RELATOS DE UNA HERIDA
Publicado en Jun 07, 2009
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PRIMERO  
Lo que sucedió aquella noche, no una noche cualquiera sino una noche única donde no se vuelve a ver mas esa luna y esas estrellas que salen a vigilarnos en esta ciudad donde fueron testigo de algo único que solo le pasa a los tipos de personas como yo, nosotros nos tomamos una botella de ron y nos embriagamos en un extraño éxtasis de sentimientos y locuras, bueno eso sentí yo, no se si ella también, y luego hablamos y hablamos, cuando yo nos íbamos a acostar yo la agarre y la besé, no se por que, tal vez por necesidad o para arriesgarme, fue como lanzarme a un abismo sin paracaídas y no saber a donde caer, fue una hermosa locura, en ese momento no sentía nada, no le temía a nadie solo al miedo de soltar sus labios y de no sentirla a mi lado.
 
Cuando ella se fue se alejó de mi lado, se fue para su ciudad, mientras yo me quedaba en la soledad de esta enorme ciudad, nos seguíamos hablando y todo pero ella cedió y yo caí en sus brazos y en sus palabras, me empezó a gustar mucho como era ella, como era su cuerpo, sus besos, todo. Y simplemente me sentía bien; ansiábamos vernos, era como una necesidad eterna que solo podía tener fin si nos veíamos, desde un principio vi que era un error, algunas veces no tenia ganas de llamarla por que me imaginaba que estaba con alguien mas en sus cosas… pero me resignaba a estar solo, hablaba únicamente con las cuatro paredes de mi cuarto envueltas en penumbras y recordándome lo mucho que faltaba para poder estar nuevamente a su lado, no me dejaban de colocar esa cara de burla al verme viendo hacia el techo acostado en mi cama y sentía que ella tenia que estar frente a mi o acostada a mi lado, ayudándome a seguir adelante, ayudándome a llevar este destino que tomé, tal vez le quité el puesto a Atlas, pero sentía una gran responsabilidad y no podía llevarla yo solo si ella no me acompañaba, pasaron los días y ella se volvió una meta para mi, estudiaba por ella, cada vez que me pasaba algo o que me sentía mal yo la llamaba, igual ella a mi.
 
Nos vimos como si estuviéramos frente a un espejo, compartíamos muchas cosas, una de ella era la soledad, ya que su compañero trabajaba lejos y yo estaba aquí, solo y alejados de todos mi seres queridos. El tiempo fue pasando y cada día crecían las ganas de vernos, no podíamos vivir sin llamarnos así sea algunos cuantos minutos al día.
 
Yo sabía que ella me esperaría, como esposa que espera a su marido en la costa y viendo al horizonte, ve partir el barco que lleva consigo su mas preciado tesoro. Yo me sentía como ese esposo que se iba a la guerra dudando si volvería a verla nuevamente. Ahí fue donde comprendí que no podía vivir sin querer a alguien, buscaba perdido en el viento algún aroma, necesitaba sentir el calor de alguien a mi lado; sentía el frio de la soledad al momento de levantarme todos los días y darle gracias a Dios por estar vivo, aunque no era suficiente como para sentirme vivo de verdad, necesitaba ese alguien que me hiciera sentir la vida, darle importancia a el camino que elegimos.
 
Muchas locuras fueron creciendo, sin saber que a muchas millas de mi, un corazón crecía, creció tanto que algunas veces veía a lo lejos su forma y se confundía entre los mares de nueves que recubrían las montañas, traté de llegar hacia él caminando exhaustamente sin detenerme, algunas veces olvidando mis deberes y concentrándome solo en él. Pero el sentimiento fue mas que la conciencia, mi miedo a ser amigo de la soledad seguía persiguiéndome, entre mas me alejaba de ella mas la sentía cerca, pero igual, siempre supe, me dije a mi mismo naci solo y me iré solo de este mundo; siempre y cuando me entierren con mi esposa (si es que me llego a casar); volviendo a la persecución, en el camino conocí a muchas personas, personas que me ayudaron mucho y que querían lo mejor para mi, supe ganarme su apoyo respetando sus decisiones y escuchando como sabio escucha el lo que el viento le dice. Moixes, Alfredo, Carlos, Kelly, Jhon y las demás personas que ahora no recuerdo, han dejado su huella en mi camino, pero en fin, como dicen por ahí las personas llegan y se van con los años del tiempo.
 
