En la escuela “E” (el nombre es lo de menos, puede ser cualquier institución) los profesores realmente se preocupan por sus alumnos. Preparan su clase con un año de anticipación, dicen que es mejor prever el conocimiento a proveer el conocimiento, así se preocupan más en dirigir la educación de las masas y sostener su nivel de vida que en formar realmente seres pensantes. Los profesores también están muy enfocados en hacer divertidas sus clases, tienen la firme convicción que si una clase no es divertida, el alumno por ende no se entretendrá (nótese que lo que menos importa aquí es el aprendizaje). Asimismo cuidan mucho la evaluación de lo que ellos juzgan es “lo más apropiado” para aprender, como los mitos que se pretenden llamar historia o la manera supuestamente culta en que alguien con el mínimo de educación se debe expresar. E inclusive los profesores son tan comprometidos que siempre están en el salón de clase, independientemente el alumno comprenda o no, deben estar ahí porque la imagen es lo que cuenta, nada más, nada menos. Así, mientras un maestro demuestre a sus pares el conocimiento que tiene, es innecesario que a su vez lo haga con sus alumnos, por eso los profesores están enfrascados en arduos debates sobre la utilidad de un determinado verbo en las habilidades que se pueden generar en los estudiantes. Este rubro es de suma importancia ya que pone en evidencia la falta de perspicacia en el maestro para elegir el verbo adecuado al momento de dar su clase, una vez hecho esto se procede a elaborar largos y extensos documentos en los cuales se habla acerca de la importancia del verbo elegido, estos papeles son de diversa índole, por mencionar algunos: planeación, programa, cronograma, manual, encuadre, todos ellos sumamente trascedentes para la buena imagen del maestro.
 
Por su parte los alumnos tienen una vida estudiantil muy ligera. El ser presionados no ayuda para nada, por lo cual la diversión dentro y fuera de la escuela es imprescindible. Los trabajos y tareas se les deben pedir con semanas de anticipación y de uno por uno ya que todo exceso es malo. Si por algún motivo necesitan salir a atender sus necesidades fisiológicas, desde luego que pueden hacerlo, nadie quiere tener una vida difícil y si a ellos se les puede dar esa facilidad que casi nadie tiene (ni tendrá), mucho mejor. De repente los alumnos escuchan palabras como examen, ejercicio, resumen, trabajo, proyecto, pero están lo suficientemente ocupados en parecer interesantes e inteligentes entre ellos y también ante el maestro. Para ellos lo transcendente es la permisión del profesor y no tanto la habilidad del mismo para desenvolverse como tal. En ocasiones escuchan que se les dice que deben tener más carácter, pero es un término ajeno para ellos, creen que teniendo sus objetos materiales, emulando a sus artistas favoritos y manipulando a los adultos para obtener lo que quieren es más que suficiente para triunfar en la vida con el mínimo de esfuerzo. Sus necesidades en su mayoría están satisfechas, por tanto el aprender o no algo nuevo no está en su agenda diaria. El profesor está para servirles, los adultos están para servirles.
 
La dirección por su parte exige lo mejor de los maestros. Cada año escolar los mandan a cursos importantes para que mejoren la apariencia en que se conducen ante sus alumnos. No se les pide tanto a los profesores, baste que indiquen que dominan una rama del conocimiento para que ipso facto se les asigne esa materia y todas las demás relacionadas (o que no lo sean tanto). Lo único que se les requiere a los maestros es que tengan una excelente actitud, podrían no saber mucho sobre la asignatura que dicen imparten, o sobre habilidades docentes para elegir verbos, pero si no cuentan con una buena actitud no durarán mucho. No se considera una paradoja que los maestros exijan conocimiento de sus alumnos si a aquellos lo único que se les pide es que tengan buena disposición, al final el maestro es un adulto hecho y el alumno apenas está en desarrollo. ¿Qué más da si no se les pide lo suficiente? Al final a quien se le dificultará la vida será a ellos.
El informe termina aquí. Este documento se encontró en las ruinas de una escuela en la ciudad y puerto de Tampico, Tamaulipas. Aún no está claro si se trata de una sátira de la educación en México o si es un documento oficial, tiene papel membretado de la Secretaría de Educación Pública, lo cual no indica mucho, ¿quién no juega en el servicio público?