Dos Soledades y el Bar
Publicado en Nov 27, 2016
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Dos soledades y el Bar.
 
El encuentro de dos soledades es la unión más terrible e impredecible ya que de esta colisión solo pueden ocurrir dos cosas: el odio y el repudio total o el amor y su esperanza.
El pretil del puente fue el testigo del paso del viejo Fiat a una velocidad estúpida para poder percibir bien el taconear de ella desafiando a todos tras su paso lineal, con su vestido azul y sus tacones de alfiler el cabello negro azabache recogido y tirado hacia un lado no pudo sino despertar en él un grito interior desgarrador esos gritos que dispara el alma muy de vez en cuando como una orden de general que hay que cumplir a cabalidad así se muera en el intento ,giro el volante de golpe ya que percato que se acercaba con peligro al brocal donde un señor mayor encendía una pipa, ella doblo a la derecha siempre con su paso inclemente, saco de su cartera un cigarro filtro blanco y lo encendió tardo unos segundos por que el encendedor no generaba la mecha necesaria aspiro dos bocanas de humo largas y lanzo el cigarrillo en una charca de agua sucia, abrió la puerta corroída y mugre del burdel e inicio una nueva faena, todo esto a poco metros de la vista de él y su viejo Fiat.
¡Qué desperdicio de vidas llevamos! Somos como una pieza de tablero, condenados por una fuerza mitológica a esta cadena perpetua sin libertad condicional.
Hola Buenos Días Laura.
El se preguntaba cuantas veces le había repetido ese saludo a Laura, Luisa, Juan, Luis, Martha, Pablo, Jorge y es que la rutina desvirtúa la realidad, no hay diferencias entre un lunes o un jueves entre Marzo y Octubre, sin lugar a dudas la rutina me consume pensó él y termino elaborando una breve sinopsis de su día anterior, sentado en su escritorio y recordó que repetía el mismo saludo a las mismas personas, la misma sonrisita nerviosa, el mismo chiste que ya perdió su gracia, el mismo café desabrido, la misma, la misma sensación de libertad a cinco para las cinco de la tarde y es que la rutina es una puta con la que él se acuesta a diario sin poder de elección con la gran diferencia que ella no cobra en metálico a cambio le arrebata la memoria, le desvaría los recuerdos lo sumerge en su mundo repetitivo, intentando buscar un refugio alguna variante en su realidad lo único diferente que encontró en su cita con la monotonía fue el cambio de su cepillo de dientes de color verde a rojo hace cuatro meses, consternado de la vida tan pulcra y ordenada que llevaba inicio su análisis al exterior y su entorno padecía la misma historia, dieciséis personas que laboraban en su oficina  vivían esta especie de orden caótico.
A  cinco para las cinco se invadió de alegría para variar y disparo la frase repetida un sinfín de veces, ¡Estos son los cinco minutos más largos de mi vida! , volteo a su derredor y vio a Laura, Jesús y Luisa esbozar la misma sonrisita cómplice que habían dibujado en sus labios  veinticuatro horas antes.
Encendió su viejo Fiat, el cual respondió de la misma forma que siempre con una tos seca y agónica emprendió la marcha por la misma calle el mismo semáforo mismo panorama mismas casas Av. Placer, calle 60 cruce esquina mataderos, Avenida Bolívar, Principal de Gordillo, Puente La Castellana, ya cumplía la mitad de su recorrido a su gris departamento descascarado, pero allí un miércoles, como suele ocurrir un miércoles de tantos, un miércoles rutinario, ella ¿quien más? ella.
***
Gordillo caserío ubicado a orillas de carretera, unas cincuenta quizás sesenta no lo sé no las conté bien humildes casitas de campo que se extendían en una árida llanura color ocre a solo minutos de la agobiante vida cotidiana, Gordillo se negaba a caer a la tentación de la vida citadina y hacia homenaje que si no, a la frase que escupió un anónimo ¡Pueblo chico, Infierno Grande! Cuatro calles ahuecadas, empolvadas y baldías, una pulpería, una barbería una casa de apuestas que en la noche tras una metamorfosis simple se convertía clásico en bar, burdel, tasca, puti club coloquen el termino que ustedes quieran, donde en las noches de quincenas se concentraban variadas soledades que huían de demonios y ansiosos asistían a cumplir sus necesidades aberrantes víctimas de la maquina demoledora llamada ciudad, si allí estaba gordillo librando su batalla diaria contra el vecino invasor, sus habitantes al igual que la ciudad no tenían variación alguna que anomalía que futuro podría ocurrir en este caserío campestre hogar de pocos, pero hogar de ella.
El cantar del gallo anunciaba la génesis de una nueva faena para ella, el sustento de la casa y sus tres hermanitos menores dependían de ella y su laburo día a día en la agencia de loterías y noche a noche en el bar, burdel, tasca, puti club le daban el sustento necesario para que nada faltara y nada sobrara en esa casucha en la que vivían en la principal de Gordillo.
Ese miércoles fue igual que el martes y el lunes, el ocaso avisaba la metamorfosis personal, camino las dos calles empolvadas desde su casucha hasta el burdel dos horas antes agencia de lotería y lo que era una vendedora de triples, permutas y rifas se convertía en una mujer apetecible al ojo detallista, morboso y sexual de cualquier hombre, con sus pechos bien definidos sus pezones puntiagudos y erectos las nalgas circulares y paraditas las piernas dos robles largos y potentes sin vestigio alguno de cicatrices, manchas y mucho menos de lo que llaman celulitis.
A él no le dolió tanto la revelación de que ella era puta, sino esperar ansioso en la mesita del rincón de la derecha mientras esperaba por los dos clientes que tenía en cola esperando por ella .
Los seis vodkas calentaban la temperatura física y mental del que no pudo aguantar el paso de ella por su mesita una vez más indiferente de su presencia y le grito.
-¡Flaca me vas a dejar acá esperando! Justo en el momento que el bar se quedaba sumergido en un silencio atronador ya que el cantante del piano encendía un tabaco de dudosa procedencia.
- Pero si solo tienes una hora esperando respondió, si me quieres tener me tienes que esperar.
- Hoy me di cuenta que tengo treinta y seis años esperando por ti flaca, acaba con el tipo que venga y vámonos de este antro.
La respuesta de el era la respuesta que ella tenía treinta cuatro años esperando, esa tarde noche entraron en ese burdel varias soledades y salieron del bar dos de ellas juntas agarradas de la mano se puede decir que las pocas veces que esto ocurre un escritor lo celebra apagando el tiempo en busca urgente de un papel y tinta, es por esto que existen los escritores.
Gerardo Andrés Llamozas.
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Descripción