Hablando del corazón a lo lejos, no se cansaba de llamarme a gritos, de él nacía un rio de lagrimas, debes en cuando arrastraba de auxilios, palabras que buscaban refugio en los oídos de alguna persona, algunas veces pescaba muchas de estas palabras y las guardaba en mí, lanzaba botellas con las mías rio arriba esperando que llegaran a esa persona que un día se quedo en la orilla viendo al horizonte, esperando a su querido.
 
Las noches seguían y las palabras se hacían interminables, no sabíamos de que hablar y al momento de acabarse reemplazábamos las palabras y le dábamos otro significado. Un significado único y específico para ese momento. Sinceramente sentía que se desgastaban ya de tanto uso, me decía a mi mismo, busca de que hablar o se aburrirán, es como una mascota: sino le das el interés necesario se aleja y busca algo curioso que hacer; encerrado en mi memoria estaba todavía el sabor de sus labios, ese era una inspiración para brotar palabras nuevas, si, palabras con un significado variado las cuales se podían usar muchas veces sin que se vallan.
 
Sentí que fue el inicio del fin, el inicio de sucesos inesperados para mí, mi corazón no lo esperaba pero llegó de la forma y en el momento mas raro, yo seguía mi camino pero esa nueva persona siempre quiso acompañarme, yo quería correr pero ella me ganaba, dejé palabras casi invisibles en el camino para que Ella las viera, pero creo que se borraron por el inclemente sol o por la nieve que caía invisible entre la luna de cada noche. Las cosas se fueron dando y veía que estaba próximo a la montaña de mi destino, como le sucedió a la liebre contra la tortuga, me quedé dormido en el camino y esperé a que algo llegara para competir con el, es algo difícil de entender pero lo sentí así, jamás llegó. Me levanté tarde y vi que mi mano seguía con esa persona que me acompañaba.
 
Durante un tiempo, no muy largo, me desviaba de mi camino, arriesgándome en lugares inexplorados, solo llevaba una guía que me decía donde pisar, pero las cosas no eran como yo pensaba, no vi hacia atrás y no dejé señales para volver yo mismo y retomar mi camino, cuando quise ver ya estaba perdido, miraba hacia todos los lados buscando una salida, aunque mi guía seguía a mi lado no me sentía bien y desee salir corriendo sin importar la dirección que tomara.
 
Para mi fue mi primer error y como si fuera la chispa que prendiera un volcán en erupción. Ahora me sentía confuso y la noche me acompañó durante muchas horas, perdido entre las colinas y arboles, decidí sentarme y recordar el camino de vuelta, pero mejor rápido si quería remediar el error que había cometido.     
 
SEGUNDO  
Al momento de abrir los ojos en medio de esa confusión, noté que los arboles hablaban, se comunicaban y discutían sobre sus “frutos”; apreté los ojos fuerte y volví a abrirlos, en esta ocasión estaba en medio de un pueblo, los arboles eran personas discutiendo en cuartos cerrados sobre sus “metas”; no entendía nada y me preguntaba que habría sido todo eso. ¿Tal vez un sueño? o ¿quizás una rara aventura del alma cuando sale del cuerpo? Sea lo que sea, nada había cambiado, mi antigua compañera me seguía esperando en la sima del gran corazón; el tiempo fue pasando y mis deberes fueron escaseando y me sentía con menos pesos. Le pregunté al destino ¿a que horas vamos a verla? El respondía con hechos, diciéndome no te afanes.    
 
Si las cosas pasan por algo es porque tienen que pasar y no podemos esperar a que pasen, sino queremos que pase simplemente no le prestamos atención y dejamos que pase sin darle importancia, pero llanamente quería que pasara ese instante en mi vida, ese párrafo nuevo en nuestro libro de la vida, donde dijera: “a la mañana de ese día donde ella esperaba esa llamada para advertirle que se prepare para la llegada de su amante, el viajó lo mas rápido posible para poder verla y calmar esas ansias de verla y darle fin a esa necesidad de tenerla a su lado”. Por eso tendría que escribirlo e hice todo lo posible para que fuera así; y como es la vida, fue así.
 
A la tarde de ese mismo día ya estaba a su lado, no saben lo grande e inmensa que era nuestra felicidad, su corazón, ese que se parecía una montaña ahora lo veía tan pequeño y frágil, me lo dio a guardar y lo puse a mi lado, nuestros libidos estaban a su máxima capacidad de retención, querían salir lo mas pronto posible pero sabíamos que la noche era la única que nos podía guardar ese secreto, se lo pedimos una vez y ella aceptó, le pedí su silencio y su protección a los demás ojos. No existía distancia entre ella y yo, nos fuimos consumiendo en un solo cuerpo y una sola alma, estaba nervioso de tenerla en mis manos, temblaban locamente como si quisieran recorrer todo su cuerpo, nos solidificamos en un instante de nuestra historia, sentí que era eterno, el temor a que las paredes de nuestros cuartos digan algo no nos preocupó, solamente queríamos estar unidos y sin excusas, sin hablar, sin decir nada, solamente tocándonos y dándole gracias a Dios por habernos puesto en el lugar correcto el momento correcto. Al final regresamos al mundo con un estruendo, como si un madero se hubiese caído, nuestras almas se asustaron de no estar dentro de nosotros y volvimos en si.
 
