Cuando apartó las cuerdas , dejó de pensar en ella.
Solo otro hombre , una batida más .Rayas negras y blancas hicieron las veces de voz definitiva 
Ojo a ojo , basculando ,marcando los pasos . De esquina a esquina un hacha con forma de mano cortó de un tajo ese hilo invisible.Puño contra puño y el ruido cesó
Era un púgil de más de cien kilos, negro, de pómulos marcados y labio endurecido.
No había más recompensa para una noche de focos y jaleos, de ofrendas encarnizadas y arriesgadas apuestas
Crochet , y al suelo.
Sangre, del mismo color que la vida, tan valorada por el buen sillón .Más arriba, detrás de la última fila de asientos, una mujer volvió la cara.- !No te preocupes, es un campeón !Una vez más, quizá la última, se recompuso y miró a su rival , después a la grada.Dos hombres se apretaban la mano, trato hecho. Un guiño , una mueca.Uppercut. La boca escupió algo más que saliva.Toma y daca hasta la última ronda Sin Ko, sin polémicas en favor de la prensa. Recuento y consuelo irresistible ante la implacable respiración de la batallaPuño contra puñoAbrazo inacabado entre el tumulto periodístico.El micrófono firmó el resumen mientras una mujer de voluptuosos pechos  bandeaba el cinturón . Allá donde sus flamantes nalgas bronceadas se hartaron de exhibirse, comenzó la violencia soterrada , el bulto contenido debajo del pantalón , el hueco vacío de algún bolsillo insatisfechoFinal del asalto