Germamia Nocturna. borrador i
Publicado en May 08, 2023
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La iglesia estaba llena de fieles, sus voces resonaban en armonía mientras el presbítero Juan José oficiaba la misa. Las palabras sagradas fluían de sus labios con devoción, transmitiendo el mensaje de amor y redención. Pero en su interior, Juan José llevaba una carga pesada, una inquietud que amenazaba con apagar la llama de su fe.
Al concluir la ceremonia, Juan José salió del templo, sintiendo el aire fresco acariciar su rostro. Sin embargo, la tranquilidad se desvaneció rápidamente cuando se encontró con un grupo de hombres armados, pertenecientes a la guerrilla del ELN. El miedo se apoderó de su corazón mientras escuchaba sus amenazas y demandas.
"Presbítero, sabemos quién eres y a quién sirves", dijo el líder del grupo, con voz firme y amenazante. "Nos hemos enterado de tus riquezas y ahora exigimos una parte de los diezmos de tus feligreses como cuota de protección".
Juan José se quedó en silencio, sintiendo un nudo en la garganta. Enfrentarse a la violencia y la corrupción no era parte de su vocación, pero ahora se encontraba en medio de una encrucijada. El peso de la responsabilidad caía sobre sus hombros, y las palabras del líder guerrillero resonaban en su mente una y otra vez.
Mientras los hombres esperaban su respuesta, Juan José se cuestionaba su elección de vida. ¿Cómo había llegado a este punto? Recordó los años de estudio y preparación, el llamado divino que había sentido en lo más profundo de su ser. Se había consagrado al servicio de Dios y de su comunidad, pero ahora se enfrentaba a un desafío inesperado y aterrador.
El presbítero miró a los ojos al líder de la guerrilla y su voz temblorosa pronunció unas palabras: "No puedo acceder a sus demandas. Los diezmos son sagrados y están destinados a ayudar a los más necesitados. No puedo traicionar mi fe ni a mi congregación".
El silencio se apoderó del lugar, mientras los guerrilleros intercambiaban miradas incómodas. Juan José sabía que estaba poniendo en peligro su vida, pero también sabía que no podía ceder ante la violencia y la extorsión. Se aferró a su fe y esperó lo que vendría a continuación.
Después de un tenso momento, el líder guerrillero soltó una carcajada y dijo: "Eres valiente, presbítero. Pero no sabes en qué te estás metiendo". Los hombres se alejaron lentamente, dejando a Juan José solo en la entrada de la iglesia.
El presbítero se quedó allí, sintiendo la adrenalina correr por sus venas. La experiencia había sido aterradora, pero también había reafirmado su determinación. Sabía que había tomado la decisión correcta al negarse a ceder ante la violencia y la corrupción.
En su interior, una lucha interna se desataba. Dudas y miedos lo invadían. Se preguntaba si había sido sabio aceptar el llamado a servir como presbítero en medio de un mundo tan oscuro y lleno de desafíos. La fe que una vez había sido su refugio ahora se enfrentaba a su más grande prueba.
Juan José entró de nuevo en la iglesia, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros. Se dirigió al confesionario y se arrodilló, buscando consuelo y guía en la oración. El silencio del recinto sagrado le brindó un espacio para reflexionar y encontrar fuerzas en su fe.
"Misericordia, Señor", susurró Juan José con voz temblorosa. "En este momento de oscuridad, te pido que me ilumines y me des la sabiduría para enfrentar los desafíos que se avecinan. Dame la fortaleza para seguir sirviendo a aquellos que más lo necesitan, incluso en medio de la adversidad".
Mientras oraba, una sensación de paz comenzó a llenar su ser. Recordó las palabras de Jesús: "No tengas miedo, porque yo estoy contigo siempre, hasta el fin de los tiempos". Esa promesa de amor y protección le brindó consuelo y le recordó que no estaba solo en su lucha.
Juan José se levantó del confesionario con determinación renovada. Sabía que enfrentaría grandes desafíos y que su fe sería puesta a prueba una y otra vez. Pero también comprendió que su misión como presbítero iba más allá de las comodidades y las seguridades.
Se acercó al altar y encendió una vela, simbolizando la luz de la esperanza que aún brillaba en su corazón. Sabía que su camino no sería fácil, pero estaba dispuesto a enfrentar los peligros y a luchar por lo que era justo y verdadero.
A medida que el sol se ponía y la oscuridad envolvía la iglesia, Juan José salió nuevamente al exterior. El cielo estrellado y el aire fresco le recordaban que la creación de Dios estaba llena de belleza y maravilla, incluso en medio de la adversidad.
Con paso firme, Juan José se dispuso a enfrentar los desafíos que se le presentaran. Aunque el temor aún persistía en su corazón, se recordó a sí mismo que la fe no era la ausencia de miedo, sino la confianza en que, a través de la gracia divina, podría superar cualquier obstáculo.
El capítulo de la vida del presbítero Juan José estaba lejos de terminar. La amenaza de la guerrilla del ELN había dejado una marca en su alma, pero también había fortalecido su determinación de llevar la luz de la fe a aquellos que más lo necesitaban, sin importar las consecuencias.
Enfrentaría el nuevo reto que se le presentaba con coraje y esperanza, confiando en que, con la guía de Dios, encontraría el camino hacia la paz y la justicia. Aunque su corazón latía con inquietud, su espíritu ardía con una llama inextinguible que lo impulsaba a seguir adelante.
El presbítero Juan José, envuelto en la oscuridad de la noche, se adentró en la incertidumbre del futuro, pero con la determinación de seguir sirviendo a su comunidad y defendiendo sus convicciones.
Los días siguientes transcurrieron en un constante vaivén de emociones para Juan José. La sombra de la amenaza guerrillera persistía en su mente, recordándole que su vida estaba en juego. A medida que se acercaba la fecha límite para entregar la cuota de protección, el presbítero se encontraba en una encrucijada moral.
