Testamento de un Criminal Libre
Publicado en Oct 05, 2015
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Aun, lo recuerdo, si lo recuerdo, a pesar de estar en un lecho, torcido, frio y demacrado, intento escapar a mis  recuerdos, estos estiran su larga mano y me impiden huir a mi mente. Estos recuerdos que me atormentan empiezan con mis delirios, aumentan mi sufrimiento, incrementan la nostalgia e impiden la razón. Mi vida es un pormenor de situaciones normales, hasta que finalmente, como todo humano debería hacer, me entrega a mis más bajas y mórbidas pasiones, me deje llevar por el éxtasis de la vida, lo bueno que me ofrecía, me negué a la ética, la justicia y todas esas virtudes, que como un espejo, impedían que viera claramente lo que deseaba, agradezco a Dios por darme una conciencia que me permitió, antes de morir, lo cual es pronto, ver como es una vida en los más profundos excesos, los mas mórbidos arrebatos y mis más perfectos regalos a su creación. Estoy muriendo, lo sé, falta poco, escribo con lo que me da vida, con mi muerte, estás leyendo esto, no siento miedo, no tengo culpa, nada, este es el fin del callejón que elegí, así que no siento nada ante mi próximo final, quizás alegría por saber que al fin me arrebataran de la creación, este es el momento por el que rogué, creo, mis plegarias siguen sonando igual, aunque he caído en la tentación, Dios me trata igual, sigue sin responderme.
Antes que nada, les dejare dicho, porque no siento culpa con mi muerte, ni culpa con mis vagas pasiones y aun mas sádicos pasatiempos, que extrajeron mi alegría, dejaron libre mi cordura y se convirtieron en objeto de mi pasión.
Intente llevar una vida, como mandaban las leyes de mi vida. Intente mantenerme al margen más escrupuloso y estricto. Pase tantos lustros viviendo bajo la opresión moral, bajo una sombra llamada humanidad, que simplemente no pude resistir más.
¿Acaso tengo culpa por haber explotado?
¿Tengo que resignarme a vivir sin poder explorar mis deseos, mi mente, mi conciencia?
¿Si tengo sueños y anhelos, debo reprimirlos de forma egoísta solamente porque la maldita sociedad no los ve bien?
Podre ser tachado de criminal, sádico, quizás loco, pero por lo menos sabré que viví mis más grandes deseos y anhelos ocultos, que logre saber que era lo que quería de esta vida realmente. Quisiera contaros como fue mi estúpida existencia, pero sería una fatal y lamentable pérdida de tiempo, seria narrar la vida de cualquiera de los que me lee, por eso me saltare esa repetitiva vida que tuve, hasta ese día.
 
