UNA HERENCIA MALDITA
Publicado en Jan 30, 2015
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“Si alguien conoce un procedimiento mejor
para domar a una bravía, que lo publique.
Darlo a conocer será una obra de caridad.”
W. Shakespeare.
 
Si bien, la mujer a lo largo de nuestra existencia ha sido un símbolo de fertilidad e inmortalidad humana, también ha sido sublevada de su condición como ser humano, que, con el paso del tiempo ha logrado cambiar. Pero una herencia de marginalidad hacia las féminas aún perdura en nuestros tiempos. El machismo, que según la RAE, es una "actitud de prepotencia de los varones respecto a las mujeres", en todas las formas posibles y por haber. En este ensayo, hablaré del machismo en México abordando novelas con esta temática en distintos contextos históricos de nuestro país. Expondré la problemática humana que genera esta ideología y sus principales antecedentes en primera instancia en un marco histórico hasta llegar a México.
El machismo es una corriente ideológica en la que el hombre domina por sobre todas las cosas a la mujer, esto viene desde la antigua Grecia, pues en ese entonces, nacer mujer no era algo muy bien deseado. Inclusive existía un infanticidio que se veía de los más normal, si el bebe era una mujer se le abandonaba a su suerte. Las mujeres en aquella época tenían prácticamente el mismo status social que los esclavos, por esta misma razón eran ajenas en cuanto a acciones políticas y problemas sociales, limitada a realizar sólo labores domésticas. La concepción que se tenía de una mujer básicamente era la de un hombre que no poseía pene, un hombre, pero incompleto.
El conocimiento no estaba enfocado a la mujer, la educación sólo era para los hombres, las mujeres sólo tenían la posibilidad de enseñarse cosas entre ellas. Inclusive el matrimonio era meramente una transacción  entre hombres, el padre vendía a su hija al mejor postor, dinero, vienes materias, poder social o político, etc. Práctica que permanece  vigente en algunas zonas rurales de México y países de todo el mundo.
Pero no fue hasta el periodo romano cuando comenzó a tener un poco de importancia, si bien, seguía ajena a los intereses políticos y sociales, la mujer romana sólo se encargaba de hilar y cuidar a sus hijos o a hijos ajenos, aparte de sus labores domésticas. La mujer representaba obediencia, respeto y serenidad. Pero siendo predecesores de la cultura griega, esta seguía bajo las ordenes de sus padres o esposos, ellos podían hacer lo que quisiesen con ellas, incluso matarlas. Así en todo el mundo, la mujer era una parte importante para os hombres, pero sólo eso. En el medievo sucedió un hecho curioso, en éste periodo de la historia la mujer y el hombre estaban en un constante equilibrio, inclusive algunos autores como Giovanni Bocaccio, en sus jornadas las mujeres representaban el ingenio, inteligencia y astucia por encima de los hombres. Un ejemplo a considerar esta en las barraganas (prostitutas de los clérigos), que podían ejercer el sacerdocio por tener conocimientos de latín, aprendido a través de ellos mismos. El sobrenombre de “zorras” viene del medievo, pero no de la forma despectiva en que hoy lo conocemos, si no por lo antes mencionado.
Pero como somos seres condicionados por la historia, la mujer desde el siglo X hasta inicios del siglo IV, fue atacada por la iglesia, era considerado un ser perverso que robaba el alma de los hombres y algunos prelados decían que amar a una mujer era algo más amargo que la muerte. Fue excluida de los saberes y a partir de 1314, Felipe el Hermoso, bajo la influencia de los legistas, restringió el derecho de sucesión a la corona de las mujeres. A partir de este periodo comienzan a surgir mujeres con cargos políticos y sociales que impulsaron y fueron muy importantes en la historia, una de ellas fue Juana de Arco que dio fin a la guerra entre Francia e Inglaterra. La reina Isabel I era una persona con un gran bagaje cultural e intelectual, impulsó a la dramaturgia y a la literatura de Inglaterra pese a las trabas que imponía la clerecía de su tiempo.
