Anoche pasó una estrella fugaz que cayó muy cerca de nosotras.
Nos concedió la oportunidad de  tomar vida durante un día. Hoy escuché el canto de los pájaros. La Costanera Sur es un lugar  muy bello pero la polución,  nos va matando día a día..
Muchas veces, pedí esta oportunidad. Ser una mujer de carne y hueso. Siempre nos tildaron de putas. Somos amantes fogosas, luchadoras incansables a imagen y semejanza de nuestra  madre que nos engendró.
La cadencia del tiempo hará que caigamos físicamente y nos dejará sumida   en el olvido.
Siempre hemos sido hermanas muy unidas. Enarbolamos la bandera de  protesta en contra de la violencia de género. Pretendemos la real liberación femenina, la mujer debe desenvolverse en todos los ámbitos,  no perdiendo  la oportunidad de construir el amor en su propio hogar.  
A la altura de Rivadavia al 1800,  una densa columna de mujeres nos acompaña. Por favor, acabemos con  mujeres asesinadas, golpeadas, quemadas o agredidas verbalmente por sus amantes.  A veces, siento al amor alejarse de la vida. Las mujeres queremos machos que nos amen y nos protejan.
Hemos llegado al Congreso. Muchas mujeres durante el camino nos han contado su infierno. Pensar que en este lugar,  Lola Mora nos engendró, en alguna de estas habitaciones del Congreso.
Así como el cincel  escribió esta historia, queremos hoy estas tres ninfas que mañana volveremos a ser mármol, escribir la nuestra propia. Nuestra proclama es: Basta de  locuras y muerte invocando al amor.
Si este es un sueño utópico no nos importa. Lola nunca claudicó  y nosotras tampoco.
Después de leer nuestra proclama nos retiramos a nuestros confines para volver mañana a ser nuevamente ignoradas estatuas de mármol.