El rio fue testigo
La noche de pasión, nos enfrentó, nos cobijaron las rocas y la arena fue nuestra sabana. El rio nos cantaba una dulce serenata. Es que no sé cómo describir tu cuerpo. Esa noche el rio fue testigo de todo lo que hicimos, casi a media noche exhalamos un suspiro que nos devolvió la vitalidad y nuestra pasión se inició nuevamente con más fuerza, mezclando nuestros sentimientos con algo que yo creí que se llamaba amor.   
De pronto tu teléfono sonó y besando mi mejilla me dijiste:
-Debo irme, mi esposo me espera en casa.
Luego de eso te fuiste moviendo tus caderas, hasta hacerlas desaparecer en el horizonte. Yo encendí un cigarrillo y el rio me dijo:
-He sido testigo de todo