La mujer tenía ya una personificación diferente a la griega, en España del siglo XVI se trató de crear una versión de mujer ideal, básicamente  querían encarnar las concepciones que se tenían de la Virgen María, la mujer debería de ser pura, honesta, de fe y buena voluntad. Pero ninguna mujer podía alcanzar dichos parámetros morales de la clerecía, basta con citar a Santo Tomas de Aquino, quien sentía repudio hacia la mujer pues tenía una visión diferente de la mujer como legado de ello dejó un decreto hacía los sacerdotes y escribas de monasterios que citaré a continuación. “[...] Habla poco y con severidad a las mujeres. No se ha de desconfiar menos de las que son menos virtuosas, porque cuanto mayor es la virtud, tanto mayor es la inclinación, y bajo el encanto de su palabra se esconde el virus de la mayor lascivia". Así podemos ver como permanece y perdura la sublevación hacia la mujer, la religión al ser una institución de poder social, repercutió mucho a nivel histórico sobre la mujer.
Durante los inicios de la edad moderna, un hombre tenía diversos papeles y ocupaciones: príncipe, militar, artesano, humanista, mercader o clérigo. Las mujeres tenían menos opciones que ejercer, puesto que los moralistas las continuaron relegando a los papeles de madres, hijas, viudas, vírgenes o prostitutas, santas o brujas. Estas identidades, derivaban únicamente de su estatus sexual y, en muchos casos, inhibieron a muchas mujeres en su asunción de otras identidades deseada.
Así, de forma general e introductoria, podemos ver que la mujer ha sido tratada como un objeto o una herramienta que nos lleva a realizar un fin mayor, relegándola de su condición igualitaria a hombre como seres humanos. Esto es gracias a las herencias históricas que son sembradas en cada descendencia de todo el mundo.
En México, el papel de la mujer en zonas rurales y marginales, en donde no hay una diversificación de ideas salvo las de la iglesia, funge como objeto de intercambio. El padre espera algo a cambio de la mano de su hija, dinero, ganado, prestigio social, etc. En la novela El viudo Román de la escritora Rosario Castellanos, se refleja esta herencia arraigada de los griegos en una el pueblo de Comitán, Chiapas. La novela, narra la vida de don Carlos Román, un hombre aparentemente desconsolado por la muerte de su esposa, que vive de forma solitaria junto con Doña Cástula, su sirvienta y ama de llaves (personaje que abordaremos con mayor profundidad más adelante), que busca gradualmente reintegrarse a la gente del pueblo. Hasta aquí podríamos compadecernos con estos dos personajes, un hombre desahuciado y una mujer sola, vieja y desencantada del mundo, que sólo busca servir de alguna forma a don Román.  Pero en realidad la trama adquiere otro sentido al llegar a un desenlace algo inesperado, porque de hecho don Carlos es un macho enfermizo obsesionado por vengarse del infortunio de haberse casado con una mujer que, además de no ser virgen, seguía enamorada de su amante. Lo que da un sesgo distinto a esta historia quizá clásica o gastada,  es el hecho de que don Carlos desahoga su resentimiento e ira en una inocente adolescente, Romelia.
