Permteme Odiarte
Publicado en Jan 09, 2009
Permíteme Odiarte.
"El amor tiene un poderoso hermano, el odio. Procura no ofender al primero, porque el Otro puede matarte." F. Heumer escritor alemán contemporáneo Sopló las hojas que había sobre su auto y se subió a él. Una vez dentro miro su casa con rabia. Pensó en aquel día que hizo por primera vez el amor con su mujer en aquella casa; tenían sólo una cama y 2 muebles nuevos, sin embargo su amor era enorme. Ahora no era él quien estaba entre las piernas de su mujer, era otro. Otro. No cabía en su cabeza la imagen que vio, o más bien no podía quitársela de ella. Sus manos temblaban mientras afirmaba con ira el manubrio y soltaba un llanto lleno de desconsuelo y angustia. Un tibio viento movió las hojas de los arboles las cuales cayeron sobre el auto gris de Diego quien levanto su cabeza y miro el dulce movimiento que tenían las ramas de los arboles. Al instante un recuerdo vino a su cabeza lo cual le provoco una sonrisa cómplice. Era el primer día que había visto a Paula. La conoció cuando intentaba comprarle ropa interior a su ex novia. Paula era vendedora de aquel lugar y tenía una mirada de esas que matan. La verdad es que no era bonita del todo, pero se notaba con sólo mirarla que era de esas mujeres que atraen desde el primer instante. Pensó en ese primer encuentro durante todo el camino hacia la casa de su hermano. Carlos, su hermano menor, vivía a sólo 15 minutos de su casa y cada cierto tiempo, cuando el trabajo le daba un tiempo libre, iba a visitarlo. Como su hermano no estaba en la casa utilizó la llave que este le había dado para que entrara cuando quisiera a su departamento siempre y cuando le avisara. Esta vez no le aviso ya que Carlos tenía el celular apagado. No comió nada sólo se fue a su habitación a dormir un rato. Al día siguiente Diego aún estaba en la casa de Carlos. Eran las 10 de la mañana y el sonido del tiembre sonó tan fuerte que Diego en su habitación despertó. Carlos, quien se había levantado hace algunas horas, abrió la puerta. Era una mujer que él conocía: era Paula. - Hola - Hola - ¿Como estas? - Carlos tomo la mano de Paula. Ella retiro su mano inmediatamente. - Bien ¿está tu hermano? - Sí, está encerrado en su habitación. No ha salido en todo el día, ha estado durmiendo, creo ¿discutieron? - No, anoche no llego y no ha contestado mis llamadas, no sé que le paso ¿no te ha dicho nada? - Nada. Pero pasa y hablan. Estoy preocupado. - Gracias. Paula camino hacia la habitación donde estaba Diego, mientas tanto Carlos no despegaba sus ojos de la figura de ella. -¿Qué quieres? - soy yo Paula. ¿Puedo pasar? Diego se levanto rápidamente. Se paró junto a la puerta, cerró los ojos, suspiró y luego abrió la puerta. Paula lo miró y lo besó en los labios fríamente. Entro en la habitación y se paro junto a la cama. Diego cerró la puerta y se acostó en la cama mirando a Paula. -¿Qué quieres? Paula desconcertada habló. - ¿cómo que qué quiero? No llegaste a dormir, no respondes el celular ¿qué pasa? -¿Qué pasa?... a ver... déjame ver cómo explicarlo- irónico- pasa que ayer en la tarde te vi en la cama muy entretenida con otro tipo. Paula impresionada se tapo la boca con la mano. Bajó la mirada y se sentó en la cama junto a diego. -pero no te preocupes, no le vi la cara, no sé quién es. - perdóname, yo no... - no digas nada, no vale la pena, ¿ya? - pero... me siento mal- Paula comienza a llorar- ...es que... -Paula no me importa ¿ok? Solo quiero saber una cosa ¿lo amas? - por supuesto que no Diego, yo te amo a ti, como siempre te lo he dicho, esto fue sólo un error amor, créeme. Diego la miró con una pequeña sonrisa en los labios y