Resúmen  de Lamento
1° parte: Tomas y Laura  hasta su asesinato
2° parte; Tomas y Laura su encuentro (Seducción)
3° parte: el cuerpo
4° Quien era Tomás
***
V
La morgue
 En una habitación una habitación pequeña y ociosa, una cría de araña, trenza su malla con forma de amuleto en la esquina derecha de la morgue El calor humedece todo el aire disponible, los muros desnudos, batallan por perpetuarse, las luces persiguen sombras y las sombras sueños cuando  esa delicada mujer que decidida irrumpe el escenario. Trémula ahora, avanza lentamente a la escena nunca pensada. Reconocer el cuerpo. Hiela su sangre ¿Podrá dominar nuevamente con la fragilidad de su palabra, la declaración policial del hecho, con el aleteo de sus cinceladas piernas temblorosas. Otra prueba más al dolor. Antes tropezaba con la sospecha del desencanto. Hoy, ya no teme sus fantasmas. El cuerpo de Tomás yace sobre una camilla marmolada de canaletas laterales y una tela blanca impecable era todo lo que cubría la desnudez de su esposo. Solo su rostro se destapo lentamente, como si la muerte tuviese que mostrarse lentamente de a pedazos. “Es él” Fué su único comentario. Algo le impedida moverse, hipnotizada ante la dura expresión del rostro con los parpados cerrados pero con un rictus en su boca que no pudieron modificar. Era todo lo que quedaba de él. Un cuerpo sin alma. Estaba con Oscar a su lado, quién le acercó los papeles del reconocimiento para que firmara. Laura lo hizo en silencio. No había lágrimas ahora, sus ojos eran lechos secos y casi opacos. La mirada perdida y sin fijarse en nada y en nadie. En adelante, será más que la nada. Una nada. Un espectro. Un fantasma sin sabiduría. Es ignorancia pura, ausencia toda…con toda esa luz que baja del universo oscuro sin reclamos, para alertar noches de sombras que permita el escape…. “a la nada”. Su gloria ahora vive y compite en callejuelas de ocultas imágenes implorando el cese de más calamidades. La ausencia de una pequeña esperanza tal vez revela ahora su mundo frío, iracundo, distante y desesperado. Debe quitarse esa inquietud, soplando esas imágenes para atrapar con sus manos un futuro huyendo de todo este desequilibrio visible. Será entonces cuando un puñal de luz, hiera la oscuridad la hoy la ciega. Todo lo que se pierde trae un dolor sordo que envuelve el alma y a veces, derrocha lágrimas como si estas fuesen la espuma del mar que avanza en las playas y bajan con su rutina borrando todo vestigio de vida. La imagen del cadáver queda impresa en su retina, ya perdió la memoria de su voz, solo recuerda en la medida que regresa a su casa, imágenes de esa felicidad compartida que centellean desordenadamente en su cerebro. El recorrido por las calles solo es un vacío sin gente, sin autos, sin movimiento alguno que la regrese a ese tiempo que lacera y castiga su cuerpo vencido de fuerzas. Hay un gris generalizado; se han perdido los colores y las formas, el desconsuelo crece lentamente, avisando su llegada sin encontrar barreras que se lo impidan. Sabe que habrá un tiempo de incertidumbre, lo intuye, lo huele, lo siente. Solo espera llegar a su domicilio, abrir su puerta, subir la escalera y desparramar su humanidad en su lecho. Él hambre, la sed, el sueño también la abandonó; en cambio,  la memoria y la nostalgia, disputan un nuevo espacio en esta etapa impensada. Las voces de su corazón le dieron mayor sentido al golpe del silencio, mientras un temblor fino se mantiene en su mirada temerosa. Intuye que su pensamiento esta proscripto, y su lengua, apretada en ese silencio como espejo de un vacío. Su mundo ahora será un campo imaginario e irreal, que no encontrará un sitio adecuado para su porvenir, a pesar que su voluntad busca relacionar sus ideas a la proximidad de la realidad que de ahora en más la encontrará desprotegida y sola; el paraguas la ayuda a mantener su equilibrio, pero no logra evitar el balanceo de su cuerpo en medio de esa bruma irreal, que oculta extrañas aberturas en las paredes más cercanas del pasillo cubiertas por una losa antigua demasiada alta. Nadie escapa de una morgue. Laura se dirige a la salida con su corazón destruido.