Quien pensaría que ese seria la continuación de la herida, una herida que ni yo la había sentido y que jamás pensé que fuera tan grande y dolorosa. Seguíamos jugando a los amantes escondidos, buscándonos en calles, recorriendo laberintos que en los cuales no podíamos escapar y con una monotonía sin salida, siempre pensaba en hacer cosas diferentes y distintas para que un día no se parezca a ninguno, algunas veces resultaba otras no, pero cada vez que le robaba una sonrisa de sus labios sentía que mi objetivo estaba hecho. El tiempo fue pasando y los días se fueron oscureciendo con el amanecer de la noche, ninguna noche me alcanzaba para husmear en cada rincón de su cuerpo, como si estuviera viendo al cielo lleno de estrellas, así era su cuerpo, una infinita masa de recuerdos y palabras escondidas tan perpetuas que ni con la ayuda de la luna podía terminar de contemplar, solamente me preocupaba en hacerla feliz y verla bien.
 
Un día ella se fue, me dolió, tal vez el miedo a que ella no estuviera aquí cuando yo me fuera le ganó al corazón y me quedé solo en el camino, ahora en las noches no tenia estrellas que contar, ni sonrisas que robar, ni el calor de la distracción de las demás personas a mi alrededor no podían apaciguar el frio que sentía por su partida. Seguí caminando y encontré un papel en el suelo, tenía un correo electrónico y por hacer algo diferente que caminar lo conocí, era una chica mayor que yo, linda, contextura moderada, inteligente y con una voz dulce y pasiva, calmada y clara como las olas del mar. Le mandaba palomas mensajeras con letras que hablaban por mí, cada una decía el interés que le tenía, me sorprendió al ver como me aceptó sin decir muchas cosas, solo pedía que le hablara, pensé que seria fácil aunque el precio a pagar era alto. Nos contextualizamos tan bien que fue como si el resurgir de algo fuera inminente.
 
Sentí que tenia cuatro orejas, una para ella, que se convirtió en mi Querida y otra para mi Amada, esa persona que por una vez pude robarme los secretos de su cuerpo; no se como lograba escucharlas al mismo tiempo, pero unas veces sentía una mas hermosa que la otra y así pasaba todos los días que hablábamos, mi Amada estaba lejos aun y mi corazón tenia los ojos cerrados y empezó a buscar desesperadamente esa mano que ayudara a quitarse esa venda de los ojos, en ese momento apareció ella, estaba sentada junto a mi con su mano extendida ofreciéndome ayuda, sin mediar palabras la acepté y la invité a caminar.
 
Esto era la continuación de la herida. Detrás de mi seguían los fantasmas de mis relaciones, todos me acosaban y me tildaban de mal amigo, pero esto era diferente, sentía paz con su voz y una salvación inexplicable que solo mis acciones podían traducirlas, nos quisimos y nos odiamos, nos peleamos y nos reconciliamos pero siempre seguíamos juntos; miraba para a un lado y la veía a ella, pero miraba hacia el otro y veía a mi Amada. Me preguntaba ¿Cómo dividir mi corazón? Él ya tenia su parte para cada quien antes de yo preguntárselo, nunca les dije nada y escondí esas partes en sus corazones, uniéndolos sigilosamente en un ambiente lleno de tranquilidad mutua. Mi corazón permutaba sus sentimientos, que curioso es el silencio cuando no lo ves con los ojos del corazón, se puede ocultar y engañar con muchas cosas esos momentos que piensan que son eternos, pero cuando me tocaba el pecho sentía el ardor de mi propia herida, el dolor de su herida.
 
Mi grandísimo y maldito error fue haber descuidado el pedazo de corazón que le di a mi Amada, mi otro pedazo estaba bien, sano fuerte y creciendo, me alegraba mucho al verlo así pero no me detuve a pensar como estaría el otro. Estando cerca pero al mismo tiempo lejos no podía alcanzarlo, nos alejamos tanto que el tiempo borro sus pasos, le pedía una respuesta, le preguntaba si había descubierto que el amor no era así o de otra manera mas sutil y fácil en la que podamos querernos.
 
