Tribu urbana
Publicado en Jun 19, 2016
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Jacinto camina cansado,  en las frías noches de invierno, recogiendo los excrementos que deja la tribu urbana: papeles y envases de plástico.

Jacinto, cuando empieza anochecer,  sale de su casa arrastrando  un carrito con bolsas vacías de arpillera deshilachada. Toma el tren, cruza el conurbano para llegar a la gran ciudad.

Se baja del tren,  arrastrando el carrito.  El punto de encuentro es la fogata encendida de la esquina de Florida y Lavalle. Apenas llega, Jacinto  saluda a sus compañeros, y acerca sus manos a la fogata para despojarse del frío. 

La tribu urbana tira a la basura  sin prestar demasiada atención. Existe un ejército de Jacintos que sobreviven clasificando y separando la basura. La  tribu urbana, a este oficio, lo llama cartonero. 

A la noche, en las veredas o en contenedores de basura,  se depositan    carpetas rotas, pedazos de muebles, retazos de telas,  papeles escritos.  Jacinto  revuelve en  la basura como quien está a la pesca de un tesoro.   En las bolsas de arpillera guarda los objetos que después venderá. 

Disfruta cuando encuentra piezas raras y pequeñas, que para el resto son inútiles. Guarda las piezas en algún bolsillo, las apila en el taller de su casa y el mayor desafío para Jacinto, es ensamblarlas. 

Jacinto, el cartonero,  vive al día, dependiendo del peso y de la calidad de lo recogido. Le pagan por kilo. Vive en una pocilga pequeña,  en un barrio, donde las nuevas generaciones de las  tribus urbanas,  las han apodado “villa”.   No recuerdo cuando  dejaron de llamarse “villa miseria”.
Como en la jungla, Jacinto, a veces, tiene que caminar mucho, porque la presa no es fácil de cazar. La zona de oficinas no le alcanza y como un león, olfatea, se mueve mucho por el presentimiento y rumbea  por las calles donde están los hoteles de muchas estrellas. Hace poco, rescató una alianza de oro que le permitió darse algunos gustos.  Jacinto, le rehuye a llegar a la zona de los hoteles, tiene miedo,  se siente tocado por Dios, y le agradece,  cada vez,  que presencia la escena, cuando ve gente,  comiendo de la basura, masticando las sobras como si fuese un plato de comida de un hotel cinco estrellas, porque al hambre,  lo que le sobra,  justamente, son las estrellas.
 
Jacinto ha intentando, varias veces, saltar  la línea de la tribu salvaje para pasar a pertenecer a la tribu urbana.  Pero no lo pudo lograr.  Trabajó, por un tiempo,  haciendo un reemplazo de cajero, en un supermercado, con un sueldo fijo, pero tuvo que mentir cuando le preguntaron donde vivía.  Luego tuvo otros empleos, pero ninguno era estable. Con lo cual se terminó desanimando y a pesar de lo duro de su oficio, siente un cierto gusto por no recibir órdenes ni tener patrón.

Son las cuatro de la madrugada, terminó la tarea de Jacinto. Las calles han quedado sucias, con los restos de basura, sin clasificar por los cartoneros.  Los barrenderos de la tribu urbana serán los encargados de hacerla desaparecer. 
Jacinto va arrastrando, el pesado carrito, para tomar el tren de regreso a su casa. Venderá el botín y se irá a dormir.  Mientras camina por Florida, escucha los ruidos de la tribu urbana que se despereza  para iniciar una nueva jornada.
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Foto del autor Diana Decunto
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Descripción

Tribu urbana. Cartonero es una actividad real que existe en Bs As y consiste en rebuscar en la basura

Palabras Clave: Tribu urbana

Categoría: Ensayos

Subcategoría: Sociedad



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