Joanna Dufromont en 40 fotogramas
Publicado en Mar 29, 2021
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30-Un teclado y el vacío que lo sobrevuela y 31-Soy un bello trípode.  
 
 
30.-  La historia que urdí se deshace en mis manos, los personajes se van marchando de ella y los paisajes quedan con un mínimo color: Enfermas pinceladas de acuarela. Joanna Dufromont debía abrirme puertas a experiencias que yo deseaba conocer, pero no es así. Todo está saliendo mal, me olvidan y el relato es en si mismo una confesión de tanta soledad e impotencia. También siento en mí el peso de la manipulación de los seres creados. El vasallaje que rinden a quien los escribe. Su imposibilidad de crecer y transformarse a su deseo, de adquirir libertad. No son tan solo invenciones en la cabeza de alguien, ni siquiera vidas de papel que se van contando. Creo en ellos y en su realidad. En el plano donde conviven, porque creo que el valor de la fantasía es tan importante como el que padecemos en las carnes. Son más mías las vidas que invento que no la que me dio la Naturaleza. Y en eso mismo radica la frustración: Las utilizo a mi conveniencia. Yo no entro en ese plano tan subjetivo. Puedo escribir que si, contar línea tras línea que he logrado transportar mi propio yo a los creados. Pero entonces, cuando hago eso, ciertamente si que todo es mentira. Y la historia no vale nada. Por eso los personajes se van y deshacen el nudo del argumento. Y Joanna resta al desamparo sin nada en que enraizar su senda. Si lo que cuento -por fantástico que sea- no es creíble, entonces no vale nada y someto a mi personaje principal a una muerte lenta. Tenía mil historias para contar mi historia. Pero algo falló y sufro ahora de dos soledades. No sé como seguir, ni siquiera inyectándome en mitad de la noche surgen de mi mente las imágenes necesarias para construir escenas que me animen a seguir. Las voces que hablen de lo que yo quisiera hablar y sin embargo estoy siempre callado. Ahora solo puedo contar porqué no sé como contar algo. 
 
 
31.-   Llevo horas ante el teclado; sé que debo seguir mi historia y eso no me parece ya posible. Soy un perdedor. Siempre me gustó. Paulatinamente, voy desviando la atención del relato que va a quedar inconcluso en otras cosas que andan por ahí. Observo la llegada del otoño a través de la ventana. Y el silencio de los perros. Veo imágenes en retrospectiva que aparecen en el cielo negro; voces muy quedas me sonrojan con secretos que otros saben. Mas, la pantalla del PC no permanece en blanco. Se están escribiendo en ellas palabras, leo frases e inicio un camino. Tengo los brazos cruzados, las manos presas bajo ellos y mi teclado es como si hubiera muerto. Pero se escribe ante mí y me ajusto las gafas.
"Si el autor de la historia se silencia yo quiero seguir adelante. Quien me inventó y desarrolló ya no cree en mí, pero yo quiero seguir existiendo en un trozo de papel, en una de las 625 líneas, bajo la luz o en lo oscuro de alguna mente. He visto los cadáveres de las monjas marianas, pero sé que eso es una ilusión; un error en el tránsito narrativo de Josep. Ellas son quienes dirigen el colegio donde estoy internada desde niña. Y seguiré en él hasta que comience a estudiar la carrera universitaria. No están muertas: Me tocan, me gritan, me sonríen y siguen con sus lecciones que ni siquiera comprendo (más allá del rechazo me encuentro). Pero si yacen los cuerpos de viejos gorilas en una playa que no sé identificar. Y allí se pudren con el vuelo de cientos de moscas sobre su negrura: Son pasado. Como el inquisidor al que amé y hoy -apenas una semana después de haberlo enterrado- me cuestiono este sentimiento. Y si no era amor, ¿Qué era? Seducción, me digo. Tan sólo seducción. Y me sentí él, es cierto. He deseado sentirme un hombre en ocasiones. Penetrar en los deseos del macho. Quiero conocerlos antes de despreciarlos del todo. No amé al joven inquisidor pero por él morí entre las llamas. Eso es fe. Es la maldita fe. Los castigos con que me rociaron las iglesias, las muchas iglesias, los cuantiosos flecos de una obra inmensa, malvada, llena de cortes de vidrios envenenados, todo lo inacabado que conduce a la angustia. Esta mañana he reiniciado las clases con Joaquim. No entiendo como ha podido suceder esto pues sé que murió. Y el retrato que me hace estaba exactamente en el punto que lo dejó para morir. Su madre me ha saludado un momento. Pero no lo ha hecho con deseo en su labio inferior trémulo ni tampoco con ira en su mirada. Estoy reestructurando cosas, lo sé. La historia muta en mi mente y ya no es la de mi creador. El la puede leer, preguntarse, quizá se asombre. Creo que también se maldecirá y hará lo mismo conmigo. Querría decirle que es "nuestra historia" pero aún no estoy segura de eso. He posado una hora para Joaquim y el retrato ha avanzado mucho. Ha decidido no pintarme en un semidesnudo. Creo que su cambio ha sido para bien. Al terminar me ha dicho: "Eres un bello trípode". 
Josep. 
 
Bru Mer15otSipt ude serpotsieiSncmbucsrdeuS mdhet o2r01ale6tSenohdi  Imagen: Fotografía de Daih 
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Foto del autor Josep Mumbr (perfil pstumo)
Textos Publicados: 39
Miembro desde: Jun 18, 2013
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Descripción

Joanna Dufromont fue unos de los tantos perfiles que Josep cre ac. En este caso, fue posterior a Laura Torless y era una muchacha Trans. Intent resucitarla en 2016 en 40 fotogramas donde recopil relatos hechos en textale y los public en su facebook. La imaginacin e inventiva de Josep para crear los personajes y disfrazarse de ellos era impresionante. Eleg estos por que creo que, aun as, le jugaron en contra algunas veces. Daih

Palabras Clave: Personaje Trans

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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