Sus respuestas me llegaban tarde, pensé que el cartero se demoraría por que la distancia que existía entre ella y yo era grande; pero cuando llegaban sus palabras mi corazón se alegraba respondiéndole en largas líneas frases sencillas y discretas al oído de las personas que nos rodeaban, disimulaban lo mucho que nos queríamos y nunca nadie se llegó a enterar de lo nuestro, de que tenía su otra mitad de ese corazón grande. Por otro lado mi compañera siempre estaba a mi lado, una sonrisa de oreja a oreja se dibujaba cada vez que ella podía volver a mi como águila que vuelve a la mano de su dueño, todas mis palabras se transformaban cuando le hablaba, no eran las mismas con las que hablaba antes con mi Amada, si alguna se parecía sus oídos le daban un significado nuevo, un sinónimo desconocido para el lenguaje común pero tan normal para el lenguaje del corazón, ese lenguaje era el silencio, cada vez que podíamos estar juntos nos expresábamos con su lenguaje. 

TERCERO
 
Por la culpa de mi silencio no pude ver el daño que tenia a mi lado, sin querer estaba lastimando y soltándole la mano a esa persona que me quería tanto, desde un principio supe que nuestro amor era prohibido, no me importaba si la gento lo sabía, pero siempre quise gritárselo al cielo para que Dios supiera que lo que había hecho estaba mal y me castigara mandándome eternamente al fondo del corazón de mi Amada. Desde que ella se había ido sentí el temor de la soledad, ella lo sabía y quería estar a mi lado lo mas pronto posible, por que sabe que soy un idiota si no estoy a su lado o si ella no me controla, no me quita esa nube negra que cada día se posaba sobre mi cuando no podía besar sus dulces labios, labios prohibidos.
 
Aunque hablábamos día y noche, siempre buscaba la compañía de otra persona y ¿como duele pensar al momento de escoger entre el bueno y lo mejor?, al final siempre supe que lo nuestro se terminaría algún día, me lo decían mis “adictos”, amigos lejanos que recorrían otros caminos pero siempre pendiente de las huellas que dejaba atrás. Me sentí bien con mi nueva persona, no quise dejarla nunca y no quería que se terminara, mi Amada aunque estaba lejos siempre ella me sentía a su lado, ella no quería migajas de amor que pensaba que yo le iba a dar, sinceramente siempre le di mi corazón completo, todas las noches y todos los días.
 
Estando ella lejos cometí muchos errores de los cuales no me arrepiento porque no es un pecado sentir algo por alguien si todos somos humanos y nuestros corazones necesitan ser amados, por lo menos una vez en esta corta vida, el tiempo me decía que la vida era corta y no me regalaría mas minutos para morir en un solo segundo. Aproveché esos consejos, no se si estuvo bien pero siempre los seguía y a los demás consejos de las “personas” que siempre han estado ahí desde el nacimiento. Salíamos con la bendición de tenernos uno al otro, no siempre fue así hasta que descubrimos que nuestros corazones no podían vivir separados y con cada paso que dábamos esa cercanía fue extinguiéndose hasta el punto en que ella permanecía a mi lado hasta cuando cerraba los ojos, hasta que muera el día o hasta que muera la noche...
 
 
El final de mi camino se avecinaba y no podía mantenerme tranquilo, me sentía bien y estaba contento con todo lo que había hecho hasta el momento, me decía a mi mismo que debería escoger una opción rápida o seguiría dando vueltas en este carrusel de alegría, sexo y fantasía. Cuando miraba al cielo las nubes se distinguías unas de otras dibujando su silueta en mi camino haciendo un espejismo que me mostraba las peleas y las consecuencias si me equivocaba de elección: por un lado estaba mi Amada tan tierna y dulce, ella siempre ha estado a mi lado y nunca me ha defraudado ni ha incumplido sus palabras; la otra cara de la moneda estaba mi Querida que se supo ganar mi confianza y mi cariño, ella me cumplía con todo y me satisfacía al 100%, no me importaba los años entre ella y yo, el amor no tiene edad, me permitía escuchar con su dulce voz, feliz y sonriendo:  Buenos días.
 
