11 de agosto de 2006
Publicado en Mar 30, 2017
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"No sé cuantas hora he pasado encerrada de mi habitación, y a pesar de que hacía unas horas  quería salir de ella a toda costa ahora sentía que era mi único refugio, no podía salir. Recorrer la casa hacía que un escalofrío escalara sobre mi espalda, sentir un frío en el cuerpo y los recuerdos me atacaban con tanta fuerza que mi dolor se incrementaba de manera increíble.
Las cosas sucedieron tan rápido, aun no era el momento…
No salí a desayunar, ni siquiera a almorzar tengo sed pero no tengo animos de bajar, papá estuvo tres horas literalmente llamando a la puerta pidiendo por favor que comiera algo, de hecho creo que hay una bandeja de comida en el suelo esperando por mí del otro lado de la puerta.
Durante la tarde Jeremy se acercó a mi habitación, pidió que lo dejara pasar pero me negué, luego mi hermano que tampoco le resultó.
No tenía ánimos de hablar, quería estar sola quería llorar en paz quería encontrar una respuesta lógica a lo que acaba de pasar. Sentir que durante estos años intenté aceptar que esto pasaría fue en vano. Me arrebataron a lo que más quería en un segundo.
Aún no sé como estoy escribiendo, sigo llorando como ayer, como si la noticia no haya sido procesada totalmente, mi cabeza duele de tanto llorar, mis manos tiemblan sin sentido estoy más pálida de lo normal, mis ojos están tan hinchados que me molestan. Todo a mi alrededor se siente pesado, asfixiante, oscuro. Recé tanto en vano, estoy enojada con Dios, pedí tanto que no se lo llevara, pedí que no me deje sola y no le importó. Beth dijo que no hay que enojarse con él, Dios tendrá sus razones para hacerlo pero aun no encuentro alguna.
Es de noche, no sé qué hora es, mi reloj de mesa está roto y no quiero prender mi computadora y recibir mensajes, la mitad de las cosas de mi habitación están rotas, de hecho todo permanece en el piso, mi ropa, mis perfumes, el gran espejo, todo hecho trizas.
Recuerdo todo, lo revivo ante cada pestañeo que doy ante cada respiración.
La última noche estando conmigo, dormí a su lado no sin antes esperar a que él se duerma, estuve varios minutos acariciando su pálido y enfermo rostro creyendo que iba a recuperarse, yo estaba tan segura de que esto iba a ser una anécdota, una historia de vida de un luchador. Y con mis fantasías pude dormirme a su lado.
Cuando desperté me pareció extraño, me costó reconocer donde estaba, era mi habitación, los rayos del sol había salido en su totalidad, mire a mi alrededor.
Pensé que todo se trataba de un sueño, pero me parecía real la última charla con él, en verlo descansar y asegurarme de que todo estaba en orden, miré mi cuerpo pensando de que fue un sueño, de que llevaba mi pijama y no, llevaba la ropa de ayer, mis jeans y una blusa blanca junto a mis zapatillas, me llevé la sorpresa de que en mi mano se encontraba su anillo que tanto quería.
¿Qué sucede? pense, crei estar sonámbula al principio o que tal vez esperé a que se duerma y le quite su anillo, o me lo regaló y me envió a dormir a mi habitación, pero no podía recordarlo. Recuerdo ponerme el anillo para no perderlo en mi dedo pulgar porque en los demás dedos sobraba lugar para devolverlo. Escuché varios pasos desde el pasillo cuando me acerqué a la puerta, escuché algunos quejidos, era papá.
Empujé la puerta varias veces pero no se abría, podía escuchar claramente a papá y comencé a desesperarme gritando su nombre. Los pasos eran cercanos a la habitación de tío James, supongo que había más de dos personas allí, tal vez enfermeros, no lo sabía.
Me habían encerrado, corrí hacia mi mesa de noche donde tengo la llave de mi habitación pero no la encontraba, recuerdo quitar el cajón entero y dejarlo en el suelo, me senté en el suelo y mis manos temblorosas rebuscaban en el cajón la llave. Yo sabia perfectamente que guardaba la llave allí cuando necesitaba privacidad. Pensando con la poca cordura que llevaba rebusqué en los demás cajones, hasta en mi armario. Me habían quitado la llave.
