Arrodillados piadosos por la concordia
nos congregamos por un soplido que haga
mas justo este paisaje de sacramentos
a la deriva,
sin convicciones de nueva fe amanecida.
Tumbos caimos rogando y dando
tantos mazazos a la conciencia
de perturbados conspiradores que condenaron
las escrituras de falsos dioses.
Por estas manos llagas fibrosas
se desalientan,
un torbellino nos interroga y nos idiotiza,
somos rebaño que alza la voz
en sus oraciones y calla el odio
ritmo sagrado que encoleriza.
Mientras sumisos nos entregamos
con las mejillas y en cachetadas truena la
injuria y en carcajadas triunfa la risa.
Sin vestiduras habria remedio pero no cesa
el temido calvario que profetiza por el
paraiso y se agudiza la fiel cofradia
aqui en el infierno de lo cotidiano.