Pero las nubes duraron mucho tiempo encima de mi camino, me dolía al momento de pensar en las palabras que no pude escuchar de mi Amada siempre sentado en una silla viéndola y mostrándole mi corazón, exhibiendo como loco una pasión tremenda pero prohibida en toda su totalidad y sin ningún motivo alguno tenia que hacerlo pero no sentía las ganas de querer estar con ella, mi corazón me manipulaba y mi cuerpo reaccionaba a su instinto de buscarla y seguir esta lucha por ella. La soledad se apoderaba de mi en los momentos que deseaba besar los labios amargos de un amor que por si solo no podría sobrevivir en este mundo donde los que queremos ser felices no lo hacemos por cosas tan insignificantes como una palabras, una palabra de sobra que basta y derrumba toda una cosecha de buenos frutos y de años de trabajo. Cuando mi Querida llegó el corazón se me alegro, una fuente de alegría emano desde los lados de mi camino, el bosque en el cual me había perdido hace tiempo se veía inundado a mis espaldas, las nubes ahora eran roció de momentos y recuerdos que se evaporaron en el olvido.
 
La herida continuaba creciendo más aun cuando mi Querida vio a mi Amada, eso fue la chispa para prender el fuego que acabo con todo, como Nerón y su ciudad, todo lo sentía perdido cuando la situación de seguir con las dos se me escapo de las manos, sentí como el roció se convertía en pesadas bolas de nieves que con cada paso se me hacia mas difícil de seguir.
 
Discriminando las situaciones vividas y la distancia que nos separaban a los tres, siempre encontrábamos tiempo para compartir todos, la pasábamos  bien cada instante que quisiéramos compartiendo cosas con el tiempo y buscando refugio en los brazos del otro. Algunas veces sentíamos que esto era eterno, mi camino no acabaría ahí sino en otras manos, en las manos de la soledad.
 
Las dos se fueron conociendo y poco a poco sus lazos fueron desapareciendo, el disgusto que una sentía por la otra fue aumentando y me vi en medio de una guerra, miradas iban y venían con palabras tan grandes y pesadas llenas de remordimiento, agache la cabeza varias veces en señal de acuerdo entre las dos, pero ninguna acepto la propuesta de seguir caminando, los tres juntos, hasta que Dios quisiera donde terminar todo esto. No me explico todavía como una persona estando en brazos de otra busca el calor de un tercero para sentirse mejor, mis brazos estaban estirados hacia ambos lados pero tal vez fue por la fuerza o el tiempo que nos unía que mi Amada tuvo mas fuerza y me jaló hacia ella. Empecé a escuchar sus palabras, a secar sus lagrimas con las estrellas de la noche y el sol iluminaba este lado; en cambio mi Querida se sentía sola, cansada y desprotegida bajo unas nubes de confusión.
 
Yo no quise, pero las situaciones y momentos que nos precedían eran latentes en nuestras manos, si seguíamos juntos tal vez ese latido no significaría nada bueno y podríamos morir en cualquier instante. Pero nos decidimos a seguir, me aparte tanto de mi Querida que al momento de ver hacia atrás solo se veía un pedacito de su corazón, era mas grande que de mi Amada pero no pude medir el valor de su amor para conmigo. De eso me arrepiento y me llevare ese sentimiento a la tumba. Escuchaba sus pasos por la noche y en el día el viento me traía sus suspiros y frases de te quiero, te amo y todas esas palabras cargadas de cariño. Maldigo el día en que decidí dejarte botada, en que los momentos que vivimos los dejamos en el olvido al asecho del destino, esas cartas que compensaban todo el tiempo que habíamos vivido, las lágrimas y los sueños que nos decíamos cada momento en el balcón. Nuestros nombres aun siguen vivos pero agonizan tan cruelmente que desearía morir de una sola vez y dejar de sentir, dejar de seguir el camino y regresar atrás para remediar todos mis errores y jamás haber empezado esta herida, herida que llevo en el corazón y que comparto con dos mujeres.
 
CUARTO
 
La desconfianza fue poco al momento de hablar con mi Querida, me escapaba después de visitar a mi Amada por las tardes, me movía a la velocidad de los segundos y me animaban más y más a seguir adelante. Después de un tiempo las palabras fueron cambiando, ya no sentía esa necesidad de buscar a nadie y me sentía bien sabiendo que estaríamos juntos si ella llegase a vivir en mi mundo. Pero no quise quedarme así, con cada paso que daba medía el tiempo y el cariño que aun sentía por mi Querida y la buscaba con cada oportunidad que el pequeño espacio entre mi Amada y yo me permitía.
 
