EL AGRADECIMIENTO DEL DIABLO
Publicado en Apr 29, 2009
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La noche  cubría los cerros y valles con su aliento obscuro, solo de vez en cuando una estrella débil y pequeña asomaba y des asomaba con sus reflejos agónicos de distancia sideral. El  viento silbaba una de esas típicas canciones de su repertorio en las que la brisa se esconde entre los árboles y los hace cantar a coro el susurro de las hojas.
El polvo se revolvía en nubes invisibles mientras que el viento las invitaba a bailar su danza nocturna y las ramas secas se quejaban en quebrajas  cuando subían y bajaban en giros interminables que muchas veces terminaban en astillas al estrellarse contra los árboles.
Nunca se podría  sentir tanta hermosura  nocturnal si no fuese  por los sapos de la laguna que con su acostumbrada boquifloja comentan en su canto a todos los habitantes de la comarca lo que allí está ocurriendo.
Después de un tiempo largo ocurre el milagro de todos los días aparece sobre los cerros débilmente anunciando a todos que el trae la luz, la fuerza, la vida. Anuncia  por todas partes que el trae sobre su lomo al día. Es el sol que orgulloso muestra su belleza y la belleza de todo lo que anteriormente estaba  oculto por las sombras  de la noche.
Allí empieza todo, el bostezo prolongado, el abrir de brazos y el consabido y eterno ¡huuuummmmm¡  después y aun con la pereza pegada a su cara bajarse de la cama húmeda por el sudor nocturnal  y acercarse lentamente a la ventana para abrirla  de manera que el aire del día le abra los ojos de par en par como puertas de bodega de esas que tienen impregnado el olor a  vinos y chichas espumeantes en sus viejas tablas de roble.
No más de 30 años, fornido, de espaldas anchas y manos poderosas, ojos negros, pequeños, penetrantes como dagas, los pómulos  sobresaliente en su cara indican una clara raíz de la antigua raza autóctona, el cabello lacio y negro le acentuaba mucho mas su sangre ancestral. Su nombre es Manuel.
-Manuel, despierta hombre y alevantate ya es hora de  ir a trabajar..
Era Ernesto otro mocetón de similar edad y su amigo de toda la vida.
-ya estoy alevantao ya pasa pa dentro pa convídate un pocillo con caldillo de cegolla y gueo.
-pa lo que me demoro gancho  convieme no mas toy con muchaza  hambre.
Los  dos amigos  tragaban con ansias el humeante caldillo y se sonreían al mirarse, como acordándose de alguna antigua travesura, sin decir nada terminada la merienda tempranera tomaron sus pequeñas mantas, y sus chupallas raídas y se fueron silbando por el polvoriento camino rumbo a las casas del fundo.
  
-Sais que ma Manuel, me tinca que hoy nos va a tocar cortar el sauce viejo, ti acorday que el jutre ijo que aia que mandarlo guarda abajo ayer en la tarde.
-Chis yo pienso lo mesmo, ta  seco y debe estar durazo, es harto gruesaso te dire.
-A  la si no nos van a decir que vayamos pal bajo a cortar moras, ta muy retupio el potrero ese no vis que hace años que no le ponen siembra.
Al llegar a la casa del  capataz del fundo Don  Emeterio Soto, este les esperaba con el caballo ensillado y listo para montarlo y salir  con ellos a la faena diaria.
-Guenos días  niños como han amanezcao
-Guenos  días on Meterio como esta uste
Contestaron a coro los dos, mientras que miraban al panzón  capataz como intentaba subir al animal, que lo miraba de reojo como reclamando los kilos que  iba a tener que soportar sobre su lomo. Después de varios intento logro acomodarse sobre la montura,  se acomodó el sombrero alón colocando el fiador sobre sus bigotes, lo que le daba un aspecto de severidad pero que para los mocetones   era más un símbolo de risas escondidas y ridiculez amplia.
-Hoy nos vamos a mandar al pecho al sauce viejo como les ije ayer niños, así que vayan pal cuartucho y saquen un par de hachas, yo me voy a ir ailante para ver a los otros viejos si es que ya están trabajando o no, cuidadito con sacar la guelta háganle harto impeño no mas.
-Vaya tranquilo on Meterio  losotros con el Ernesto  somo guenos pa la pega  uste sae, es harto grande pero igual va a quere no mas.
-Si pue vaya  asosegao no mas a losostros nos cunde la pega er Manuel  se encarama arria y corta primero las ramas y endespues pa abajo el sauce.
El tac tac de las hachas retumbaba una y otra vez en el campo tañando una cueca laboriosa en la que el acero filoso penetraba hiriendo cruelmente la madera reseca del otrora sauce verde, hoy muerto hasta la raíz por culpa del tiempo.  Casi  al llegar  el mediodía, el grueso árbol cedió a los golpes y cayó sobre la tierra con un sonido seco, agónico, tenebroso, el enorme sauce quedo botado como un gigante con sus brazos abiertos.
-Chuchas gancho que nos costó botarlo.
-Si pue pero ya está listo el lazo pa las bestias, cuando llegue on Meterio va a quear con el hocico abierto cuando lo vea, tremendo árbol Manuel.
-Tremendaso, de aquí va a salir harta leña pal juego del jutre.
  
