Todòs fijaban claramente sus ojos frente al tablero,
dejando atràs todò lo que sufrieron y a sus ex compañeros.
El alfil paseaba de un lado a otro,
casi sin dejar pasar a los caballos murmurosos,
que intentaban humillar a los curiosos.
 
La torre tenìa la ideologìa  que esa partida,
si la ganaba aùn vivìa,y si no lo hacìa tendrìa que ser aniquilada
por el rey que la domaba.
Cada pieza maniobraba a paso lento,
dejando atràs lo que sucedìa en sus adentros
todòs se olvidaban del sufrimiento ya que sòlo
por que por sus mentes pasaban no dejar ni un solo hueco.
 
Tenebrozos por cada paso que realizabàn,
nadie se atrevìa ni se imaginarìan lo què màs tarde sucederìa.
El rey justo cuàndo màs concentrado debìa estarlo,
tropezò,callo y se golpeo en su frente
dejando con ventaja al oponente,
mientras los demàs aprovechaban cuàndo un caballo se encontraba,
distraìdo por darle auxilio al rey que se habìa caìdo.
 
La tensiòn cada vez era mayor,la adrenalina crecìa
sobre el tablero por encima de los recuadros blancos y negros.
Nadie se espera la sorpresa  el haz bajo la manga.
Què posteriormente el alfil consiguiò
cuàndo la torre lentamente se derribò y el rey sucumbio,
Casì a paso lento,el peòn encontrò el èxito
pero el misterio acerca de su amor hacia la reina aùn sigue vivo.
 
Edgar The Sacrifice 10