DE RELMPAGOS, PECADOS, VACOS Y OTROS HORRORES
Publicado en Jan 30, 2015
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A lo largo de la historia, se ha observado que el ser humano tiene una lucha constante contra sí mismo, en donde influyen factores diversos que pareciesen infinitos, pero siempre con la constante de comparación en lo que hacen los demás y lo que hace uno mismo. Así, de manera magistral podemos observar las tormentas de desesperanza y las transformaciones que  el ser humano puede llegar a poseer a partir desde sus concepciones personales en todas las obras dramáticas de William Shakespeare. En estas páginas analizaré las formas en las que el hombre construye su propio camino, a través de Macbeth y otras obras de Shakespeare, cuya consideración corresponderán a las acciones que realizan los personajes con pasión o frialdad según sea el caso. Pues cabe señalar, que sólo eso podemos analizar, pues nada es completamente bueno y malo.
Shakespeare fue un personaje simbólico de su época que, junto con otros dramaturgos, reestructuró, modificó y consolidó a la tragedia y la comedia. Al teatro y a las futuras generaciones por su excelente forma de plasmar las virtudes y los vicios del ser humano de forma expresa y emotiva en sus obras. Se le ha clasificado a su obra dramática por etapas, las cuales conllevan parte de los acontecimientos que sucedían en su tiempo. Macbeth, es una obra categorizada en la última etapa de Shakespeare, no obstante, el conflicto principal de la obra  se ve reflejada en otras obras de  él en sus distintas etapas.
Sin más preámbulos,  comenzaré con la parte de la premonición y más importante de la obra, la parte en la que los cielos comienzan a volverse grisáceos, indicando la llegada de lluvia y desastre, de forma metafórica también nos advierte el caos para los personajes que están en búsqueda de su ideal. El momento  en dónde seres míticos y rechazados de la clerecía, dialogan entre ellos esperando la llegada de Macbeth. Lo maravilloso se encuentra en el dialogo de estas tres brujas, en la cual de manera ambigua hablan de lo que sucederá, refiriéndose  a la victoria y la derrota como un resultado en el que para uno es bueno y para otro malo y en ambos lados se encuentra la soledad. Las tres brujas al mismo tiempo declaman una frase: "lo bello es feo y feo lo que es bello. ¡Revoloteemos por entre la niebla y el aire sucio!”. Dando a entender  uno de los temas principales de la tragedia, el de la inversión de valores, tópico trascendental en el ser humano en el cual para poder llegar a un objetivo tenemos que cambiar para obtenerlo. Lo podemos ver en Julio César, en donde Bruto y Casio son transformados por el ideal del rey, un ser poderoso enviado por dios y que no es personificado de la menara majestuosa que ellos creen en Julio césar.
A lo largo de la obra, y sobre todo en las primeras escenas, es constante la aparición de términos antitéticos relacionados con esta inversión de los valores, dando así la sensación de confusión, de caos, que podríamos considerar como una de las claves de esta tragedia. De esta forma, en las primeras páginas queda plasmada la trágica vida y muerte de quien por ambición se volverá primero en un traidor y después en un tirano. El destino no absoluto de Macbeth queda marcado, no cuando las brujas le anuncian que será rey, sino desde el mismo instante de dar muerte al traidor de Cawdor; tal pareciera que al quitarle la vida, el destino que Cawdor poseyese se alojase en Macbeth. Pero ¿quién lo hubiera imaginado? Sobre todo por las palabras que salen de un sargento herido abatido en batalla por el “caballero digno y valeroso” de Macbeth. Su actitud en un principio parece tener toda una concepción barroca, en donde todo es, pero no es a la vez, con las frases como “tan feo y tan hermoso” o “no tan feliz y más feliz”, dándonos la vertiente de la probabilidad y la elección de uno mismo, más allá de lo que otros pudieses considerar. Podríamos mencionar que Ross funge como la consciencia moral en las personas, el que cree que es justo o injusto por los actos que realizan los demás. Este tipo de consciencia está presente en Tito Andrónico, cuyos principios del deber y el honor, sobrepasan el amor a los hijos o a sí mismo.
