NOVENO CRCULO DEL INFIERNO.
Publicado en Nov 05, 2015
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 La bifurcación en el bosque se abría frente a él. Largo tiempo pasó para percatarse que las decisiones trascendentes se toman en un instante. El caballero dejó de enfrascarse en insulsa dialéctica a título particular, decidió ir por el camino de la izquierda. Encontrar su hija era más difícil de lo que se había propuesto desde hacía tiempo. No concebía la idea de estar lejos de ella y no claudicaría hasta encontrarla. El mago que lo acompañaba pensaba de la misma forma y no dejaría solo al caballero hasta que lograra su propósito.
 
Ambos fueron sorprendidos al inicio del camino por una legión de espectros. Se sabían perdidos ya que la fuerza bruta y la magia blanca poco podían hacer contra los engendros de la oscuridad que los acechaban, además el desgaste emocional del que eran objeto los empujaba al agotamiento físico. La vida es un suspiro y con ellos empezaba a concluir la exhalación. –Si este es el fin, debo confesarte algo-, dijo el mago al caballero quien, intrigado, inquirió al primero sobre la información que tenía oculta, y el mago dijo:
 
“Tú hace años decidiste iniciar esta búsqueda, como el hombre más sabio del reino me vi en la obligación de acompañarte para que mínimo tuvieras el apoyo del Conocimiento Blanco. Enmudecí en muchas ocasiones, miraba hacia otro lado cuando torturabas a los prisioneros para que informaran lo poco o mucho que sabían, las aldeas que ordenaste quemar cuando nadie decía algo que te convenciera de que no eran cómplices de los captores. Nunca objeté tus métodos, antes bien evité que se volvieran en tu contra si no, ¿cómo puedes explicar que en todo momento hayas salido invicto? Claro que tenías mi protección. El sello que tienes en tu armadura te protege de cualquier mal, pero ahora debo pagar un alto precio por utilizar la magia blanca para propósitos negativos, y en este momento es cuando me pregunto, ¿valió la pena? Todo lo que ha pasado, lo que he visto, toda la infamia, la injusticia, las lamentaciones, todo maldita sea, todo. No puedo seguir con esto, discúlpame.”
 
El caballero lo dejó de escuchar, siempre el mismo argumento. ¿Era necesario escuchar eso? Él sabía que al tercer día de su muerte regresaría en otra vida para continuar su labor inacabada, nada puede ir contra esa ley universal. Así que se arrojó y luchó contra los espectros como si fuera la última vez. Contra lo que se hubiera pensado, logró vencer a la legión que los estaba acechando. Se levantó victorioso una vez más, pero el mago ya no estaba.
 
Desesperado, el caballero lo buscó mientras pensaba lo curioso de su situación: una doble pesquisa. En ningún lugar del bosque se encontraba el mago así que decidió continuar con la búsqueda de su hija. Observó el mapa que tenían y el siguiente destino era la montaña más alta después del bosque. A lo lejos se podía divisar el nuevo punto de su itinerario y se trasladó al mismo. Al llegar a la cima de la montaña podía observar la magnanimidad del reino, lo que había dejado atrás y lo que le esperaba por delante. Al mirar hacia abajo observó que el sello que le había trazado el mago se empezó a borrar y mientras se difuminaba, la imagen de su hija frente a él empezaba a ser más clara, extinguiéndose el sello, su hija apareció.
 
El caballero no lo podía creer, toda su búsqueda terminaba en la montaña más alta. Corrió a abrazar a su hija cuando se escuchó la risa del mago como un taladro que pasa a través de una cien a otra. Por más que dirigía su vista a cuanto lugar estaba visible desde la montaña, el mago no estaba, físicamente por lo menos. Y al ver de nuevo a su hija, esta le dijo – Padre, debo dejarte, no puedo creer todo lo que has hecho y sobretodo argumentando que en mi nombre toda esa gente perdería la vida, los inocentes, los culpables y los que no tenían nada que ver, todos muertos-. El caballero la miró atónito, y antes que él pudiera preguntar, su hija continuó con la explicación: - Siempre estuve ahí, claro que nadie te iba a dar indicaciones sobre mi paradero, puesto que estaba contigo en todo momento, viendo de lo que eras capaz. El sello de tu armadura evitaba que me pudieras observar y ahora que se ha borrado y acabó tu búsqueda debo partir. Adiós padre-. Y la joven señorita se difuminó en la ventisca que empezó a azoar la montaña. El caballero profirió un grito y maldijo al hechicero, su enemigo siempre a su lado, emulando una preocupación falsa, estaba absorto en sus pensamientos cuando apareció el infame hechicero, el caballero blandió la espada, se disponía a luchar por última vez, si así fuera. Pero no alcanzó a defenderse, el mago abrió un portal en el cielo que absorbió al caballero, mientras a cientos de kilómetros de ahí una mujer de nombre María estaba por entrar a una cueva guiada por un niño, esperando encontrar ahí a su padre, el caballero del reino que presumía muerto.
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Foto del autor felix.d.ramirez
Textos Publicados: 34
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Descripción

El noveno crculo del infierno.

Palabras Clave: caballero mago traicin amor

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Fantasa



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