Ya no quiero escuchar,
ni mirar,
ni sentir,
ni vivir,
ni morir,
no quiero nada...
No quiero saber de estas cosas que pasan,
horrores que se anuncian en primera plana,
que mencionan tu negro proceder.
Si los inocentes pudieran cerrar  los ojos
y de un acto de justicia te borraran de este mundo,
a ti y al cerebro del dragón que escupe alcaloides,
como en un acto mágico...
solo te desaparecerían,
pues aún eso, al corazón justo le pesaría.
Ya no quiero saber de tus atrocidades,
que solo siembran el terror en los corazones,
y es que a mi conciencia le pesan estos horrores,
gente mutilada,
gente torturada,
gente ejecutada,
cuerpos envilecidos
por tu ambición,
por tu codicia,
por tu inconsciencia,
mano armada del veneno.
Tengo vergüenza de que te llames humano
tú no eres como nosotros,
no te hagas llamar como nosotros
detractor de tus propios hermanos,
no sé cómo llamarte, pues no eres nada,
menos que nada...
 peón sin causa de este juego de muerte.
Tú no eres humano, aunque lo parezcas,
tu corazón no es de este mundo,
 es negro como la nada.
Tú no eres humano
y te niego asesino sin entrañas,
tus actos viles
me avergüenzan,
no eres mi hermano
ni siquiera un demonio,
no eres nada,
solo una mutación equivocada.