La pasábamos súper bien todos los días ya nadie nos podía separar, eso me decía, pero ¡Que ilusiones son esas, si este mundo no es siempre justo! Solo Dios que es justo y necesario entendía la situación, momentos y todo lo que mi corazón sentía, fuera feliz estar dividido en dos para que nada de esto hubiese pasado, obedecer las reglas no siempre es bueno, te puede llevar a hacer cosas que luego te arrepientes, como por ejemplo, arriesgar algo de gran valor, buscando algo mejor pero no siempre ganamos, y esta vez fue así. Perdí todo, mi camino, mi amor, mi futuro y hasta mi destino todo por seguir en los brazos de alguien que desde un principio supe que no me correspondería ni me serviría para hacer mi proyecto de vida, solo momentos placenteros y felices viví sino que lo diga mi cuerpo lleno de besos prohibidos.
 
Contábamos con la dicha de tenernos a nuestro lado, aunque seguíamos caminando juntos queríamos pasar mas tiempo, poder reducirlo a unas cuantas horas y saber que siempre, pase lo que pase podría contar con las dos. Mi Querida trabajaba duro por sacar a sus pedazos de corazón adelante, y mi Amada siempre pendiente de mí, corrigiéndome de todo lo malo y protegiéndome de las cosas que me podría equivocar, no siempre fue así estando todos juntos. Algunas veces llovía en nuestros caminos, lluvias que se convertían en ríos de de discusión, discordia y desagrado todo por mi culpa.
 
Las peleas y los celos no tardaron en alzar su mano en medio de la discusión para ellas poder “echarle leña al fuego” en este fuego que de tanto arder ya se estaba saliendo de control.
 
Mientras tanto algunas veces soñaba con la alegría ajena de la persona que siempre estaba a mi lado, sin saber que mi mundo era una sola duda y la confusión que tenia mi corazón no disimulaba las ganas de tener a alguien cerca, a alguien que no fuera un extraño mas o una persona solo para pasar el rato, sino una persona para enamorarme y hacerle saber que estábamos enamorados. Aun sabiendo las mentiras que tenia en mi boca y que por alguna razón no querían salir, tal vez el miedo a que el peso de la culpa que llevaba encima desde hace rato fuera el culpable de terminar una relación dispuesta a morir.
 
Mi Querida me daba todo el animo que necesitaba para seguir el camino, pero el tiempo que se fugaba entre los dos era muy lento y las horas pasaban como si nada, aprovechábamos cada sombra que nos brindaba para comunicarnos en secreto para decirnos y compartirnos los minutos que habíamos vivido anteriormente; hasta ahora sentía que tenia el control de todo, aunque nunca cante victoria, por que siempre supe que esto tendría su fin, y lo que tenia que soportar era dos finales uno mas duro que el otro pero siempre estaba al frente dispuesto a recibir todo por haber concebido a esta herida. La soledad no estaba presente en ningún momento, pero su mirada apuntaba hacia mí desde lejos, pensaba en desviar su mirada hacia otro rumbo, un rumbo perdido en donde ninguno de nuestros caminos llegara a juntarse.  
 
Esta herida, tierna y con un doble sabor, siempre creció sanamente como un árbol cuidado por un experto botánico; lastima que creció también que sin querer me lastimo, sin querer me dio frutos prohibidos y malos ratos, malos momentos y peleas desechadas por palabras en el olvido. Mi Amada me ayudaba a alejarme de mi Querida en esos momentos donde la pasábamos ella y yo. Pero yo siempre esquivaba esas palabras que sabían a envidia, ignorándolas completamente me escapaba para donde mi Querida, hablábamos y algunos juegos siempre terminábamos expresándonos nuestro amor a lo máximo, nuestros letargo se expresaba cuando nos sentíamos con fuerzas para quitar todo obstáculo que nos evitara seguir juntos.
 
Un día, aun recuerdo ese sol que nos saludo en la mañana, el calor del medio día golpeaba sin piedad el suelo lleno de suplicas y lagrimas que había tras de mi; fui donde con mi Querida sin importarme las palabras que escucharía detrás de mi oídos constantes como una canción sin fin y descansamos por una tarde en el rincón escondido de su habitación, la temperatura subió y sentíamos que nos moríamos en esas horas donde simplemente importaba la compañía mutua que nos prestábamos. Al ocaso de ese día el miedo de sentir ojos encima de mí me apoderó ella me tranquilizaba con sus caricias y sus palabras, pero retome mi camino tan rápido como pude, tenia que darle fin a eso por que mi corazón y yo no sentíamos que terminaríamos bien, sino con nuestra amiga, la herida, que siempre ha estado con nosotros acompañándonos aun en los momentos difíciles.
 
