Una leccin de amor propio.
Publicado en Nov 23, 2020
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Cuando estaba en la universidad hubo un compañero que atrajo seriamente mi gusto. Era muy guapo, ojitos color cielo, cabellera de trigal y broceado playero, de estructura atlética y personalidad profundamente seductora. No obstante, acarreaba también unas otras características no tan favorables que por mi inmadura juventud obvié inadecuadamente: Poseía rasgos narcisistas,  muy autorreferente, locuazmente envolvente y constante utilizador de resquicios para imponer su presencia. Pero yo, ilusa, caí envuelta en sus redes y tuvimos una relación, incluso con un día de sexo.
Fue, a la postre, una etapa ingrata para mí, porque me transformé un poco en su juguete y mientras duró, muchas veces derramé lágrimas.
Un día volví a casa con la causada pena y mis ojos marcados por el llanto.
Mi madre al verme, dulce y sabiamente, quiso saber la causa, refugiándome entre sus brazos e intentando profusamente consolarme; y como había sido una costumbre entre ambas, le confesé toda la verdad.
Alisó con maternal cariño mis cabellos y secó lo más que pudo mis mejillas. Al cabo me dijo suavemente:
     -Existen muchas nobles personas con ideales dignos que se inclinan con facilidad en procura de lograr armonía y consenso. Lo hacen una y otra vez; aceptan, someten, bajan la cabeza… Se agachan más veces de lo adecuado y, de tanto hacerlo, lo que mejor logran es que se les vea demasiado el trasero… ¿Es eso lo que quieres?
Ni siquiera hizo falta que me prohibiera continuar con la situación, pues al siguiente día, entrando a clases, la figura imponente del magnánimo varón  me franqueó el paso con los brazos abiertos y una triunfante sonrisa, pero yo, con la voz de mi madre en el horizonte, altivamente le rodeé su ahora ingrata figura y me alejé sin emitir palabras.
Su orgullosa sonrisa se tornó en una desencajada expresión de desconcierto.
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Foto del autor juan carlos reyes cruz
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Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Moraleja & Fbula



Comentarios (2)add comment
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Raquel

¡Una lección de amor propio !..¡Qué bella lección amada amiga!!..¡qué lección!. Y esa madre que acariciaba los cabellos y secaba a todo dar ese rostro ,¡fantástica! ..¡Qué dulzura al escuchar lo que había pasado con ese musculoso, conquistador , con ojos de cielo y el trigo en sus cabellos ! -¡ y qué consejo sin pedir nada a cambio dio solo con unas frases de ejemplos!
Cuando comencé a leer tan fabuloso relato "Una lección lección de amor propio ", me conmoví con esa paradisíaca relación con ese ser casi angelical...y luego solté una carcajada con lo que mamá decía: "........y de tanto hacerlo, lo que mejor logran es que se le vean demasiado....."..Y lo que más me gustó y dije : "bravo", "bravo" y aplaudí es cuando el angelical galán se sintió triunfador con la conquista hecha a la dama ..¡pero la dama lo desairó altiva y transformaba su sonrisa en una desencajada expresión de desconcierto....¡bravo...bravo ..bravo!!!..Fantástico relato... Te quiero mucho. .Bs Rq
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November 30, 2020
 

Gustavo Adolfo Vaca Narvaja

“Y… recuerdo a la mujer que me ha dado un beso de propina”. Roberto Arlt


Un relato que cubre un espectro etario de nuestras vidas de Universitarios, donde lo desconocido existe pero la búsqueda es más fuerte que la prudencia. De cualquier manera las hormonas bullen y las experiencias son necesarias para ir madurando. Buen relato y como siempre, la madre con su nobleza, sin reprochar y castigar, con solo unas palabras despertaron la reflexión y nuevamente la autoestima regreso a esa jóven. Los caminos del amor siempre se nutren de sonrisas y lágrimas Nadie escapa a eso. La cita de Arlt se aproxima, todos los recuerdos son válidos-
Felicitaciones Marijo
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November 26, 2020
 

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