acarició su rostro. Ella se acercó y lo besó. Pasaron juntos todo el día e incluso la noche. Cuando amaneció Paula despertó llorando. Le habló a Diego quien abrió los ojos de a poco y no entendía que pasaba. -¿Qué pasa Paula? ¿Por qué estas llorando? -Diego tuve un sueño horrible, soñé que me asesinabas Diego sonrió. - vuelve a dormir amor, eso no sucederá. -Diego, dime ¿tú me amas? -Paula, por favor yo no... - lo sé, no estás acostumbrado a decírmelo pero por favor... Diego cerró los ojos para continuar durmiendo. Entre lágrimas Paula le dijo: - Diego, ¡mírame, mírame! Aun me amas lo veo en tus ojos, yo lo sé, te conozco, me amas, dímelo. ¡Reconócelo! - Te amo, tienes razón- decía Diego mientras se ocultaba en los brazos de Paula - sólo quisiera poder.... - ¿Odiarme cierto?- Paula despegó a Diego de su pecho y lo miró a los ojos con desafío. - Créeme que si pudiera lo haría, pero no puedo, te miro y te amo, siento tu piel junto a la mía y me doy cuenta porque no puedo odiarte. Paula se paró de la cama, busco su sostén y se lo coloco. -¿Qué pasa? -¿Que qué pasa? Acaso no te das cuenta. No puedo estar con alguien que no tenga claro lo que siente. Estoy segura que me odias por engañarte. Preferiría que me lo dijeras, no es necesario que hagas como que no te importa nada para acostarte conmigo. -Paula no te entiendo. Primero dices que estás segura que te amo y luego que te odio. Escúchalo de mi boca. TE AMO, y estoy seguro de eso. Créeme que ya olvide lo que paso, lo olvide. El silencio se tomo el lugar en la habitación. Paula suspiró a fondo y miró el techo. Diego se acerco, la beso en el cuello y luego le hablo al oído: - Jamás podría odiar a una mujer tan bella como tú. Nunca, ni menos asesinarte. Créeme. ... Soplo las hojas que habían sobre su auto y se subió a él. Una vez dentro de el miro su casa con serenidad. Pensó en aquel día que encontró a su mujer teniendo sexo con otro hombre: su hermano. Ahora no era él quien lloraba de rabia y desesperación. Eran ellos 2 dentro de la casa quienes estaban desesperados, a un paso de la muerte. Minutos antes le había dicho a Paula las últimas palabras. - El odio guardado es el peor de todos y es el que saca lo peor del ser humano. -¿Qué? ¿De qué estás hablando?- dijo Paula mientas despertaba. Miro al suelo y vio a Carlos- ¿y qué hace tu hermano aquí? Diego sostuvo a Paula y la ato de manos y pies mientras ella hacia fuerza para evitarlo, pero finalmente no logro huir. - Se nota que 2 años de casados no fueron nada para ti, no me conociste lo suficiente como para poder evitar esto. - De que hablas estúpido. ¡Suéltame! Lo único que hice fue amarte, tú nunca me dijiste que me amabas, nunca. - Si tan sólo no hubieras ido al departamento de Carlos a buscarme, esto no sería así. Quizás me hubiera alejado de en cuanto te descubrí. Sabes que no puedo odiarte cuando te acercas a mí, tu de alguna manera inexplicable provocas que no te odie. De haberme permitido odiarte... esto sería diferente. Pero déjame decirte amor mío que ese extraño suceso ya se termino, la verdad es que me cansé de ocultar lo que siento. Ahora puedo decirte a la cara que te odio. Diego llevo a Paula a la cocina y luego a su hermano. Después dijo, mirando fijamente a los ojos a Paula y con una serenidad un tanto escalofriante: - Te odio Enseguida dio el gas y salió rápidamente. Ahora estaba ahí justo donde todo había comenzado, esperando el final. Sabía que en un par de horas ambos estarían muertos. Un tibio viento movió las hojas de los arboles, las cuales cayeron sobre el gris auto de diego. Al instante un dulce recuerdo llegó a su mente....
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