Por un lado, sentía el deber de proteger a sus feligreses y preservar los recursos destinados a ayudar a los más necesitados. Por otro lado, el temor a las consecuencias de su negativa lo atormentaba día y noche. ¿Estaba dispuesto a arriesgar su vida y la seguridad de la congregación por mantener su integridad?
En medio de su tormento interior, Juan José buscó refugio en la oración y en la sabiduría divina. Pasaba horas en la capilla, buscando respuestas y fortaleza espiritual. Su fe se convirtió en su ancla, brindándole consuelo y esperanza en tiempos de oscuridad.
Una tarde, mientras rezaba fervorosamente, una idea comenzó a formarse en su mente. Recordó las palabras de Jesús: "Den al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios". Juan José se dio cuenta de que no podía permitir que el miedo y la corrupción socavaran su fe y su misión.
Con valentía, el presbítero tomó una decisión. Se dirigiría a la congregación y les explicaría la situación, instándolos a mantenerse firmes en su compromiso de ayudar a los necesitados a través de los diezmos. Les recordaría que la verdadera protección venía de Dios y que juntos podrían superar cualquier adversidad.
La siguiente misa fue diferente a todas las anteriores. Juan José se dirigió a los fieles con sinceridad y valentía, compartiendo la amenaza que se cernía sobre ellos y sobre su fe. Explicó la importancia de permanecer unidos y de mantenerse fieles a los principios de solidaridad y justicia que su comunidad representaba.
Las palabras del presbítero resonaron en los corazones de los presentes. La congregación se unió en un coro de compromiso y determinación. A pesar del miedo que los acechaba, decidieron no ceder ante la extorsión y continuar apoyando a los más necesitados a través de sus contribuciones.
El mensaje de unidad y resistencia llegó a oídos de la guerrilla del ELN. Al enterarse de la valentía de Juan José y de la comunidad que lo respaldaba, decidieron retirarse y buscar otras presas más fáciles. La fe y la unión habían vencido al miedo y la violencia.
El presbítero Juan José, ahora más convencido que nunca de su vocación, continuó su labor pastoral con renovado fervor. Su experiencia con la guerrilla había fortalecido su fe y su determinación de luchar por la justicia y la paz, sin importar los desafíos que enfrentara.
En los años siguientes, Juan José se convirtió en un símbolo de valentía y esperanza para su comunidad. Su historia se extendió más allá de los límites del pueblo. Las noticias de su valentía y su negativa a ceder ante la corrupción se difundieron por toda la región, inspirando a otros a enfrentar sus propios desafíos con determinación y fe.
A medida que su fama crecía, Juan José se convirtió en un referente para aquellos que buscaban un liderazgo comprometido con la justicia y la defensa de los más vulnerables. Personas de diferentes comunidades y credos acudían a él en busca de consejo y apoyo, reconociendo en él a un verdadero guía espiritual.
Sin embargo, Juan José siempre recordaba humildemente que su fortaleza provenía de la gracia divina. Mantenía sus raíces firmemente plantadas en la sencillez y en el servicio a los demás. Aunque su vida había sido amenazada y su fe puesta a prueba, había encontrado un nuevo propósito en su vocación como presbítero.
El presbítero Juan José continuó su labor incansable, impulsando programas de ayuda y desarrollo para los más necesitados. Estableció alianzas con organizaciones locales e internacionales, buscando recursos y apoyo para proyectos educativos, sanitarios y de promoción social.
Pero a pesar de los logros alcanzados, Juan José nunca olvidaba la dura experiencia que había enfrentado. Recordaba constantemente la fragilidad de la paz y la importancia de defender los valores fundamentales de la fe y la justicia. Su compromiso era inquebrantable.
Con el tiempo, la amenaza de la guerrilla del ELN se desvaneció, y el presbítero Juan José pudo vivir en relativa tranquilidad. Sin embargo, sabía que la paz era frágil y que nuevos desafíos podrían surgir en cualquier momento. Estaba dispuesto a enfrentarlos con la misma valentía y fe que lo habían llevado hasta allí.
El capítulo de la vida del presbítero Juan José se había transformado en una historia de coraje, perseverancia y esperanza. Su determinación para enfrentar la violencia y la corrupción se había convertido en un faro de luz en medio de la oscuridad.
Y así, la vida del presbítero Juan José, marcada por la amenaza de la guerrilla del ELN, se convirtió en un testimonio de fe y resistencia. Su legado perduraría en el corazón de aquellos que habían sido tocados por su valentía y por su compromiso con los más vulnerables.
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Foto del autor Diego Andres Poveda González
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Descripción

• Nadie puede ver la imagen que no conoce. Germamia Nocturna habla de las historias de los feligreses, confidentes, confesores y en general habitantes de una zona en conflicto tomada por la guerrilla del ELN. En esta se cuentan historias de desplazamiento, asesinatos, milagros, amigos, familiares, amores y diversas situaciones que vive un pueblo al oriente del país. Esto se ve a través del Presbítero Juan José, el nuevo párroco de la región; un citadino que debe acostumbrarse a que en pueblos vulnerables el párroco no solo cumple una misión evangelizadora, sino política y de decisiones en la región. Para variar, el Pbro. Juan José tiene un conflicto con sí, y es que nunca manda las cartas que le escribe a sus amores y familiares, por lo que se queda con mucho que decir y desear. Germamia nocturna solo es una colección más de sentimientos y de deseos que no se pudieron transmitir con palabras ni acciones.

Palabras Clave: borrador germamia nocturna

Categoría: Poesía

Subcategoría: Poesía General



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