Síndrome del corazón rotoMe siento pequeño, como un punto desvalido en el infinito. Y la oscuridad me acecha, y aunque quisiera huir, vive palpitante dentro de mí.Despertarse parece que, más que un esfuerzo, es un acto de valentía. Me voy sacudiendo lentamente todo el cansancio y la tristeza, y simplemente te levantas porque la vida sigue.Las tardes se vuelven más frías, y ni siquiera el tecito con su calorcito que lo resuelve todo parece componer la melodía rota de este corazón de judas. Pero, en un gesto de rebeldía, cubro mi piel con prendas que me abrigan el cuerpo y el alma.Y me gustaría sentir un abrazo; el amarre de unos brazos acariciantes de mi piel magullada por las heridas del ayer. Aun así, no me siento merecedor del cariño y cuidados de un abrazo, así que me distancio y me pierdo en la penumbra de una noche solitaria.Si estoy podrido, muerto, marcado por dentro, ¿merezco un amor que me mire de frente?Ahora tengo todas estas piezas esparcidas sobre la palma de mis manos, y me percibo más solo y diminuto que nunca. Siento como la noche me va devorando lentamente, mientras los sonetos de mi latir van decayendo en sonido y frecuencia, y la oscuridad parece sumergirse dentro de mí. Le pertenezco.