Eramos muy pobres con mamá.
Vivimos en una toma, eso decía mamá, pero yo no entendía muy bien que era eso.
Mamá encontró trabajo en una mansión, la casa de sus jefes tiene muchos autos, tiene piscina y muchas cosas que yo quería que tuvieramos con mamá.
Huímos de Venezuela porque allá la situación está muy mala dice siempre mamá.
Los jefes de mamá tienen un hijo casi de la misma edad que yo, se llama Rodolfo.
Mamá siempre me cuenta, que Rodolfo va a un muy buen colegio, que tiene los juguetes de moda, transformers, hotwheels, los videojuegos del momento, lo tiene todo, por lo menos tiene mucho más de lo que yo quisiera.
El viejito pascuero parece siempre cumplirle sus deseos me cuenta mamá, porque lo que él pide, se le concede. Viajes, fiestas de cumpleaños gigantes, todo.
Yo al viejito le pedí una cena navideña, antes cuando recién llegamos a Chile, mamá no tenía mucho dinero y me acuerdo que dos navidades atrás teníamos con suerte para el pan y una taza de té.
Ahora desde que mamá trabaja en la casa de Rodolfo, yo recibo sus cosas, la ropa vieja de él, sus zapatos de colegio gastados,  los juguetes con los que ya no juega ,incluso la comida que allá parece que no  se comen, porque está apunto de vencer, todo eso trae mamá para nosotros.
Ya no puedo quejarme , este año le pedí al viejito Pascuero que no nos falte la comida, tener una cena navideña y cada vez que mamá llega de la casa de Rodolfo trae juguetes , ropa y comida. Para mí todos los días parece navidad.
Antes por mucho que le escribía cartas al viejito, mamá me decía que quizás no la pudo recibir porque hay congestión en los correos, no entendí que decía pero mamá hacía todo lo posible para que tuviesemos que sea un plato de comida. 
Lo único que sí le pediría este año al viejito pascuero es no ver tan cansada a mamá y que pueda pasar más tiempo conmigo en casa.