"¿Hay algo en tu vida (que hayas visto, tenido, escuchado, etc) que haya sido como un glaciar (milenario, gigante, imponente), y que esté derritiendose o derrumbandose en el último tiempo?"
- Ricardo Araya Hardessen.
  
 He visto decaer la humanidad. 
Dedicándose a olvidar (u omitir) su orgullo, su pasado, su presente y futuro, su dolor, su felicidad, su compasión, su vida, su propia esencia.
He visto la oscuridad, por mucho tiempo me cubrí y arropé en su cálida soledad, en su sufrimiento, en su nada misma. Donde nada es sagrado, todo está permitido, y nadie tiene ojos para ver, ni oídos para escuchar, ni boca para hablar, ni menos corazón para brillar.
Me rodeé de ellos, envueltos en sus mantos grises, ni un color más. Ni tan blancos para vivir, ni tan negros para morir. 
Un limbo, donde están todos, pero no hay nadie, ningún propósito, menos una lucha, nada por lo que vivir, nadie dispuesto a morir. 
Inconciencia y cobardía, un dolor por encima, risas borrachas en plazas, camas revueltas, mojadas, placeres vacíos, físicos. 
-"Te vendo mi alma si me das suficiente para olvidarla"-.
Baños caseros empapados en la inocencia que huye aterrada a través de su sangre, la culpa. 
Veo sus no-vidas, desde lejos ya. 
Sólo un poco, una pequeña lagrima limpia, una risa no fingida.
Sólo un poco de amor, sólo un poco podría salvarnos a todos. 
Pero a nadie parece importarle.
Y, al final, lo único real, es el dolor.