Era un jodido día normal, como los miles que tuve y desperdicie, regresa de mi trabajo, caminando con un lento compas, creí que todo era igual, hasta que vi en la entrada de mi casa, algo que cambio mi existencia mortal. En el escalón de la puerta estaba un gato café, todas las noches, ese mismo felino impedía que yo tuviera oportunidad de cerrar mis parpados, su eterno llanto y su inaguantable maullido, me orillaban al más desesperante insomnio, Nunca sabré si fue eso, o simplemente algo en mí que me motivo a lo que realice. Tome al ser entre mis manos, dejando el portafolio en el piso, abrí la puerta con delicadeza de manera normal, puse al minino en una caja que tenía al lado de la puerta, para basura. Cerré la caja sin inmutarme y recogí mi portafolio, acto seguido, cerré la puerta y me aislé, como siempre. Después, sin seguir mi mente, solo mi instinto, moviendo los pies uno tras otro, llegue a la cocina y busque una olla y la llene de agua en 7/8 de su capacidad. Coloque la olla en el quemador y prendí el fuego. Vi las llamas azules en la punta y rojas en el centro de manera casi hipnótica, hasta que salí de mi trance, camine hacia la salida de nuevo y tome al pequeño e indefenso gato de la caja. Sin saber sinceramente que pasaba por mi mente en esos momentos, simplemente seguí mis pasos hasta la cocina, donde sin más miramientos, al ver que el agua hervía entre burbuja y burbuja, mirándolo a sus ojos claros, sintiendo quizás hasta lastima, le metí a la olla, la cerré de golpe y puse mis manos sobre ella. Sentir como su vida se escapaba cada segundo fue algo, nuevo, increíble e incluso excitante, oír como sus débiles lamentos que comenzaron con sonoros gritos, desaparecían, fue algo, tan, emocionante. Cuando dejo de emitir sus patéticos quejidos, levante la tapa para ver una mata de pelos de colores grisáceos y una ser sin piel, rosado, flotando con una mueca de horror que incluso, me abrió el apetito. Fue  el mejor gato que he comido.
Desde ese día, entendí cual fuel a razón de mi existencia. Comprendí cual fue la causa de mi pura vida, me dedique entonces a llevarla a cabo, a buscar más de ese increíble y profundo éxtasis que me invadió.
Caí en todas las derivaciones de mi trabajo, de mi profesión, de mi única razón de ser.
Visite los cementerios, durante el ocaso del día, entraba cruzando las rejas y los umbrales sin ser visto y llevando una pala, accediendo a una vieja locura mía, desenterré un cadáver sin más, abrí la caja de madera podrida , viendo bajo la luz de la luna, un cuerpo pútrido y carcomido. Con mis manos cubiertas de lodo, oliendo el perfume de la humedad y la tierra del cementerio, roce con mi yema los restos de la cara de aquel ángel, que Dios puso en ese momento exacto para mí. Sentí un escalofrió recorrer mis vertebras, el éxtasis fue inmenso. Decidido a más, abrí sus labios y con exaltación, vi sus dientes, o lo que quedaba de ellos. En ese momento mi alma trascendió de mí, no respondí a mis actos. Me despoje de  mi camisa, entre bichos y demás, desprendí mi aliento en un perfecto e inigualable beso con aquel demonio bendito. Acaricie y senti su cuerpo, recorrí son temor lo más inigualable, aun con el asco, me entrega al acto más maldito y hermoso que pude hacer con aquel cuerpo, entre risas, blasfemias e incluso quejidos, termine mi velado, devolviéndolo a su sepulcro, sin lamentarme siquiera de su género, le despedí con un beso en la mano, puse piedra sobre piedra y tierra sobre tierra, hasta que mi paso fue escondido del mórbido recinto. 
Mis jornadas nocturnas en el cementerio acabaron cuando viaje al campo en busca de más "diversidad". Acabe comiendo aquello que fue mío durante las veladas, una oveja, un cerdo, una gallina e incluso un perro, fueron víctimas silenciosas de mis arrebatos carnales y necesitados.
Pronto, los animales y cadáveres quedaron a un lado, en una magnifica y cálida noche de verano, volvía de mi última jornada en el cementerio, cuando vi una joven desposeída que me pedía un poco de limosna para conseguir un pedazo de pan, en mi escabrosa mente, sujete su mano y con un acento de caballero, como un lobo disfrazado de cabra, le invite a mi hogar, para ayudarle. Nunca me arrepentiré de eso.
Ya en casa, la alimente como era debido y le permití que durmiera en la sala. Cuando su sueño se volvió pesado y oí su respiración, con el impulso más malévolo que tuve, la tome y ate de manos piernas con una cuerda que tenía en la cocina, la amarre fuerte, y tape su boca inocente, con casi nada de esfuerzo la lleve en hombros, como una niña dormida a mis sótano, mientras mi cara irradiaba la desesperación de un niño en navidad, a punto de abrir sus obsequios.
Unas horas, no sé cuántas en realidad, ella despertó sobresaltada e intento gritar, obviamente sin éxito. Yo enfrente de ella con una cara sonriente y unas amplias ojeras, no dormí, con el fin de ver su cara de terror al despertar del conjuro de Morfeo. Admitiré que en mi mente con sueño, había sardónicamente planeado una serie de eventos que realizaría con ella, tales que al despertarla, babeaba como león ante una cebra desprotegida.