Volví hacia la puerta y golpee reiteradas veces pidiendo que por favor me abrieran la puerta, al parecer se había ido, había un denso silencio del otro lado.
Miré hacia el balcón, era mi única salida, corrí hacia él y vi en el patio trasero a Beth de espaldas a la casa, abrazando a mis hermanos con consuelo, ellos llevaban el pijama al igual que ella. Sea lo que sea era obvio que no quería mostrarles lo que estaba sucediendo en la casa. Grité tanto desde el balcón que mi garganta por un momento comenzó a picar. Beth en ningún  momento volteó hacia a mi, Babs lo hizo con preocupación, ella estaba llorando, quiso contestarme pero Beth la obligó a que no mire la casa ignorandome. Mi hermano en ningún momento volteó.
Me pregunté qué está pasando, aun me negaba a suponer que él ya no estaba. Todo es un error, todo es un sueño. Cuando me despierte estaré a su lado a salvo. Esto era una pesadilla, golpee con fuerza la puerta, tanto que mis manos dolían. Grité pidiendo que alguien me deje salir, necesitaba verlo, saber que todo estaba bien que esto en realidad era una broma de mal gusto o una pesadilla.
Mi cuerpo empezó a temblar, mi corazón latía con fuerza una ira incontrolada crecía en mí ante la desesperación, las cosas de mi habitación comenzaron a volar con furia, primero fueron  las cosas de mi mesa de noche, la lámpara se estrelló con la pared más cercana, el reloj de vidrio, regalo de papá. Miré hacia la mesa donde estaban mis perfumes y mi caja de maquillaje que poco usaba. Los perfumes estallaron contra la pared, recuerdo como su contenido goteaba sobre la pared, el olor a alcohol y las distintas fragancias hacían que revolviera mi estomago, pero no me importó, seguí destruyendo cada cosa que encontraba en mi habitación mientras gritaba que me dejaran salir. Tome una de mis zapatillas en el suelo y la arrojé contra el espejo. En ese momento la puerta se abrió con una Beth preocupada, ella intentó abrazarme pero la empujé, ella cayó al piso y yo salí corriendo hacia la habitación de mi tio. La puerta estaba entreabierta, la habitación estaba vacía, la cama con las sábanas blancas desarmada, a un lado en la mesa de noche una botella de agua, los aparatos que antes había ya no estaban, las cortinas estaban cerradas, todo estaba oscuro. No pensé nada, fui a abrir las ventanas, a abrir las grandes cortinas iluminando la habitación por completo. Quería darle ese brillo que faltaba cuando él estaba, pero no era lo mismo. Se había ido, cerré mis ojos y conté hasta cinco creyendo que iba a despertar aquí, a su lado pero no, seguia de pie frente a la ventana. Me di la vuelta y caí en cuenta de lo que sucedió, se había ido de mi para siempre.
En la puerta estaba mi hermano y Beth, ellos me abrazaron pero no respondí me sentí vacía, en paz porque estaba en otro lugar mejor,no sufriría. Pero no quería que se vaya aun, creía que iba a poder salir adelante. Era frustrante, doloroso, horrible.
Creo no poder superar esto, el dolor aumenta cada vez más dentro de mí, creí que llorando toda la noche podría descargar mi tristeza pero siento que no podré hacerlo. En este momento escucho a mamá golpeando la puerta con insistencia, tal vez abra la puerta de todas formas mañana debo ir al funeral, intentaré tranquilizar a mi madre e iré a dormir, no tengo hambre."

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Foto del autor Natalia
Textos Publicados: 6
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1 Comentarios 450 Lecturas Favorito 0 veces
Descripción

Un pequeo relato de una novela sin sentido que hice hace meses...

Palabras Clave: perdida familiar amor tristeza

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



Comentarios (1)add comment
menos espacio | mas espacio

Gustavo Adolfo Vaca Narvaja

Buen relato, ágil, contundente, buenas imágenes.
Tal vez si le das unos pequeños toques, en los giros, se ensamblen mejor
Felicitaciones Natalia
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April 01, 2017
 

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