EL PRIMER DÍA DEL AÑO
 
Ayer fue el primer día del año. Hizo un calor insoportable, y por insoportable me refiero a tanto calor que ni siquiera pude dormir de noche.
Mi tío pablo vino a casa a pasar año nuevo con nosotras, en realidad se apareció el 31 de diciembre, lo cual me pareció sumamente genial, yo adoro al tío pablo con todas sus manías y locuras. Es un tío magnifico siempre está ahí para una.
También fue el cumpleaños de Norma, literalmente Norma es una vecina que vive en el piso siete con sus dos hijos de 50 años y su nieta de 20.
Ayer esta vecina de las que le hablo cumplió 79 años. Fuimos las tres a llevarle su regalo, pensamos en comprarle un vino fino tinto y unos bombones de alguna marca muy respetada por todos.
Pero la verdad es que norma no es sólo una vecina con la que nos llevamos bien, Norma es como nuestra abuela postiza, ella también ha estado ahí para nosotras siempre, y cuando digo siempre, me refiero a SIEMPRE, con cualquier situación que puedas imaginar ella nos ayuda, desde que mi hermana y yo éramos tan solo una idea.
Su nieta Luciana es una joven muy simpática y decidida a triunfar en lo que ama, la comunicación. Uno de sus hijos Gustavo al que todo el barrio llama “bochi”, se recibió de psicólogo cuando cumplió 40 y desde que tengo memoria hostiga psicológicamente a todo el barrio, él no distingue niños, de adultos, o ancianos, para él todos somos lo suficientemente estables como para soportar sus ataques verbales. Con respecto al otro hijo que vive con ella, les diré que no sé nada, pero absolutamente nada de él.
En fin el primer día del año culminó cuando después de haber vuelto de la casa de Norma, y haber visto los fuegos artificiales desde mi casa, comimos panchos y chorizos con rodajitas de pan, cerveza. Y sprite para mí porque no tomo alcohol.