Como un ágil depredador me levante de la silla y le acaricie su rostro, al verme ella puso en sus ojos una expresión de pavor que me alegro aún más. Comenzó a besarla, pero me contuve, eso, no era parte de mi diversión. Golpear, humillar, obligar, mutilar, cortar, entre otras cosas que sin saber, me provocaban más y más. Accedí a suplicios en ellas que ni sus tantas lagrimas que vi, pudieran expresar, convertí ese pequeño recinto, en la sala más oscura, depravada y enloquecida del infierno mismo, mis jornadas con ella son las cosas que en este momento añoro más que nada, quisiera describiros cada una, pero la agonía de mi cuerpo me lo impide, solo piensen, sus ojos se achicaron por el llanto y su cuerpo quedo irreconocible. Cuando me despedí de lo que quedo, fue en el bosque, donde un abeto resguarda sus restos ahora, con cierto aprecio me despedí, pero aun así, me quede con ciertos "recuerdos" de ella, quedaron bien fritos y guisados, esa carne fue dulce y jugosa hasta más no poder.
Aun así, ellas no fue la única pobre que cayó bajo el yugo de mis pasiones, en las noches más propicias y destartaladas, bajaba como plaga hasta los lugares más recónditos y perdidos, donde con la lengua de satán u la seducción que Dios me regalo, conduje ano menos, trece doncellas y mujeres más, bajo mis garras de lobo. Sin hacerlas sufrir lo que mi primera y entrañable compañera, conocieron lo que una mente enferma, como solo la mía hay, puede ser capaz. La sangre fue la cosa que aunque algo asqueaste las primeras ocasiones, me desarrollo una profunda obsesión. Sentir su calidez invadirme, palparla y verla desbaratar, fue algo inolvidable, el cuerpo humano se convirtió en mi santo grial entonces. 
Lo que más me dio orgullo fue la increíble y ordinaria capacidad de fingir moral, ética, orgullo, idiotez y estupidez frente a los ojos de la mísera sociedad y las rigurosas leyes del pueblo, fue algo único en mí, nunca levante sospechas, pero nada es eterno. Cuando fui descubierto, la sociedad vomito literalmente al descubrir todas mis hazañas, porque eso son, hazañas de una mente libre que comprendió que buscaba realmente del mundo, en fin, nadie entendió mis ansias de ser libre y de poder vivir bajo las adicciones de las que fui presa por ese tiempo, nadie, nadie señores. Intente huir, no podía caer bajo las ley de nueva cuenta, quería seguir con el yugo de la pasión en mí, embriagarme del eterno éxtasis, de la gloria que fue en mi vivir de todas las mundanas, paganas e indescriptibles acciones que pude hacer y las que me faltan por hacer.
Para no caer en el vicio, me deje seducir por él, mi única relación verdadera, fue la que tuve con mi propia oscuridad, aquella que cuando me extendió su frio brazo, me mostro lo que realmente era.
Intente huir, pero no pude, este escrito es la prueba, intento no morir, pero mis entrañas dejan que mi precioso liquido carmesí huya dejándome solo, pero no tengo miedo, no me arrepiento, no siento nada. Ahora bien, si soy acusado de algo, yo mismo me declaró culpable, si culpable, pero en el banquillo de los acusados, grito que fui culpable de ser un hombre que vivió bajo lo que quiso vivir, que logre con su retorcida mente, entender su propósito en la vida, fui alguien que no deba volver según ellos, pero me tiene miedo, no por mis actos, no por mis crueles e incruentas acciones, sino porque nadie puede ser como yo, me burlo en sus caras, yo logre ver la verdadera libertad de la pasión, el amor a la muerte, la parafilia del pecado, convertí mi cuerpo en la nueva Sodoma, ahora veo el castigo de Dios, no quiero ser castigado por ser libre, por intentarlo, lo viví y no me arrepiento, no me arrepiento de haber dejado la cordura aun lado, no me arrepiento de permitirme ver el paraíso en la tierra, no lo hago, no lo hago. Soy inocente de seguí una vida normal, soy inocente de prohibirme vivir como debería, soy inocente de ser un humano. Juro bajo la estirpe de mi casa, que soy inocente de ser subyugado, inocente de ser como todos lo han hecho, inocente de ser alguien que se encierre en su mundo gris y abstracto, soy inocente.
Escuchas sus pasos, rio entre dientes, sé que mi fin se acerca, no lo reniego, no le huyo, me dan fin injusto, eso sí lo sé, si mi crimen fue mi vida, entonces que la condena sea entregarla, gracias a este mundo por oprimirme, por impedirme ser lo que era, porque, cuando lo descubrí, cuando supe que era la vida realmente, lo aprecie aún más. Mis labios ya no se mueven, las manos se mi adormecen, un charco me rodea, mi vida me rodea, aun sonrió, pero es todo, es hoy muerto, lo estoy y no reniego de ello. Viví bien, fui feliz en mis hasta en los últimos momentos de mi locura, de mis arrebatos, agradezco a todas las compañeras y amigo que permitieron con su muerte, darme algo de entendimiento, pensaran que viví bajo la sombra del serafín caído, pero para mí, fue mejor que la del dios muerto, muero ahora, no sé qué sucederá, ignoro lo que pasa después de morir, pero si es el castigo celestial, créanme, será lo que busco en realidad, sonrió al pensar en eso, el festín del otro mundo apenas comienza…
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Descripción

ADVERTENCIA: Es un txto con algunas describciones fuertes, de ahi en fuera, puede que sea el testamento que desees pero no lo sabes, aun...

Palabras Clave: Muerte Tentacion Enermo Loco Pasiones Locura Libertad

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Terror & Misterio



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