La cantidad de rasgos que tienen los personajes de Rosario Castellanos es impresionante y podemos apreciar de forma completa el papel que ha generado la historia de sublevación de la mujer en México. Por un lado vemos a don Román, un hombre de treinta y nueve años, médico de profesión, que representa al hombre mexicano de clase media baja, con una concepción cultural sólida y a su vez, vemos a un ser con una furia provocada por el engaño de su esposa, Estela. Doña Cástula, una mujer con una historia de vida trágica pero guiada por sus deseos durante su juventud, a diferencia de la “tragedia de don Román”, ella se lo busco, según la historia y según la misma doña Cástula, pues ella, al igual que las mujeres indígenas mexicanas, nacen y crecen con una educación cuya finalidad es estar siempre a la disposición del hombre. También está el padre Evaristo, un hombre religioso, intelectual y de mundo, él es amigo de Román y lo visita todo el tiempo, pues no puede hablar de igual forma con las personas de Comitán, este le ínsita a que busque una mujer nueva y deje su exilio. Estela, esposa de Román, mantiene una relación amorosa con Rafael, quien le aconseja que se case por intereses económicos y así poder seguir su relación como amantes. Rafael es un hombre orgulloso y cansado de la vida que vive en el pueblo, al final, después de hacerle ver a Román la relación que mantiene con Estela, se suicidad. Romelia, hermana de Rafael y la hija más joven de una familia  con todas las costumbres y tradiciones de pueblo, se convierte en la segunda esposa de Román pero la regresa a su familia tras declararles de forma falsa que ella no es virgen.
Podemos ver que la novela mantiene una constante en la historia, que es el enredo en el que están inmersos los personajes, Román anhela la venganza, pues su orgullo como hombre ha sido fragmentado, pues un “macho” no puede ser engañado por una mujer. El personaje entra en una especie transformación a medida que evolucionan sus actitudes machistas, Román llega a la cúspide del machismo, la misoginia. Román no mantiene contacto e interés con la mujer, no siente una necesidad sexual o atracción, sino todo lo contrario, repudia a la mujer por sobre todas las cosas, este tipo de personas pareciesen únicas en su clase pero la verdad es que en México y en países latinos y de habla hispana podría incluso considerarse una costumbre o tradición. Rafael, por otra parte, representa la ambición y la soberbia, la rivalidad y competencia entre los hombres, pues desde su perspectiva, de alguna u otra forma es mejor que Román, por tener lo que él quiere y supuestamente posee. Es de destacarse que quizá el comportamiento y actitudes de Rafael se deban a que en su familia estaba conformada en su mayoría por mujeres.
El padre Evaristo representa la comunión que mantienen los países latinoamericanos con la religión, la religión en los pueblos es de suma importancia e incluso es en donde más iglesias existen, el pueblo debe de obedecer los mandatos de la iglesia y de quien la representa de manera física, el sacerdote, la iglesia mantuvo en México un poder social y político de manera importante, hasta el periodo de Benito Juárez quien la separó del estado y prohibió su introducción en la educación.
Por el otro lado, podemos ver las diferentes visiones de la mujer mexicana que Rosario Castellanos representa a través de sus personajes femeninos. El personaje de Romelia es un personaje mártir,  una joven hasta cierto punto consentida por su familia, cuya visión del amor y matrimonio es inocente, que no posee ni desea maldad, es corrompida por un hombre que no la ve ni siquiera como objeto, simplemente representa para él lo que representa la nada. Cito:
“-Pero aún suponiendo que tenga usted raz6n y que Rafael no hubiera muerto en un accidente sino que se hubiera suicidado...
-Como lo asegura su propia hermana
-...aún suponiendo, digo, ¿no bastaba su sangre para borrar su culpa? ¿Por qué tenía que pagar también una inocente?
-¿Cuál inocente?
-La victima de todo este enredo: Romelia.
-Ah, sí; ¡Pobre Romelia! Pero no se puede ser impunemente la consentida de un asesino ni guardar la prueba del asesinato sin correr ningún riesgo. Recuerde usted que ella era la dueña del relicario y que no lo abandonaba nunca, bajo ninguna circunstancia.” (pp. 167-168).
 
