Colonia Wanda (captulo 02)
Publicado en Sep 23, 2009
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- II
Río Arriba
 
El antiguo canal de "La Forestal" irrumpía fofo en el corazón del delta, en la reciente crecida que lo agitaba manso y barroso, olvidado, un riachuelo recto, en la línea occidental del delta, entre la espesura del Baradero y el Paraná de las Palmas: el imborrable canal de los contrabandistas. La mañana era blanca y luminosa y llena de fragancias y euforias y brillos y retumbos paridos en el gusto de la primavera. Y el remolcador (ahora mismo) navegando el canal, a todo motor, ansioso; en la afiebrada travesía hacia el río Paraná... a la zaga de la cañonera... El delta no sabe nada del General; no sabe de las bombas, de la armada; no sabe del exilio. El delta no sabe nada. Ni pregunta... El delta observa. Y calla...
            El remolcador pone proa a la mañana, como agitado en el calor de la primavera. Y en el raudal a popa van sucumbiendo (ahora) el atracadero de Villa Nueva, el Río de la Plata, los bancos de arena, Buenos Aires, el temor a Prefectura. La mañana luce espléndida. En el puente de mando mandan ElCachilote Acosta y su fiel ladero ElGuapetón Da Silva: últimas glorias en el contrabando paraguayo. Discuten en guaraní. Y se entusiasman.
           El delta no necesita saber nada... Nunca.
           Y menos aún en primavera.
           Sobre la cubierta del navío resplandecen (todos) chatos los ilustres compañeros, clandestinos, mareados, tumbados y en silencio atestiguan el trajinar del canal: el Indio McKensy y el Negro Molina y el Loco Walter y los hermanos Ribezzo, Krakis y Krauko Ribezzo. Y dos heridos en combate: el Narigón de Bera y la Vaca Yensen: mutilados para siempre.
            Pero el delta no pregunta.
            La mañana (ahora) es pomposa, atolondrada en aromas y ruidos: el bicherío esgrime su concierto. En el delta.
            ElCachilote asoma el pescuezo en el puente de mando, y comienza a vociferar, agita el sombrero y grita: Ché, cambá, en´ya yegamo´al río, cambá, yegamo´al río... El cambá es el Indio McKensy, y el río no es otro que el Río Paraná: Tá muy bien, tá muy bien, repone McKensy desde cubierta. Ta muy bien, karaí-tembó, tá muy bien... El Indio guiña un ojo a Molina, alegre, y le dice: La cosa va bien, Negro, estáte tranquilo, la cosa va mu´ybien. El Negro Molina asiente, leve, sonríe y escupe una bola de naco: El tiempo acompaña, amigo, dice McKensy. Y el Negro vuelve a sonreír.
            Pero el Negro Molina no está convencido, supone la aventura absurda, irracional, estúpida, la demencial aventura de acompañar al General hasta su exilio en el Paraguay: Una locura, se dice Molina a sí mismo: Una locura, se repite: remontar el Paraná, intentar alcanzar la cañonera, custodiar la travesía del General depuesto: Una locura. Y sin embargo allí está, como los otros, en la maciega del delta, en el canal que lo arrastra a la aventura... Estamos haciendo historia, Negro, ya somos casi como héroes, como próceres, imagináte, imagináte. El Indio está feliz, gozoso, absorto en la Historia de la patria. El remolcador avanza...
            El Negro Molina escucha a McKensy y pierde la mirada en la inmensidad del delta.
            Y el delta lo observa, sin saber nada.

Ya en la tardecita el remolcador surca el brazo sinuoso y estrecho del Paraná Inferior; a la vera la costa es un manto verde, brillante, enramado en tonos y formas. Todo es bulla a la salida del delta. Todo es candor; primavera. Todo...
            El Indio McKensy emerge solemne de la escotilla y se acerca al Loco Walter, le dice algo en el oído y le entrega un paquete. El Loco entonces trepa al techo del puente de mando y abre el paquete, ceñido en ataduras: el paquete envuelve una bandera celeste y blanca: el Loco Walter la despliega. Abajo, sobre cubierta, el Indio McKensy explica a todos: La bandera de la Unidad Básica, compañeros, ¡nuestra bandera!, dice. Nadie dice nada, apenas Molina sonríe, apagado, y escupe tabaco por la borda. Ícela, compañero, eche a´ondear ya mesmo e´sa bandera: ruge McKensy. Y entonces el Loco Walter acordona la bandera al mástil del remolcador y comienza a izarla, ceremonioso. McKensy aplaude como un niño.
            El estandarte flamea en la tarde del Paraná. "Lealtad y Justicia", dice.
            Molina ya no sonríe. 
  
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Foto del autor Martin Fedele
Textos Publicados: 46
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Descripción

Palabras Clave: Folletn Fedele Colonia Wanda

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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