De mentirosos y mitómanos
Publicado en Aug 02, 2020
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Como todo el mundo, he mentido. Desde luego, siempre dentro de lo que puede considerarse un rango aceptable, al menos socialmente, en cuanto a frecuencia e intención. No podría ser de otra manera, es lo común entre los seres humanos, porque mis mentiras, como las tuyas, nunca han provocado desastres fatales ni afectado irremediablemente la vida de nadie. 
La sociedad actual ya está muy descompuesta y más que ir en un sentido que nos lleve a vislumbrar una mejora, vamos en sentido contrario, directamente al caos social y ecológico que irremediablemente hundirá a nuestra civilización en muy pocos años.
En este ambiente de descontrol y descomposición surge la maldad personificada por seres que aprovechan de que algunos no entiendan lo que está sucediendo, ya que, lo que un día funcionaba, hoy ya no o tal vez ya ni siquiera existe. La realidad de lo nuevo, de lo moderno, empieza a omitir a los retrasados. Estos se convierten en presas de los mentirosos, que se aprovechan de esta descomposición, simplemente haciendo lo que mejor hacen, mentir con el mayor descaro y las peores intenciones destructivas buscando exclusivamente un beneficio personal. 
Entre un mentiroso profesional y un mitómano compulsivo, el mentiroso es el peor, porque este miente para conseguir lo que quiere sin considerar las consecuencias. Miente para alcanzar una meta personal, social o política que puede, incluso, parecer noble, pero cuando la realidad acomoda las cosas en su lugar, tarde o temprano pone al descubierto la perversidad que conlleva cualquier mentira, mostrando abiertamente que esta, siempre será una traición. Sin embargo, a pesar de la condena ética de la mentira, sigue creciendo el número de mentirosos. Son los depredadores de los olvidados, atrasados, ingenuos e ignorantes de cualquier sociedad. Han existido y destruido en todas las épocas, sobre todo cuando han tenido el poder, pero al final, generalmente son descubiertos, desafortunadamente a destiempo, pero siempre se les califica igual, como traidores. Sin embargo, esta posición no convence a los mentirosos, ni siquiera la consideran. El motivo es sencillo, siempre les será más fuerte el beneficio esperado que considerar la opción de detenerse. Proseguirá su plan de mentira y buscará conseguir algo fundamental para consolidar su éxito, mantener el engaño el mayor tiempo posible y si es viable, por siempre. 
Por otro lado, está el mitómano, al que hoy se le considera un enfermo. Una enfermedad provocada por su inseguridad que lo lleva a mentir, pero a mentirse así mismo. En el siglo XXI algunas enfermedades se han convertido en una justificaciones para acciones condenables socialmente. Los "enfermos" son considerados víctimas, cuando se cuestionará su intención, en este caso, la de mentir. Sin embargo, la realidad es el mitómano, aun calificando como un enfermo, también es un mentiroso, ¿justificado? Nunca. El hecho de mentir no tiene justificación, porque el motivo de mentir es aprovecharse de alguien. Tal vez si hubiera inconsciencia, podría disculparse, pero si hay consciencia respecto a lo que se persigue, como es crear o modificar una apariencia, situación, el resultado de un acontecimiento o un estatus, es totalmente condenable.
Carmen Martín Gaite lo explica mucho mejor con un estilo que podría considerarse poético, 
"A veces pienso que se miente por incapacidad de pedir que los demás te acepten como eres. Cuando te resistes a confesar el desamparo de tu vida, ya te estás disfrazando de otra cosa, le coges el tranquillo al evento y de ahí en adelante es el puro extravío."
Tú y yo mentimos. Lo hacemos por conveniencias reales o imaginarias y cuando somos descubiertos por los involucrados, sólo entendemos porque lo hicimos tú y yo, pero los afectados, nunca. Ese es el instante cuando la mentira se convierte en la más detestada acción, la cual, por más argumentos y explicaciones, nunca podrás justificarla. 

¿Se puede justificar una mentira? Nunca, por lo que provoca. Sin embargo, si el resultado es el control de un desastre,  podría alcanzar el olvido de los involucrados y se deja pasar.

La mentira al ser descubierta, ¿deja de ser mentira? Sí. No en la esencia del hecho, pero sí al traer y hacer surgir lo verdadero en la realidad. Ahora la realidad contiene el hecho de que mentiste, pero lo afirmado no existe y nunca existió. Es una gran vergüenza para el mentiroso e incluso para el enfermo de mitomanía .
El tiempo de duración de una mentira está directamente relacionado con la profundidad de dolor que puede provocar. Mientras más tiempo transcurra antes de que una mentira o mito sea descubierto, más dolerá y mayor será el odio de los afectados contra quien la perpetró.

Premisa existencial, mentir nunca es bueno, aunque la intención de hacerlo pueda parecerlo. Mientes para lograr, para convencer, proteger o evitar. Sin embargo, lo que traiga como resultado, al estar basado en una ficción puede considerarse falso y lo falso no tiene valor.

El mitómano, crea el mundo que le parece adecuado para su comodidad y conveniencia. Su finalidad va dirigida a una satisfacción personal, A diferencia del mentiroso, no conlleva ningún tipo de altruismo y es muy posible que, en ocasiones, ni siquiera está consciente de que está mintiendo. Se convence de que dice la verdad. Pierde el control. Es descubierto y entra en una de las más profundas de las depresiones una vez que entiende que ha perdido la confianza de todos quienes lo rodean.

Los mitómanos son muy convincentes. Son seres audaces del engaño que afirman con tal seguridad la mentira, que hacen dudar incluso a conocedores del tema. Eso sí, si fallan y son descubiertos, dejan se convierten enseres sospechosos de por vida. Se vuelven radiactivos para la sociedad, teniendo, en la mayoría de los casos, que abandonar para siempre el círculo en el que se desenvolvían.
Ni mitómano ni mentiroso. Ser catalogado como tal es la perdición social total. Si eres conocido, nunca lograrás recuperarte. Lo único que te queda es un nuevo y eso, muy pocos lo consiguen. Pedirte que no mientas equivale a pedir que nunca te enojes, tal vez es irreal, pero no dejes de intentarlo todos los días. Menos mentiras más autenticidad. Lo auténtico es una de las condiciones más valoradas en todos los rubros. 
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Foto del autor Juan Carlos Maldonado García
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Descripción

Ensayo de la mentira. Una confirmación de que el acto de mentir, aunque se de lo más común, nunca tendrá una justificación.

Palabras Clave: mentira mitómano engaño

Categoría: Ensayos

Subcategoría: Pensamientos



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