Romelia representaba para él una personificación de su traición, era el recuerdo materializado del engaño que mantuvo Estela con su hermano, Romelia era una parte de Rafael pequeña de Rafael, la que tenía que pagar por todo lo que este la había hecho.
Otra visión de la mujer mexicana se ve representada en las hermanas de Romelia, de edad considerable y sin marido, la mujer que se queda en una soltería perpetúa, la solterona que no aspira a ningún estrato social, la mujer que nadie quiere, la que debe consagrarse mejor a dios. Pues al ser rechazada por los hombres, entes de dominio en nuestro país, pues también es rechazada por la sociedad.
También se encuentra doña Cástula, la mujer que posee una ilusión y anda en búsqueda de ella, la que anhela la felicidad y la busca sin importar el costo. La mujer que es traicionada por los hombres y a su vez, la mujer que de manera consciente, considera que dicha traición y situación deprimente es su culpa. Podemos comparar las concepciones mentales que poseen ambos personajes traicionados: Román, no soporta el hecho de haber sido engañado, el busca por sobre todas las cosas una venganza y tras lograrla, es visto de forma sensata y prudente. Cástula, por otra parte, es traicionada y engañada por un hombre, sufre, se acongoja, pero hasta cierto punto, considera que los que le sucedió ella misma se lo busco. Ella vive una vida desencantada, en donde sólo desea no volver a buscar el mal y es visto también por la sociedad de forma sensata y prudente.
Hasta este punto, podríamos considerar que estos dos tipos de concepciones parecen absurdas y risibles hasta cierto punto, pero esto sucede de forma real, ¿por qué es reproducido una y otra vez en distintas épocas?. La respuesta es muy simple, es simplemente porque estas concepciones se han culturalizado e institucionalizado. Forman parte de nuestras vidas, las mujeres nacen y crecen con una educación diferente los hombres, el hombre debe de cuidar a la mujer y la mujer debe buscar la protección del hombre. En La doma de la bravía de William Shakespeare podemos ver este tipo de cosas en donde Catalina, una mujer con un carácter fuerte, de lenguaje ofensivo formado por la mala educación de su padre, es cortejada por Petruccio, un hombre que no le interesa ella si no la dote que se le dará al contraer matrimonio. Al cabo de la boda, Petruccio realiza una serie de actos cuya finalidad es maltratar a Catalina hasta que ella se vuelve dócil y obediente. Dejándonos pensando con esa frase popular en la que se cree que “el hombre llega hasta donde la mujer quiere”.
El machismo comienza desde el núcleo familiar, si un padre es de carácter fuerte con su esposa, su hijo supondrá que él debe de ser fuerte con las mujeres y su hija de igual forma, supondrá que los hombres deben de ser fuertes con las mujeres y buscará hombres que posean las características que concibió a través de la forma en la que era su padre.
En Los recuerdos del porvenir de Elena Garro, podemos ver la protesta social que manifiesta a través de sus personajes femeninos que constantemente o buscan una nueva forma de concepción femenina, o son conscientes de que las mujeres deben de ser doblegadas por los hombres. Todo esto es narrado por la misma cultura, un pueblo con vida y recuerdos llamado Ixtepec, que inclusive nos divide estas dos concepciones. En la primera parte, vemos como gira el mundo entorno a Julia, una mujer sin origen ni pasado, ella es la amante de un general, un hombre fuerte y dominante llamado Francisco Rosas, quién obliga a Julia a ir con él a Ixtepec. Ella vive en un mundo oculto, que no revela a nadie, es una mujer misteriosa que posee sus propios principios, ella representa “la mujer libre” y hasta cierto punto, la mujer moderna. Y en la segunda parte conocemos a Isabel Moncada, un personaje que el narrador vio crecer, una mujer de familia y costumbres, ella representa a “la mujer decente” la mujer mexicana estereotipo que sigue las órdenes de su hombre. En resumen y a grandes rasgos Julia al no comentar el comportamiento del general Rosas, decide irse, no vivir más con un hombre celoso y golpeador. Mientras que Isabel, decide tomar el lugar de Julia, soportando los golpes y maltratos del general, que está en ese lugar con la única finalidad de perseguir a los hermanos de ella. Podemos observar aquí una vertiente sobre el tema de la mujer y su posición en la sociedad mexicana del siglo XIX de forma cruda y real gracias a Elena Garro.
Lo interesante de esta novela, a partir de lo antes mencionado, es la aceptación del maltrato hacia la mujer en la sociedad mexicana, en un dialogo de la novela, tras ser golpeada Silvia por el General, entra una mujer de edad avanzada a curar sus heridas (que no eran superficiales cabe aclarar); y en vez de aconsejarle alejarse de ese hombre que la golpea, le dice que ella tiene la culpa por no cuidarlo bien. Que ella le dio algo al general para que se enamorara así de ella y por esa razón el general estuvo en todo su derecho de masacrar a Silvia por haberse enamorado de ella.
Parece absurdo que una sociedad sea consciente del maltrato hacia las mujeres y se vea de una forma normal, como si fuese una condición para ser un buen hombre el golpear o sublevar a la mujer de cualquier forma. Y es que en nuestro país, 63 de cada 100 mujeres de 15 años en adelante, han sufrido violencia física por parte de su pareja o cualquier otra persona. El 49.3% de las mujeres que viven en unión libre han sufrido maltrato por parte de su pareja  y entre las mujeres casadas el índice se reduce de a 43.2%.
Como si estuviésemos en una época antigua, de barbarie, cabría preguntarnos ¿De qué nos sirve la historia?, ¿Qué utilidad el damos a lo que conocemos? y ¿Qué sucederá con el machismo en México?.
Lamentablemente este tipo de conductas en los seres humanos se debe a la herencia cultural y tradiciones que trascienden en la historia. El cambio debe de comenzar desde la educación, de no crear una división entre el hombre y la mujer, pues pese a todo lo que los hombres de mentes tradicionalistas pudiesen decir…
Nosotros, simple y sencillamente, no podemos vivir sin ellas.
 
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Foto del autor Emmanuel Carrillo
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Descripción

El machismo en mi país (:

Palabras Clave: Machismo

Categoría: Ensayos

Subcategoría: Análisis



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