No todos somos iguales.
 
Hasta para morirse hay clases sociales,
diferencias en las calidades de  funerales,
los hay de tercera, segunda y  primera,
según qué tipo de ciudadano fuiste en vida,
el status se prolonga como los apellidos de la familia 
cajón de pino,  de raulí o castaño,
urna de cristal con terminaciones en bronce y mármol.
 
Y ni bajo tierra  dejas de  pagar impuestos,
en eso sí todos somos iguales ante la ley
que no discrimina entre vivos ni muertos. 
 
En la necrópolis las diferencias sociales continúan. 
Si llevaste siempre una vida de medio pelo
el barrio que te toque en el Cementerio
será un nicho al fondo a la derecha.
 
Si viviste como rey,
habrás de habitar la eternidad
donde están tus tatarabuelos
en el mausoleo con escultura  de Rodin
cerca de la pileta del centro. 
 
Y si fuiste pobre toda tu pendeja vida
te deberás conformar con un hoyo individual
con tu nombre y fecha de nacimiento 
sobre una cruz  de madera pintada de blanco.
 
Gracias a Dios
que no fuiste a parar a la fosa
de los sin documentos,
que estuviste a un pelo
y te escapaste nada más
porque le importaste a alguien
que te lloró en la misa.
17.08.2021.