Dios mío del alma que angustia que desesperación
A mi nadie me quiere, nadie me escribe una canción
Será que tengo que comportarme como un perro remolón.
 
Tendré que morder tobillos y batatas a montón
Para que una poeta me dedique una metáfora o un oxímoron
Que este lleno de cariño tan dulce como un melocotón.
 
Sacaré la lengua como si tuviera un terrible calorón
Y me pegare en sus piernas cual perrito grosero y faldón
Para que me llenen de mimos y me amen con pasión.
 
¡Guau, Guau, Guau! ladraré hasta que me llamen cansón
Para que me abras las puertas de tu indomable corazón
Y acostarme en tu pecho o sobre tu cómodo faldón.
 
¡Guau, Guau, Guau! ladraré en tu puerta o en tu balcón
Que quiero que me quieras como a un perrito feo y pulgón
Para que me bañes en tu bañera y hacer juntos bombas de jabón.
 
Les voy diciendo todo esto en versos y con toda mi razón
Es que leo muchos poemas dedicados a un pulgoso regalón
Que no le faltan garrapatas y tiene sarna el condenado a montón
Y yo aquí tan solito, que parezco un perrito triste y rabón.