11 de Noviembre, 8:40 de la mañana.
Adormilada todavía , refugiada más bien entre las tibias sábanas sonó el whatstApp, ( me han casi obligado a adherirme a este sistema dos o tres amigos que ya estan a su vez superenganchados  a  el). Pulsé para ver quien se acordaba de una solitaria tan temprano. ¡Quien iba a ser! Mi entrañable amigo Jesús que como normalmente se levanta para trabajar diariamente a las 6, las 8:40 le parecen una hora más que prudente para comunicarse. Leí los mensajes, que se amontonaban mientras me  conectaba, y aunque agradecí su intento,  no le contesté puesto que me cuesta mucho escribir tumbada manejando tan diminuto teclado. Además el me contesta tres frases mientras yo hilvano una, es un poco agotador, me lleva como con la lengua fuera.
Solo quería darme cuena de como se encuentra su Loli, su perrita,  que  esta  recuperandose de una esterilización.   Sus mensajes eran eufóricos, jovenes, casi adolescentes y me animaron. No obstante seguí regfugiada en la cama. Un solitario siempre busca refugio en su dormitorio, y de este en su cama, hermosa, doble, amplia, magnifica, entre las tibias sábanas repito....
 Continuará...