Así comienza la transformación de Macbeth que pese a todo, lo que le acontece, modera sus actos con todo el mundo con el fin de mantener una estabilidad, hasta que entra en escena su esposa, Lady Macbeth. Una mujer fundamental en las decisiones de Macbeth, ella era la única que sabía las ambiciones de él, es la otra cara de Macbeth, la consciencia que busca por sobre todas las cosas la ambición que ambos poseen. Esto es claro tras recibir la carta y en sus últimas letras mencionar entre líneas eso que ambos conocen, el personaje de Lady Macbeth es muy controvertido, ella está a disposición de Macbeth, si satisfacción rábica en un principio en la ambición de él que comenzará a cambiar gradualmente. Ella conoce el corazón de su esposo: “más temo tu carácter: está muy empapado de leche de bondad para tomar los atajos”. Ella sabe que Mácbeth tiene reparos, es leal, y la metáfora de la leche sugiere la inocencia, él no se animaría a tomar atajos. Sabe que es ambicioso, pero no está dispuesto a la maldad que debe acompañar esa ambición. Sabe, como ya lo ha dicho el mismo Mácbeth para sus adentros, que él quisiera ganar sin ensuciarse en el  acto, y que su deseo le infunde pavor. Pero lo que Lady Mácbeth no comprende es lo que significa cruzar esa línea sucia, la línea de la sangre, mientras que Mácbeth tiene claro lo que se juega en ello. Lady Macbeth logra crear un desequilibrio en él, poniendo en duda su más grande deseo y junto con ello el amor a las cosas que añora, como ella, dando referencias a la debilidad de su esposo como hombre. Este tipo de actos en donde se manipula al otro con el fin de obtener un orden se ven reflejados en La doma de la bravía, en donde estos hecho toman roles diferentes en ambas partes, aludiendo a la idea de Petruccio,  que modificamos nuestra forma de ser con las personas a partir de lo que necesitan.
Lady Macbeth se conoce, sabe que ella no puede realizar personalmente las cosas para que su esposo sea rey, sabe que la palabra es su mayor don. Ella no podría matar a una mosca. Pues a pesar de que aparenta fortaleza y frialdad, es mentira. Si fuese el caso contrario no habría necesidad de invocar al mal para que le den coraje. Mataría ella misma a Duncan, pero no puede hacerlo, porque simplemente le encuentra un parentesco a su padre. Si fuera fuerte realmente, no se volvería loca y se suicidaría. Su poder es la palabra que exhorta, la tragedia es lo que esas palabras pueden llegar a provocar y ella no se dé cuenta sino hasta la culminación. Si lo hiciera, no tendría fuerza ni siquiera para eso. Pero ella sabe que con lo único que cuenta es “con el brío de mi lengua” y “el deseo de decirle a las personas algunas palabras”. De este modo volvemos al mundo de los ideales, “como mi esposo desea ser rey, pues entonces tendré que ennegrecerme y con ideales egoístas primero, para obtener mí objetivo”. Incluso Lady Macbeth se lo dice a él, “Para engañar al mundo, parecer como  el mundo”, “presentaos como una flor de inocencia, pero sed la serpiente que se esconde bajo esa flor”. Esta es la metáfora que identifica a Lady Macbeth, este será su fuerte, parecerá una flor, cándida, dulce, suave, frágil, pero debajo estará la serpiente, la imagen de la tentación, de la venganza, de la maldad.
Entre la oscuridad que brindaban las noches y la llama viva y persistente de las antorchas, los tambores resonantes anunciaban la llegada del rey a la casa de Macbeth como una especie de conclusión al escenario violento y misterioso. Aquí se encuentra una parte muy importante en la obra, se trata de la introspección que hace Macbeth, pues logra escabullirse durante la cena para meditar en los actos que acontecerán:
 
