Un año después de mi muerte, encontré a Brady y Julieta. Ellos seguían juntos y estaban a punto de casarse. Armé un plan y esperé.
Todo debía salir perfecto, y lo primordial era tenerlos juntos.
Cuando los hallé, iban saliendo de una tienda departamental, cargando bolsas y paquetes. Esperé.
Faltaba poco para mi acto final. Luego de un tiempo, una fugoneta apareció y de ella bajaron unos hombres encapuchados que subieron a la pareja al vehiculo.
Sonreí. El momento había llegado.
 

Por la noche, llegué a una vieja bodega a las afueras de la ciudad, adonde habían llevado a Brady y Julieta.
Ambos estaban en habitaciones separadas, tal como lo había pedido.
Decidí asesinar primero a Brady, de Julieta me encargaría después. Entré a la habitación.
 Brady estaba acostado en una camilla, inmovilizado. Me acerqué y le dije alegremente:
-Hola de nuevo.
Sus ojos se desorbitaron de terror al verme.
-¿Creíste que podrías escapar?- pregunté.
Me aparté y me dirigí a una mesa cercana con diversos instrumentos, revolví hasta hallar lo que buscaba.
Volvi junto a él y pregunté
Creíste que tú y la perra traidora de tu novia se saldrían con la suya sin pagar por lo que hicieron?
Levanté su cabeza y hundí suavemente el bisturí que tenía en la mano en su nuca hasta cortar su médula espinal.
-Estas totalmente a mi merced- dije, poniendo mi mano sobre uno de sus hombros.
Dejé el bisturí sobre la mesa y agarré una motosierra. La encendí.
-¡No!- gritó Brady-. ¡Por favor no, Danielle! ¡Te lo suplico!
Tuve una sensación rara al oír ese nombre. Me resultaba dificil asociarlo conmigo. Pero eso me molestó.
Me acerqué a él con la motosierra y le corté los brazos, los cuales puse en otra mesa, les derrame parafina y los usé como velas. Ahí calenté el filo de varios cuchillos y una vez que estuvieron calientes, se los enterré a Brady en el cuerpo, luego lo mojé con gasolina y me sente un rato a verlo sufrir.
Cuando me enfade, le prendi fuego.