Los dos amigos  sentados sobre el grueso tronco descansaban de su dura faena cuando de pronto parecieron  sentir un quejido lastimero, una y otra vez, como si se tratara de alguien que estaba sufriendo mucho. El sonido provenía del interior del   árbol. Los dos se miraron extrañados y sin  emitir palabras se alejaron un poco del derribado vegetal, una y otra vez el quejido, pero ahora acompañado  de una lejana voz...
-Sáquenme de aquí, por favor..
Era lo que ellos creían la voz venia del interior del árbol, era  débil, lejana, pero con seguridad   era de allí.
-Manuelito que será esta guea, no nos estará  agarrando el diaulo
-Callate mas mejol pa que escuchemos bien.
Una y otra vez la voz del interior suplicaba libertad, los jóvenes inquilinos del fundo  quisieron arrancar de allí, pero algo les decía que no debían huir del lugar si no que ayudar  a lo que fuese que estaba allí.
-Sais que mas Ernesto yo le voy a metele hacha a esta gua y voy a salir del empacho.
-Pongamole gancho metamos hacha  hasta las recachitas y Salimos de la curiosidad.
Con una fuerza extraordinaria los dos turnaban el golpe, una y otra vez las hachas caían sobre el  madero, en el lugar donde ellos creían estaba la suplicante voz de auxilio, de repente el hacha de Manuel sonó seca, como si el tronco estuviese ahuecado, detuvo el hacha  y escucho, de nuevo la voz, pero ahora más fuerte y clara.
-Con cuidado no me vayan a cortar, ya están cerca, un par de hachazos mas y me liberan.
-¿Quién es uste?
Pregunto  Ernesto con voz  débil, insegura  temerosa.
-Si ¿ quién es uste?
Remedo  de inmediato Manuel con el hacha en la mano lista para dejar caer el golpe  en caso de ser necesario para defender a su amigo y a el mismo.
-Sáquenme  con cuidado  yo voy a ser muy agradecido de ustedes, sin temor no se preocupen, no les haré daño alguno.
Un par de hachazos  sobre la madera y el cambio inmediato, el sol desapareció como por encanto, el cielo se torno borrascoso, los rayos caían Por doquier y la lluvia se dejo caer torrencial acompañada de un fuerte viento arremolinado, los dos hombres  se cobijaron bajo una parte del tronco, asustados, temblando mas de miedo que por el frio reinante, ese frio sacado de la más profunda tumba del averno. Allí  lo vieron, primero saco una  cosa que parecía mano, era un verdadero sarmiento, con largas uñas, después  otra similar y al final la mitad de un cuerpo viejo, lleno de huesos, esquelético, casi deforme, una cabeza calva como calavera. Salto del interior con dificultad, se estiro cuan largo era con los  brazos alzados al cielo, dos metros de huesos y piel pegada a ellos, el viento gemía, la lluvia azotaba inmisericorde  y la oscuridad aparecía y desaparecía  junto con los rayos y centellas que surcaban y tajeaban al cielo. Miro con ojos huecos a los hombres acurrucados bajo el tronco y de su cadavérica boca escupió las palabras fuertes, hirientes a los oídos humanos, penetrantes agujas en la cabeza de los dos.
-Ustedes me liberaron de esta prisión  en la cual  me encerraron los antiguos frailes con sus conjuros malditos hace ya más de trescientos  años yo soy quienes ustedes se imaginan quien soy, pero me  comprometí con quien  me salvara de  este encierro y voy a cumplir, se acercaba y  a medida que daba sus pasos  se empezaba a transformar en una figura más agradable, más humana a los ojos desorbitados de Ernesto y Manuel, el cielo empezó a limpiarse de lluvias, vientos y truenos, apareció el sol y  casi todo volvió a la normalidad, excepto el ser que estaba frente a ellos erguido, fuerte, sonriente  con sus dientes a perlados  y su cabello largo flotando  sobre sus hombros, ya vestido con botas relucientes y larga  manta  negra.
-Pidan lo que quieran, se los daré de inmediato