“MACBETH.- ¡Si con hacerlo no hubiera más!... Lo mejor entonces sería hacerlo sin tardanza. ¡Si con el asesinato se zanjaran todas las consecuencias y con su fin quedara asegurado el éxito!... ¡si esa puñalada fuera el todo aquí abajo, sobre el banco de arena y el alto fondo de este mundo, saltaríamos a la vida futura! Pero en estos casos se nos juzga aquí mismo y nuestras sangrientas acciones se vuelven atormentando a su inventor. La justicia, con mano igual, presenta a nuestros propios labios los ingredientes del cáliz que nosotros hemos emponzoñado.” (Act. I, esc. VII pp. 43-44).
 
En primera instancia me recordó soliloquios del príncipe Hamlet y de Ricardo III, Macbeth se encuentra en una encrucijada, su ambición por la corona o conformarse con lo que ya tiene y mantener su dignidad y paz. En Hamlet fue vengar la muerte de su padre, o no hacerlo, en Ricardo III fue distinto, aquí la culpa fue justificada por los actos pasados, pero aun así mantenía un personalidad en la cual hacia denotar sus miedos. Macbeth sabe que no todo terminará con el acto de matar, no sería el fin, sino el comienzo de lo peor, porque si sólo fuera el acto uno podría hasta atreverse a arriesgar la otra vida, al fin y al cabo, no importaría tanto si las cosas salieran bien. Pero él sabe que hay un infierno en la tierra y lo que se hace,  también se paga, y la sangre que se derrama atormenta a quien la ha derramado. En este caso no se trata de una sangre cualquiera, podría decirse que es su propia sangre la que se derrama. Por si eso fuera poco, el rey Duncan está protegido por “las leyes de hospitalidad” aparecidas en las épicas griegas y romanas, leyes sagradas que implican que su anfitrión debe velar por la comodidad y la seguridad del huésped, empuñar la daga contra él sería una doble traición tanto para el rey como para él como ser humano.
Todo esto lo manifiesta de forma terrorífica y de forma bíblica, pues dicho acto se escuchara resonar incluso en los cielos, incluso compara a Duncan con un querubín. La conclusión de este monólogo muestra la lucidez que el personaje tiene en este momento, sabe que la ambición lo lleva a un salto y que cuanto más se sube más bajo se cae. Y esa caída lo llevará a la muerte, como sucede con las hijas del Rey Lear. En donde la ambición por el poder, las hace matarse entre ellas.
Macbeth está en el momento en el cuál decide el rumbo de su destino, pero Lady Macbeth, la conciencia oscura, por medio de su labia, lo insta a realizarlo pues le afirma que no podrá vivir con lo que hubiera sucedido si lo mata o no.  Macbeth en un arrebato de sus principios como hombre contesta,: “me atrevo a todo lo que sea digno de un hombre. Quien se atreve a más, no lo es”. Esas palabras marcan el último momento de lucidez que tiene en la obra. Para su esposa no existen las consecuencias, porque ella sólo ve el momento, y no lo que sucede después.  Y un verdadero hombre para ella, será el que se atreva a ser lo que quiere ser. Macbeth se deja guiar por las palabras de su mujer, traicionando los dos principios que no quería, volviéndose en un Cawdor más. Lady Macbeth por otra parte no comprende lo que ha comenzado.
Macbeth logra asesinarlo, no sin antes pasar por una serie de alucinaciones, que lo hacen tambalearse entre lo real y lo irreal, de cierta forma busca expiar su culpa refugiándose en sus pensamientos, pero Lady Macbeth, que no escatima en lo consecuente, inculpa a unos criados que después  Macbeth mata para crear la cuartada. En estas escenas podemos ver a un Macbeth lleno de culpa, con más intensidad los personajes hacen referencia a seres mitológicos como Hécate, la primera bruja, de los seres naturales que cazan de noche o sobrenaturales como fantasmas. Lady Macbeth ve que la voluntad o hombría que el ideal de ella concibe no se encuentra en su esposo y se dedica a hacer lo  posterior al asesinato.
