La fuerza de la vida.
Publicado en Jul 19, 2014
¿Cómo ser feliz en la burbuja rota que es la vida real? ¿Cómo escapar al egoísmo de querer ser sólo feliz si pasa lo que pasa allá a fuera? Soy una hoja en medio del viento, y el invierno arrecia. ¿Cómo puedo pensar en ser feliz, en el amor, en el hombre que no me ama y sentirme triste por eso si allá afuera dentro de ese pequeño mundo está muriendo gente de verdad de más huesos y menos carne que yo? ¿De qué sirve el Zen, y toda la parafernalia nuevaerista de los psicólogos pseudo filosóficos de moda, esos que te hablan de la búsqueda personal de la felicidad, si allá, un poco más allá y adentro del mapa real de la vida hay almas humanas que están siendo atormentadas, acribilladas, arrasadas y exterminadas? Si hay tanto odio y codicia, tanto egoísmo y maldad desquiciada cómo puedo pensar en olvidar al hombre que yo quería y que no me quiso, sólo queriendo dejar todo atrás enfocándome en sólo seguir adelante queriendo ser feliz sola conmigo misma. Si soy parte de esta humanidad y la humanidad está agitada, revuelta, convulsa, afiebrada, enferma y retorcida de la cabeza. La humanidad necesita un enema y si no es suficiente con eso habría que entrar a extirpar las células malignas, una a una, sean las que sean, le duela a quien le duela, pero esto no puede continuar hasta el infinito, algún día tiene que acabar. La dominación de unos pocos por sobre unos muchos en un capitalismo agonizante que da los últimos coletazos buscando oxígeno, agarrándose a la tierra de otros dueños. No quiero perder el norte, mi norte, no quiero dejar que me anestesien con tanto bombardeo de noticias y perder la sensibilidad y que al final por saturación acabe todo dándome lo mismo. Pero tampoco quiero una venda en los ojos para no tener fantasmas por la noche, quiero ver la verdad detrás de los hechos, no quiero cuentos, quiero justicia. No se puede llegar a la Paz sin darle al césar lo que es del césar y a Dios lo que es de Dios. No se puede servir a dos patrones, ni estar en paz con Dios ni con el diablo, y si pedir que se haga justicia es una utopía, al menos que haya piedad. Para poder sentirme con el derecho de ser feliz, libremente feliz y sin culpa, quiero que todo el mundo y la humanidad completa esté en sincronía con la fuerza de la vida, esa que llamamos felicidad. 18.07.2014
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