemos y gozamos
la lluvia
pues la lluvia no distingue
no se entretiene en etiquetas
se declara universal, ubicua. sempiterna
y en sirimiri, orvallo o calabobos
en toda forma remoja la opulencia de los gordos culos
como baña los traslúcidos esqueletos
del hambre
Ni de caidas hojas ni de cuerpos al sol la lluvia sabe
ni de flores renacidas ni de calor de hoguera...
La lluvia no entiende de estaciones