Instante de Cielo
Publicado en Aug 11, 2015
Estábamos viendo una película, estaba apoyada en su pecho y ella me abrasaba y acariciaba mi pelo, por un momento la quedo mirando y le digo que la amo, más que a nada y más que a nadie. Veo una sonrisa en sus ojos, una de esas imposibles de disimular, combinado con pena ya que no podemos contarle a nadie el amor que sentimos, nuestro amor es prohibido de muchas formas, pero en este instante no nos importa.
Me acerco sigilosamente a su rostro y comienzo a explorar sus labios lentamente con los míos, como si nunca antes los hubiera tocado, como si quisiera recordar cada milímetro de ellos, ella sabe a lo que estoy jugando y le gusta, lo noto por su respiración, cada vez se acelera un poco más pero trata de disimularlo. Le doy un beso casto y corto y tiene ganas de más, yo también pero me contengo, quiero jugar un poco, ¨me encanta cuando pones esos ojos felinos¨ le escucho decir, me guardo una sonrisa y paso mi lengua por sus labios lentamente, ya estoy sobre ella, mis piernas desnudas están abrasando su cadera, comienzo a acariciar su costado, es tan suave, me encanta, me hace desear más. Voy besando lentamente su cuello dejando que cada vez se acelere su respiración, no pierdo mi ritmo lento y pausado, lo disfruto. Llego a su oreja y jadeo lentamente mientras continuo subiendo mi mano y llego a su pecho, oh sus hermosos pechos, los acaricio lentamente, puedo sentir su excitación, muerdo lentamente su cuello bajando, me detengo la miro a los ojos y le doy un beso tan apasionado que fácilmente podría haber durado minutos. Le desabrocho completamente su camisa y comienzo mi trabajo en sus pechos, me deja apretar morder, succionar besar lo que desee, pero a mí me interesa lo que ella desea, soy muy cuidadosa estimulo su pezón con mi índice, por su contorno delicadamente para proceder a lamerlo muy lentamente, sé que lo lento la mata, le encanta esa dulce tortura, y a mi igual. Estimulo su otro pecho con mi mano libre mientras mi lengua comienza a provocar unos dulces gemidos que se incrementan cuando comienzo a apretar su pezón entre mis labios, cambio de pecho y sigo con el juego, siento sus movimientos pélvicos espontáneos, ni siquiera ella se da cuenta de lo que hace, se aferra a mi espalda y siento que busca seguridad, más ella es la que me da la seguridad a mí. Comienzo a bajar besando su abdomen y pasando mi lengua por cada lugar posible, quiero poder recordar cada centímetro posible de este cuerpo que me encanta, de la persona que amo. Me detengo en su cadera, me encanta provocarla más un, con un mano comienzo a tocar su sexo por sobre la ropa interior, puedo sentir lo mojada que esta. Muerdo su cadera delicadamente pero cada vez aumento un poco la presión sin lastimar, no puede estar quieta y yo tampoco. Quito su ropa interior, me levanto y la miro, se ve tan hermosa así y es toda mía, vuelvo a su boca a besarla y llevo mi mano a su sexo, paso mis dedos por sus labios suavemente y su cadera sigue mi ritmo, buscando el roce. Comienzo a explorar un poco más allá, me encuentro con su clítoris, mis dedos se deslizan tan fácilmente que comienzo a hacer círculos con ellos, despacio disfrutándolo, sintiendo su respiración acelerada, conteniéndola con mi abrazo y a la vez ella se aferra a mi espalda. Cuando llega el momento justo acelero el movimiento y sus gemidos aumentan está a punto de llegar lo reconozco porque le cuesta gemir, el aire le falta, no puedo parar el rimo, sus manos me aprietan con tal fuerza que sé que quedaré marcada, no me importa, siento que deja de respirar por un segundo y sus uñas marcando mi piel, luego viene una gran bocanada de aire y sé de debo bajar el rimo, ahora está más sensible ahí. La beso y bajo, es hora de que mi lengua haga su trabajo, me posiciono entre sus piernas y comienzo a saborearla, ¿cómo alguien puede ser tan jodidamente exquisita? La pruebo, la siento mi lengua juega, voy a su clítoris nuevamente pero esta vez mis dedos comienzan a penetrarla, uno y luego dos, voy probando movimientos, escucho sus gemidos que solo me alientan a seguir, no quiero dejar de escucharlos, muevo mis dedos tanto hacia dentro y fuera como hacia arriba, siento que le gusta, sus gemidos cada vez más fuertes, aumento el ritmo tanto como de penetración, como el de mi lengua, ella aprieta las sabanas se tensa completamente, y yo sigo, sé que si paro no va a llegar más allá y quiero que disfrute todo lo posible, hasta que siento el escalofrió que recorre su cuerpo, ese placer incomparable, y se rinde, su cuerpo laceo sobre la cama, cansada y hermosa, con una sonrisa, los ojos brillantes y los labios secos. Me lamo los dedos luego de verla así, y me mira con su cara de ¿por qué siempre haces eso? Y antes de que lo diga le respondo ‘’me encanta tu sabor’’, se sonroja y me tira una almohada me toma de los hombros y me acuesta, nos besamos apasionadamente y todos sabemos lo que eso significa, es mi turno de ir al cielo por un instante.
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