Volvimos a caminar juntos y mi Amada seguía un poco detrás de mi, ya mi herida se distinguía de los harapos y trozos de recuerdos clavados en mi piel, En medio de la ignorancia de la época las enfermedades incurables tenían explicación sobrenatural, algunas curaciones raras como rituales y polvos zodiacales eran usados para su tratamiento.
 
Llegamos a un sitio en el camino, no sabia que existiese pero era raro, multitudes enteras se lanzaban a danzar en medio de mi camino sin interrupción como embriagados sin comunicación y gritando como posesos. Otro grupo en la frenética reacción de noticia por lo que había hecho anteriormente, realizaba procesiones de flagelantes castigándose mutuamente, exhibiendo sus llagas y gimiendo como bestias, ya que ninguna persona con la que inicio este camino, desde pequeño, me acepto el hecho de conseguir a alguien que me quisiera y solo se preocupaban por hacer crecer la herida que nos marginarían del amor verdadero.
 
Al quedar anonadado por los coros y canticos que me llegaban a lo lejos sentía que no podríamos seguir luchando ella y yo contra toda esa multitud; con el tiempo fui soltando la mano de mi Querida y mi Amada me apretaba mas fuerte y me hacia caminar mas rápido hacia un futuro incierto, alejándome poco a poco de esa persona con la que viví momentos felices y únicos.
 
Es aquí donde sentí fuego en la herida, un fuego no tan quemante sino dolorido por la duración y de la forma en que me hirió y simplemente no puede soportarlo más y preferimos mantener la distancia para no herirnos ni sentir esa calor que en tiempo atrás nos parecía bien, pero que ahora era solo una sensación de zozobra. A pesar de todo no la deje, la seguí buscando sin importar que mi Amada seguía sosteniendo mis manos, ella no me entendía y me hacia sentir cada vez mas ese dolor. Tuve la oportunidad de soltarme por un momento de ella, pero al ver que todo lo tenia perdido preferí quedarme con sus manos, sin ver a tras y recordando los pasos para intentar volver a verla.       

QUINTO  
Al memento de alejarnos lo suficiente sentí la necesidad de descansar un rato, ya mi amor por ella estaba agotado y sin fuerzas para poder llevar la carga de la herida que desde hacia pocos días me estaba lastimando, decidí ver atrás por un rato, pero cuando había dejado mis pasos sin protección y al olvido me puse en la tarea de volver por ellos algunas veces con mi Amada para que me ayudara arreglarlos, las tardes eran las ideales para poder secar unas lagrimas, tirar al olvido unas huellas, guardar el tiempo en una botella o para poder simplemente parlotear con los pensamientos.
 
No le quise decir nada al futuro, estando con ella mi Querida aun estaba pendiente de mi, ya se veía los picos de las altas torres de la ciudad donde terminaba mi camino y sentía una nostalgia por todo lo que había vivido en el pasado y no seria tan fácil olvidarlo mas fácil seria aceptarlo y dejarlo que el tiempo se encargue del resto; la herida, que aun seguía a mi lado, me apresuraba cada vez mas y no podíamos dejarla tirado en algún lado por que ella ya era parte de nosotros tres, Mi Amada por la triste compañía que yo le producía, mi Querida por la forma estúpida en la que una tarde le dije “a dios” y yo por ser el creador de este mal…
 
Pero no todo fue tan malo como se imaginan, algunas veces la pasábamos bien, aceptábamos nuestros errores y el sufrimiento ya era algunas veces pasajeros y otras se quedaba sin hacer nada y obligándonos a querernos dentro de un ambiente de tensión, viendo el reflejo de la ciudad en el cielo por las noches, solo me apresuraba por terminar de arreglar las pistas que le dejaba al mi Querida en el camino para que no perdiera mi rastro y poder volver a vernos, el miedo de olvidar su rostro, su cara o la suave capa de piel que cubría su corazón, era unos de mis temores y por eso cada vez que podía separarme de mi Amada recorría un gran trayecto en el pasado volviendo a ver recuerdos tirados en el suelo, pedazos de papel envueltos en soledad y palabras que ya no tenían ningún significado, las eché a un lado pero nunca llegaba a su destino o a encontrarme con algún testigo que me dijera si seguía por estos rondas, pero ni las estrellas o las nubes viajeras me decían si su rastro aun me perseguía.
 
