La noche me llama
mientras yo duermo y
los valdios resuenan
como si uvieran visto el llanto sobre ventanas.
Mi ausencia se a vuelto
un estigma para la soledad,
y el viento?...
¡ja! el viento, el viento a dejado de cantar
desde aquella vez que
asotaron con mi esencia
dejandolo sangrar en
la orilla de cualquier calle.
Sin importarle,  al él!!
que lo hiso con tanta frialdad
Tal vez fue mi culpa, pero no tenía el derecho de acabar
Con una semilla que apenas estaba creciendo debajo de la tierra.