Ninguno de los dos podía emitir palabra, estaban aterrorizados no se podían mover del lugar, querían hablar pero no salía la voz de sus bocas, querían llorar y no podían. Entonces ocurrió,   el ser los toco a cada uno de ellos en su frente y  se quedaron dormidos, profundamente dormido y soñaron con grandes riquezas, caballos, bueyes y vacas pastando por doquier, vinos y chichas a granel, bodegas repletas de granos y una hermosa voz melodiosa de una muchacha que les invitaba al descanso al dormir y dormir sin despertar de ese maravilloso sueño.
-Espierten flojos e mierda se quearon dormíos y no hicieron ni una gue, les dije que cortaran el sauce y no lo hicieron mándense a cambiar de inmediato que se han creído rotos de mierda.
Despertaron asustados, no entendían nada, habían cortado el árbol y el sauce estaba intacto, imperecedero, parado justo al borde del potrero, con su enorme figura de ramas secas.
-Pero si lo cortamos on Meterio, lo cortamos.
-Claro que lo cortaron pero en el sueño, que no ven que está allí .
El árbol con sus ramas abiertas parecía abrazarlos con su  sombra burlesca, el viento suavemente empezó a pasar entre sus  ramas y en su  pasar parecía murmurar algo que también sonaba a burla.
Don Emeterio furioso saco su rebenque y  lanzo el caballo sobre los dos jóvenes, los persiguió por el camino casi hasta el rancho de Manuel y les sentencio, después de meterse la mano al bolsillo y lanzarles al aire dos  billetes de poca monta.
 -Ahí tienen su pago del mes ya no les aguanto mas, saca las pilchas  del rancho Manuel y vos Ernesto hacis lo mesmo en el tuyo y mándense a cambiar flojos de mierda.
-Que vamos a hacer gancho nos corrieron
-Si pues nos corrieron y todo por hacerle la gaucha al gallo ese, tiene que haber sio el diaulo no mas.
-Y  caimos como lesos  cuando dijo que nos iba a ayudanos po, claro que era el diaulo no viste como se  trasformo en gente después.
No terminaron de hablar cuando un jinete apareció  por el lado contrario del camino, traia  dos caballos tirando y una mula cargada  de arreo, bien vestido y con mucha estampa de ser  buen jinete, se acerco a ellos y les dijo
-Caballeros mi patrón les mando estos dos caballos ensillados para ustedes y una mula cargada de plata para el viaje, dijo que no saquen las pilchas viejas de los ranchos, que en las alforjas hay nuevas y abundantes provisiones para que ustedes busquen con calma las tierras que deseen comprar, si algo les falta solo tienen que pedirlo con el pensamiento él sabrá de inmediato y yo vendré  a  ustedes.
Dicho esto pico espuelas y se alejo raudamente por el polvoriento camino desapareciendo como por encanto a la vuelta de la encina vieja. Los dos   jóvenes se miraron, no emitieron palabras, se abrazaron y lanzaron   gritos de  alegría al aire campesino. Nunca más se supo de ellos por esos  lugares, se perdió su rastro en el camino, en cuanto al sauce aun sigue allí, seco y enorme intocable  inaccesible después de que Don Emeterio Borracho como cuba se colgó de una  de sus ramas por el amor de una chicuela que apareció de repente en el camino y le cautivo su  corazón.  A veces hasta el diablo es agradecido dicen los refranes antiguos, la cuestión es  si será verdad o no.
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Foto del autor francisco Burgos Garcia Garcia
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Descripción

DOS SIMPLES CAMPESINOS TIENE UNA IMPACTANTE EXPERIENCIAAL CORTAR UN ARBOL. ESTE TIPO DE HISTORIASPUEDEN SER MUY CIERTAS A VECES EN LAS TARDES CHILENAS.

Palabras Clave: diablo agradecido espuelas sauce caballo hacha cerros valles noche cubria invisible viento polvo

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos


Creditos: FRANCISCO BURGOS GARCIA

Derechos de Autor: FRANCISCO BURGOS GARCIA

Enlace: franciscoburgos3@yahoo.es


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