Roxibel
Publicado en Nov 29, 2024
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En mayo del 2018 fui presentado ante el director del penal para ponerme una sanción o castigo por negarme a recoger los desperdicios arrojados por los guardias, fui enviado al anexo en calidad de basurero. Solo debía limpiar la prisión y guardar silencio aunque las mujeres hicieran lo peor. Y lo hacían. Conmigo las reclusas nunca fueron malas y si un poco, como decirlo, pedantes. Aunque esa tampoco es la palabra correcta, eran así como sinvergüenzas, y cuando me acercaba hasta las celdas para barrer y recoger la basura ellas hacían hasta lo imposible para que me quedara ahí toda la mañana. Sacaban la basura poco a poco primero un paquete, después una bolsa pequeña, luego una bolsa aún más pequeña. Podían destrozar un periódico en millones de pedazos lentamente, de uno en uno los trocitos de papel caían al suelo frente a mí. Pero yo seguía recogiendo la basura sin decir nada, las guardias y los jefes de la prisión me lo dijeron desde el primer día (no es normal que un hombre trabaje en el anexo de mujeres) evita hablar con ellas, ignorarlas si me sorprendían dándoles confianza podrían guindarme golpearme y presentarme en fiscalía por aprovechamiento. Yo tenía que virar la cara cuando alguna descarriada se quitaba la ropa, me enseñaban las nalgas, los ombligos o sus senos. Se reían cuando lograban ponerme colorado. La más grosera de todas era Roxy, una linda muchacha de ojos pícaros y cabello largo hasta la cintura. Me contaba secretos, me susurraba y sacaba la lengua cada vez que pasaba frente a su celda. Un día, me contó cuánto tiempo tenía presa, yo intentaba no oírla pero sus palabras conseguían entrar en mi cabeza, Roxy gritaba para que dejara de hacerme el loco eso era lo que decía en medio de su relato el cual terminó en llanto, me dijo que desde los 10 años estuvo en un internado de menores que allá había una mujer odiosa que siempre deseaba tocarla, la revisaba una vez a la semana para ver si las florecitas estaban creciendo bien. Pese a que solo quería provocarme cada vez que daba un paso lejos de la celda la voz de Roxy rompía el silencio, gritaba que muchas mujeres odiosas le habían chupado el cuerpo sin ella desearlo, que dejaron marcas en su piel después de tantas sesiones de aprieta y chupa. No siempre fue una muchacha hermosa de lindos ojos. La Roxy que en otros tiempos fue una niña aguanto castigos duros, chupones, golpizas es lo que me decía ella, se paró más cerca de la reja lloro con la carita trabada en los barrotes acaricie su cabeza entre las rejas e inmediatamente quite la mano, me agache a recoger la basura y Salí del pabellón las otras mujeres continuaron con el relato del aciago destino de Roxy a quien habían traído a esta prisión directamente del internado sin poner un solo pie en la calle.  Llevaba más de 10 años presa, ella solo tenía 22 lo que pasa basurero (decían las mujeres luchando por toquetearme) es que esta niñita jamás ha tenido un novio, necesita un hombre. Tenemos que buscarle un macho. A los tres días volví y barrí sin levantar la mirada del suelo, para mi asombro aquel día no escuché ni un solo susurro grosero de Roxy parecía dispuesta a ignorarme y eso me tranquilizo, tampoco vi ninguna mujer desnuda. Sin embargo, cada vez que le pedía a alguna de ellas que me alcanzaran la basura de la celda se hacían las sordas, fingían estar ocupadas. Para ser domingo, había demasiado silencio en el sector B del penal, ya no podía soportar la curiosidad y mire al interior de la celda de las muchachas. El corazón me latió fuerte al ver que Roxy no estaba, lo único que veía era un gran montón de basura cerca de la reja, poco a poco fui recogiendo, no supe qué hacer cuando la encontré acostada en el suelo con toda la basura encima apenas se le veía la cara, quería reírse de mi, saque un pañuelo me vende los ojos y me puse los guantes para proteger mis manos del vicio de tocarla, fui la gallina ciega entre esos barrotes, agarre cada desperdicio hasta que retuvieron mi mano, alguien quito mis guantes y beso mis dedos, no me atreví a escapar si no que me mantuve recogiendo la basura que cubría el cuerpo de la muchacha, destaparon mis ojos y vi como las mujeres que compartían la celda con ella aguantando la risa le ponían mas papeles sobre los muslos y los senos, Roxy suspiraba cada vez que mi mano rosaba con su cuerpo desnudo, las mujeres se reían al verme intentando echar en la bolsa un montón de cabello parecía la cola de un conejo los cabellos suaves de Roxy me soltaron cuando ya no quedaba ni una cascara, por unos segundos mi mano no supo qué hacer al verse sobre el ombligo blando y desnudo