Los caminos de la vida están sembrados de alegrías, tristezas, dolores, ambiciones. Es parte de cada ser humano la responsabilidad de elegir su camino a seguir., pero debemos ser conscientes de que todas las acciones que llevemos a cabo vienen cargadas de responsabilidades y es propiamente de cada persona. En los recuerdos y voces de quienes nos rodearon o rodean nuestra vida quedan esas huellas, las ajenas porque son de quienes habremos conocidos. No se puede borrar nada del andar de la propia vida, no es tan fácil deshacerse de las huellas porque siempre habrán de estar presentes en los rasgos que quedan. Las huellas dejadas hablaran mucho de lo que fuimos. Nada vale renunciar a la vida porque de hecho en ella existimos, lo bueno sería embellecerla con tantas cosas hermosas que nos pueden hacer feliz: el amor, la amistad, objetivos propuestos a alcanzar, la fe, la esperanza, el quererse uno mismo y el respeto a Dios. Un gran abrazo.Rq

Renunciar a todo sin dejar rastro ha de ser la mayor de todas las estupideces que una persona puede llevar a cabo, puesto que su paso por este mundo es borrado al punto de ignorar que en algún momento existió.
Soy de la creencia que trascender es el sentido de la vida y or ello muchos nos ocupamos de sembrar y dejar huellas, para existir despues de haber partido.
Buen relato, mi querida Raisa, algo que nos hace reflexionar.
Cariños.