En sus delirios, Macbeth ve unas manos que le sacan sus ojos, como si su consciencia fuese un Edipo, que no sabía lo que hacía y al darse cuenta desea no ver lo que le avecina su destino, se encuentra en un estado de absoluto remordimiento y miedo a lo que le avecina. Los hijos del rey, no creen lo que los Macbeth les han contado y por temor huyen. La corona usurpada por medio del asesinato de Duncan por manos de Macbeth, él no puede soportar la culpa, tal peso en su consciencia lo deja en una vigilia perpetua, no anhela el perdón porque es una persona responsable de sus actos a diferencia de su esposa. No puede decir ni siquiera la palabra “amén”.
Lleno del pecado y el insomnio, decide buscar a las brujas, en esta escena el ambiente cobra una visión medieval de los actos sacrílegos, las brujas invocan a Hécate y cantan rituales. Las brujas al escuchar la llega de Macbeth deciden ayudarle pero no son ellas si no un poder más fuerte que el de ellas, el cual, al igual que las brujas al inicio de la obra le habla de forma ambigua diciéndole tener cuidado de Macduff y de Thane de Fife, al terminar esto, otro espíritu aún más poderoso lo secunda diciéndole que ningún hombre lo puede dañar. Al terminar dicha profecía, le acontece uno más que le dice que sea fuerte pues no será vencido por nadie, al menos que el bosque Dunsinane camine a su dirección y en su contra. Las hermanas fatídicas le muestran una última aparición en donde se encuentran reyes que a partir de ese momento sólo verá él.
Los acontecimientos que suceden en los actos y escenas siguientes, son tal y como dijeron las apariciones, Macduff se entera del asesinato cruel de su familia por medio de uno de los hijos de Duncan, ambos con la ayuda de Inglaterra invaden escocia, ellos portan un camuflaje creado con ramas obtenidas del bosque de Dunsinane, Lady Macbeth, gradualmente comienza a darse cuenta de las consecuencias de sus actos y pierde la cordura de forma secuencial, hasta que no puede soportar las culpa de sus actos y se suicida.
Macbeth, al saber su destino, en vez de alejarse de todo ello, decide aferrarse a lo que le fue pronosticado, y hasta su muerte, tendrá que soportar lo por duro que sea,  soportarlo solo, no tiene ya compañera que lo siga, la conciencia que lo orillo a lo que lo matara, pues ésta ha caído bajo la carga que impone la culpa. Las profecías se realizan en Macbeth; él fue rey, el costo de ello fue la muerte, pero a fin de cuentas y a pesar de haberse dejado llevar por la ambición se portó como hombre. Si, aceptó tomar la vía de la traición, pero al final, también aceptó las consecuencias de sus actos. Supo que iba a morir, pero murió luchando, contra sus destino y contra sus pecados..
“MACBETH.- ¡No me rendiré para besar la tierra hollada del joven Malcolm y para ser seguido por las maldiciones de la canalla!
¡Aunque el bosque de Brinam ha venido a Dunsinane y tú no seas nacido de mujer, lo arriesgaré todo! ¡Ante mi cuerpo extendido mi escudo de guerra! Hiere pues, Macduff, y maldito quien grite el primero: <<¡Gracias, basta!>>.” (Act. V esc. VII. Pp. 181).
 
La tragedia de Macbeth es la tragedia de la ambición desmedida, que convierte al hombre en un monstruo. En donde converge una dualidad del pensamiento a partir de las concepciones de otras personas, en donde más allá de la tragedia que sufrió Macbeth, nos muestra una dualidad de acciones a tomar, por ello la alusión a Edipo de sacarse los ojos al ver que su situación fue provocada y elegida por el mismo, Banquo también fue sentenciado por las brujas pero él no lo tomo como importante.  Las brujas hacen alusión a esto de forma ambigua, separando las formas de ver el mundo de ambos. El deseo de poder de Macbeth lo lleva a cruzar la línea entre lo humano y lo bestial. El poder por el poder mismo corrompe a los seres humanos, basta con ver la historia de un país para conocer su futuro. Así William Shakespeare nos muestra que su obra va más allá del tiempo pues nos manifiesta por medio de emociones reflejadas en sus personajes, tópicos que podemos observar de forma clara en nuestro día a día.
 
 
 
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Foto del autor Emmanuel Carrillo
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Algo de Shake's, si quieren la bibliografa haganmelo saber XD

Palabras Clave: Shakespeare

Categoría: Ensayos

Subcategoría: Anlisis



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