de Roxy entonces Salí de allí. La mañana siguiente mientras hacia el aseo una de las mujeres me dijo que mi esposa doña roxy estaba en enfermería le había dado un desmayo que mi esposa doña Roxy (así le decían ellas) estaba sufriendo un mal de amor y era mi culpa. Ese dia barriendo el patio Marian (una de las reclusas) que nunca había sido grosera como las otras se acerco y dijo que me esperaría al fondo del taller de labores, tenía algo importante que decirme si quería salir del rollo en el que me había involucrado y seguí a Marian, parecía asustada, no sé de donde salieron tantas mujeres, no me dejaron ni respirar me taparon la boca, ataron mis manos y piernas. A empujones me llevaron al cuarto de labores. Roxy asomo la cara y sonrió al verme dos o tres mujeres intentaban quitarme la ropa según ellas para agilizar el proceso mientras le explicaban a Roxy que ella solo tendría que entrar y tocarme un poco besarme, confiaban en que yo reaccionara como hombre, amenazaban con cortármela si no trataba bien a la muchacha, s no era delicado con ella todo muy suave porque Roxy nunca había estado con un hombre. Despacito y con dulzura (decían), que Roxy solo conoce vaginas y ya es hora de que sepa lo que es un varón. La pararon frente a mí y le quitaron la ropa, a Roxy comenzaron a temblarle los labios, y su sonrisa fue desapareciendo. Dijo que tenía miedo, y la empujaron suavemente hacia mí, cuando volvió a decir que tenía miedo las mujeres le dieron varios empujones le preguntaron si era imbécil si se estaba burlando de ellas que estaban arriesgando el pellejo y dejando pasar una oportunidad que todas deseaban y de pronto la chiquita linda llegaba miraba el panorama y decía tengo miedo. Roxy se acercó un poco toco mi barba mal afeitada, las mujeres gritaron bésalo coño ese es tu macho comételo. Roxy corrió y salió del taller, llegó la hora de regresar a las celdas. Las mujeres me dejaron allí amarrado con la boca tapada, a muchas de ellas tuvieron que llevárselas a empujones no entendían porque si Roxy no quería porque ellas no podían aprovechar la ocasión. Todas me prometían regresar al siguiente día. Quede en medio de la peor oscuridad, creo que me dormí para no pensar que ni siquiera se escuchaban pasos yo abría los ojos y la oscuridad era siempre la misma, de nada me valía calcular las horas desee mil veces que llegaran las mujeres que haría lo que me pedían total ellas no serían tan tontas como para decirles a las guardias. Se trataba simplemente de hacer lo que ellas pedían y para ser sincero hasta yo salgo ganando. En algún momento se abrió la puerta la claridad me dolió en los ojos eran las mujeres me trajeron pan del desayuno de varias de ellas no querían que me preocupara me destaparon la boca y me dieron tiempo para asearme, luego les pedí que me dejaran solo con Roxy así sería más fácil y por supuesto dijeron que no ellas debían quedarse para verificar que el acto se diera. Entonces ya pueden hacer pasar a roxy aquí la espero, (les dije) les gusto ese momento cuando les dije con voz fuerte y clara traigan a Roxy que aquí la espero, me preguntaron si la penetraría con fuerza si le besaría las nalgas si me excitaban las mujeres gritonas. Les dije que solo tenía una exigencia, que la mujer que entrara tuviera sanos los dientes y buen olor en las axilas. Roxy entró empujada por dos de las mujeres la pararon frente a mí y le quitaron la ropa, Roxy se tapaba los senos con las manos que alcanzaban para cubrirse me sonrió y se acostó en el suelo las mujeres le decían que confiara en mí, yo en cambio pensaba en las guardias que a esa hora estarían dando vueltas en el patio en lo que pasaría si descubren que me estaba aprovechando de las reclusas (o ellas de mi jaja) bese a Roxy y fui dejando de pensar me subí sobre ella y le pedí que abriera los ojos le pregunte ¿tu de verdad quieres, o no? Se abrazó a mi cuello y dijo, me da miedo. Tu eres un hombre tu tienes que obligarme porque me da miedo. Yo le hable la hice reír y con sutileza cumplí con la exigencia de las mujeres. Luego encendí un cigarrillo y me senté a fumar junto a ella. Cuando me pare y me vestí ella se puso de pie frente a mí dispuesta a besarme cuando el timbre de número sonó debían volver a las celdas. Todas salieron en silencio y con una sonrisa en sus rostros. Yo solo esperé que cayera la noche y volví a mi celda y la rutina… fin

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Foto del autor Miguel Gomez
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Descripción

relatos reales

Palabras Clave: historia entre lineas

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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