Sentir como se nos pasa la vida.
Sentir que no eres realmente ese alguien que siempre soñaste llegar a ser algún día.
Sentir en el alma que el azúcar candia te pasó por prenda y no te tocó pero igual pagaste la penitencia.
Sentir que la vida es una mueca agria en el rostro de un viejo vinagre que te tiene entre ceja y ceja y porque sólo  quiere no te estruja entre sus manotas.
Sentir como comienzas a arrastrar los pasos porque caminar te ha comenzado a molestar y los huesos a doler cada día más.
Sentir que se te pasó la vieja para ser feliz. Se casó con otra y tiene la vida que tú siempre soñaste tener con él.
Sentir que la vida no sirve sino se vive.
Sentir que el tiempo no es como en el reloj y que en verdad la vida y el mundo se rigen por leyes que siempre exigen tu cabeza.
Sentir que la vida gotea de una llave mal cerrada y que de pronto alguien reparará el error.
Sentir que la risa de otros es a costillas de nuestra pura y estúpida desgracia.
Sentir reventar en llanto y reprimir cada lágrima porque has descubierto que la vida de verdad no es para llorones y que en este mundo de vivos quien pestañea pierde, y a ti te gusta dormir.
 25.07.2007.