15 de enero, 2019Te abres como un cielo soleado en medio del verano. Te abres como un libro que tiene todas las letras escritas en la cara. ¿Acaso tan obvio es?Me abro como sobre que contiene una de las cartas más preciadas y me lees dichoso. Cada una de las letras que te he dedicado están escritas en toda mi piel. Y podrías darte el tiempo de leerlas mientras pasas tus labios para darle más énfasis al sentimiento que se contrae cuando nuestros cuerpos se juntan y colisionan.Te diste el tiempo de leerme, contemplar todas las letras que escribí cuando creí que había perdido toda la esperanza. Estaba quemando las cartas para que me brindaran un poco de luz y ahí te encontré, en medio de las sombras. Y quién iba a decir que nos acercaríamos tanto y en tan poco tiempo. Pero, me abrí porque quise creer/te.Deposité las últimas gotas de fé en tu destino y, si me equivoqué, creo que es un sacrificio con el que puedo vivir.Me abrí temeroso como mar de preguntas con olas que solo querían romper de tanto cansancio. Pero tú lograste calmar la marejada incesante de mis latidos, qué alivio, sentir que tu pecho me daba cobijo y me deje caer.Solo quiero que me envuelvas con tu vida y no me dejes ir, ¿será posible?Y ahora, cuando me encuentro caminando por la orilla pa’ que el mar me grité, me confiese el secreto para dejarte ir, ahora, más que nunca, es el momento en que quiero arrojarme a ti, a tus brazos, esos mismos que me hicieron doler el alma y quebrantaron mi tranquilidad.Ya que te abres y me cierras como espiral, dónde vamos a acabar.