LA CHICA QUE NO PODA SOAR.
Publicado en Jul 30, 2017
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Los comentarios siempre eran los mismos. Todos coincidìan que la beldad y los poderes que poseìa Griselda le fueron concebidos por ser la primera niña en nacer allì, en la isla de los sueños.
Se recostò, tan larga era, sobre las tablas de acacias que revestìan el suelo. Hacìa tiempo habìa descubierto que era el mejor ejercicio para enderezar la columna. Aspirò profundamente y sintiò que el mar le abrazaba las alas. Asì que sin dudarlo, una vez màs, como todos los dìas, de sus diecisiete años, intentò soñar.
Sus pies descalzos trazaban huellas recortadas sobre la arena tibia y hùmeda. Resueltamente caminaba hacia atràs, como tratando de evadir al destino. La sèptima ola la alcanzò. La parte inferior de la falda, del vestido blanco adornado con vivos cintillos amarillos, quedò ceñida a sus piernas. Viò, entre sus pestañas grandes y arqueadas, a su sombra reflejada entre la espuma y la sal. Notò, para su gusto, que estaba demasiado delgada, un tanto màs que el año anterior. Una nueva ola la sorprendiò. Su capelina celeste de ala ancha cayò, empujada por una brisa invisible, dejando al descubierto su ensortijado pelo negro, como asì tambièn sus miedos.
 
Abandonò el duro descanso con la frustraciòn de siempre, ya que lo aparentemente soñado, sòlo habìa sido imaginado. Se preguntò què sensaciones le provocarìan el simple hecho de soñar. Tanto lo deseaba que su dolor, nuevamente, se convirtiò en materia a travès de sus làgrimas. El temor volviò. Cada vez que lloraba, sus gotas se unìan a las del oceàno y juntas alteraban las mareas, tanto que terminaban inundando toda la isla. En la villa de pescadores se rezaba a diario para que aquello no ocurriera. Griselda apretò sus ojos con sus manos finas. Buscò a tientas la puerta, el corredor, la escalera, el pòrtico. Escapò de la casa que se encontraba emplazada en la playa. Descendiò hasta el mar. Aspirò profundamente y sintiò que sus alas, mojadas, no se desplegaban.
No pudo contenerlas màs, le dolìa la presiòn en sus ojos. Aterrada, detuvo con sus manos todas las que pudo; pero dos làgrimas lograron alcanzar a la sètima ola. Sin fuerzas ya, se sentò a esperar a que lo inevitable fuera, al menos esta vez, su màs preciado deseo, su primer sueño, de su vida sin sueños.  
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Foto del autor daniel contardo
Textos Publicados: 39
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Descripción

Palabras Clave: sueos. mar. lgrimas. miedos. fantstico.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Fantasa


Derechos de Autor: daniel contardo


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