Los días siguieron pasando y todos los momentos que mi Amada y yo compartíamos eran solo pensando en nosotros dos, me olvidaba algunas veces la existencia de mi        Querida y me daba tristeza, la herida que llevaba siempre me exigía buscarla, pero me daba por vencido y solo esperaba que el destino me diera la noticia de que ella ya no seguía en mi camino. Un día me llego la noticia de que se había marchado, ya casi llegábamos al final de ese camino, sin importar lo que dijera mi Amada me solté de sus manos y fui a buscarla, el tiempo no importó por que tenia claro que a él no le importaba si llegaba tarde o no, me desvié del camino buscando un atajo que me permitiera llegar mas rápido a ella, pero en él encontré muchos obstáculos, difíciles cosas que el destino aliado con el tiempo me ponían para evitar verla.
 
Adelantándome a las horas, el primer día llegué a mitad del camino, algo laso y ya casi sin fuerzas, veía a mi alrededor y solo percataba que los árboles eran inmensos bloques naturales que jadeaban a la briza y le regalaban la sombras al camino, coincidir en eso era una guerra donde pocos entendían y el consuelo ya no existía para mi, solo me importaba verla y volverla a tener en mis brazos. Por otra parte, a la herida la arrojé al suelo y mi Amada la cuidaba, no se por que razón no la dejó morir, pero cuando llegué nuevamente junto a ella, la herida seguía ahí, interrumpiendo el contacto de nuestras manos. Al segundo día pude llegar al sitio donde me dijeron que estaba mi Querida, le llevé un agasajo de flores que convergían dulcemente dando su aroma, la vi sentada por ultima vez en esa banca, viendo a lo lejos, vigilada por sus padres que hace tiempo no me veían, me ofrecieron hospedaje hasta que el nuevo día saliera, pero preferí sólo hablar con ella y quedarme admirando las hondas sonoras de su vos, le comenté el nacimiento de mi herida, le dije lo que pesaba, las imborrables huellas que ha dejado en mi y ese sabor amargo que había en nuestra relación.
 
Todo cambió cuando terminamos de hablar, ya la tarde se avecinaba cuando me dijo que ya no quería nada conmigo, le pedía una explicación y me enseñó el camino tan largo que había entre ella y yo, los obstáculos que siempre se imponían delante nuestro, aunque siempre yo los vencía sin importar que terminaba herido pero iba donde ella y me curaba, seguíamos juntos sin importar nada y esperando el futuro para ver que otro obstáculo nos iba a traer, lo comprobé al llegar donde estaba ella, pero no lo aceptaba, aun la quería pero no podía obligarla a sentir algo que solo era una farsa para sentirme bien, con un ultimo beso me toco las manos, me dijo que horaria por mi y por librarme de esa herida que no me dejaba sentirme bien. Desafortunadamente me sentía como un condenado cuando camina hacia su muerte, hacia la muerte de algo que pudo crecer tanto; solo me tocaba aceptar la cruda realidad y me dejé llevar y caer sin importar el final…
 
Me acompañó esos dos días de regreso, me alimentaba como antes, me acompañó en el comienzo de un nuevo camino donde ella ya no existiría, me dejó cerca de donde había dejado a mi Amada y sin saber que se marcharía al momento de cerrar mis ojos y desear terminar mi vida a su lado… pero cuando los abrí ya todo había terminado.
 
Fue solo un sueño, me decía, la conciencia se apegaba más a mí y me daba a entender la realidad que ya no iba a estar con ella; regresé a mi viejo camino, cabizbajo, no demoré mucho al ver las huellas de mi Amada, alzaba la cabeza y veía lo próximo que estaba el final de este camino, me apresuré para volver con ella con una fuerza que el corazón me hacia olvidar todo el pasado, me quitaba todos los malos pensamientos y recuerdos que mi vida me había entregado, viendo su silueta a lo lejos y estando en las puertas del reino del amor la besé locamente mientras la herida nos veía ansiosa de entrar en nuestro mundo, pero no la dejamos, pasamos sin explicarnos a un nivel mayor donde decir te quiero ya era poco para todo lo que sentíamos.
 
Hasta aquí llegó la herida, supe después que había muerto solitaria en el bosque de la ilusiones donde una vez me perdí y donde gracias a Dios me liberé sin ningún problema, ahora procuro arreglar cada error y enterrar el pasado doloroso de desamores sin sentidos… volver a renacer como el crepúsculo de cada nuevo día.
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Descripción

Historia de como podemos hacer nacer una herida y como tratamos por todos los medios de hacerla morir, sin dolor alguno para sus creadores... es facil ponerla pero dificil quitarla...

Palabras Clave: herida relatos amor camino destino.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos


Creditos: Jhon Herrera

Derechos de Autor: Cualquier copia sera denunciado


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Jhon Herrera

ogradezco mucho el tiempo en leerlo...
y tambien sus criticas y consejos...
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June 07, 2009
 

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