Textale

Libertad.

Publicado en Aug 30, 2010

La libertad la huelo,
la puedo tan sólo rozar con la punta de mis pelos.

La libertad es inmensa,
incontenible como el agua entre los dedos,
imparable como el viento en medio de un huracán.

La libertad no tiene dueño,
es de todos y de nadie a la vez,
es un bien que no se retiene,
se tranza entre quienes la valoran.

Es muy cara pero se nos regala por derecho al nacer,
a veces se pierde,
pero siempre permanece viva en el alma.

No tiene precio,
sin embargo,
la han tasado pagando con la muerte.

La libertad,
un ente intangible,
codiciado, amado, deseado, perseguido, anhelado,
una esperanza para asirse a la vida, un buen motivo para morir.

Tiene el fin primigenio
y el más postrero de la razón más pura del alma.

Quienes la controlan la mantienen enjaulada,
pero es un ave que no vive sin todo el horizonte extendido bajo sus alas.

La libertad no muere con la muerte,
permanece y se hace más grande y fuerte,
se transforma peligrosamente en mártir,
poderosa e intocable, revolucionaria y sangrienta.

La libertad se arranca por los poros,
por rendijas, por las grietas en los muros.

La libertad se escapa anudando sábanas por la ventana,
escalando tápias, saltando de rama en rama.

La libertad se fuga, se escabulle, se resbala,
va, corre, vuela por el mar, cielo y tierra.

Mayor tesoro de un mendigo vagabundo,
que no lo goza el hombre más rico del mundo.

Esa libertad de lo simple, de lo llano, de lo natural,
de lo puro y primitivo, de lo genuino,
de lo más parecido a la verdad, de lo bello por sí mismo.

Esa libertad bajo el cielo estrellado, respirando aire puro,
durmiendo bajo unos pinos y el cielo ennochecido,
despertando ante un amanecer inmenso
con todos aquellos colores magníficos y un frío tremendo.

La libertad de soñarse en medio de un paraíso.

La libertad de vivir sin complicaciones,
sin tribulaciones, ni presiones,
de vivir con la conciencia limpia una vida honesta.

La libertad
de seguir el propio camino en línea recta.

04.2000

PÃ¡gina 1 / 1