El encuentro de dos soledades en un bar los rescatara de la rutina asesina y agobiante en la que se sumergen.

Palabras Clave: cuento corto

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



Comentarios (6)add comment
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psicologiaposmoderna

muy bueno saludos psicologiaposmoderna
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December 28, 2020
 

Karla Laya

La monotonía se convierte en la mejor arma para un escritor y este es el vivo ejemplo.
Responder
December 14, 2016
 

Gerardo Llamozas

Buenas Tardes Sra Maria, muchas gracias por sus comentarios.

Un gran abrazo.

Saludos
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November 30, 2016
 

Mara Vallejo D.-

Hola Gerardo.
Has compartido una historia que suelta imágenes claras y ellas alertan los sentidos sentidos,situación ésta que habla bien de sus letras.
Me ha gustado la forma como ha guiado sus letras.
Te envío saludos.

Bienvenido a textale.
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November 30, 2016
 

Gerardo Llamozas

Muchas Gracias por tus comentarios Alizia, así es la rutina es una especie de monstruo que nos consume, por suerte para los personajes del cuento en sus citas con la rutina en un día de tantos el encuentro de dos soledades marco la génesis de una relación.

Un abrazo.
Saludos.
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November 30, 2016
 

Alizia Froyd

Interesante relato con un final poco esperado. Me ha gustado Gerardo como conduces de la soledad a la monotonía y el hastío, y de ahí a una, tal vez, agradable posibilidad.
Grato leerte, saludos.
Responder
November 30, 2016
 

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