Nyanko Constantine y la Invacion de la Via Lactea (CAPITULO 8)
Publicado en Dec 27, 2013
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Capítulo 8
 
 
La esfera brillo mucho y en una densa nube gris desaparecieron. Reaparecieron en medio de un bosque con grandes árboles, por lo cual abajo casi no había mucha luz. Nyanko comenzó a caminar hacia adelante y todos los demás la siguieron sin hablar o comentar algo. Caminaron por varios minutos hasta quedar de frente a un castillo realmente grande y hermoso. En las torres había muchos guardias arqueros. Nyanko se presentó ante uno de los guardias que estaban  en la puerta que estaba frente a ellos. Era de metal y parecía ser muy gruesa. La puerta era doble así que se abrieron ambas partes. Nyanko avanzo hacia adelante y la comenzaron a seguir. Algunos volteaban hacia todos lados y otros parecían ya haber estado ahí.
-Nyanko, ¿hacia dónde nos dirigimos?- se animó a preguntar Celia.
Nyanko no respondió inmediatamente. Respondió después de varios segundos.
-Nos dirigimos a ver al capitán Morgan, capitán de la Tropa Real del Norte- respondió Nyanko sin dejar de caminar.
-Pero, ¿Y el capitán de aquí…?-
-No, no se confundan… él es el capitán de las tropas que están en el palacio y Morgan es el capitán de la Tropa Real-
Nadie volvió a hablar. Siguieron caminando hasta llegar al campo de tiro con arco. Era muy grande ese campo; tenía muchos tiros al blanco de diferentes tamaños y había arqueros tirando con hermosos arcos y otros con ballestas de madera con algunos diseños  garigoleados. Nyanko se acercó a un señor de unos 35 o 40 años. Tenía el cabello color rojo oscuro, era un unos centímetros más alto que Nyanko, tenía la piel color amarillo muy claro y traía puesta una armadura dorada muy brillante.
-Buenos días reina Nyanko… hace mucho tiempo que no venía para acá- dijo el capitán Morgan con un tono amable, pero fuerte a la vez.
-Buenos días capitán Morgan… je, je, si efectivamente. Desde que le avise que Annej Coldwell estaba en Golden Moon. Vera, tengo un grupo de amigos, incluyendo a mis hermanos que quieren entrenar para la guerra-
-Perfecto, más tropas… Usted dígame cuál es su poder y ahora mismo los envió a su correspondiente entrenamiento-
-¿Quién quiere pasar primero?- pregunto Nyanko.
La primera en acercarse fue Celia. El capitán Morgan ya sabía su nombre y su poder así que no le pregunto, solo le dijo:
-Señorita Celia, usted va a los congeladores… ¿Si recuerda dónde están?-
Celia asintió y se fue caminando a paso lento.
Después de Celia se acercó Nyra. Parecía estar nerviosa.
-Nombre y poder, señorita-
- Ny… Nyra Masters… agua-
El capitán Morgan lo anoto.
-Bien, Nyra usted va a las cisternas… esta junto a este campo, a la derecha-
Nyra se fue caminando igual que Celia. Se acercó Remy.
-Nombre y poder, joven-
-Remy Constantine, vegetación-
-Bien, joven Remy, usted va a los jardines. Vaya todo derecho y llegara directamente hacia ellos-
Remy corrió derecho y se perdió rápido de la vista. Y así fue hasta acabar con todos; mando a Enzo a los cementerios, a Vaknor a los laboratorios de los curanderos, a Elena a los laboratorios de toxinas, a Cornelia al campo de tiro con arco, a Shane a los observatorios, Zaphyro al campo de los molinos y Nyanko fue con los que practicaban con espadas. Unos minutos antes de que atardeciera, Nyanko fue a hablar con Morgan. Le conto sobre los nuevos herreros, la entrenadora de animales de combate y también del señor que le haría un ejército poderoso.
-¿Qué clase de ejército?- pregunto Morgan.
Nyanko se encogió de hombros.
-No creo que sean de personas- comento Morgan.
-¿Entonces de qué? ¿Zombis?-
-Tal vez de esqueletos-
-Apuesto 10 monedas a que es de zombis-
-Yo le apuesto a que es de esqueletos-
Cuando empezaba a anochecer, regresaron al palacio de Nyanko. Aparecieron en la habitación de la esfera azul y bajaron al comedor.
-Alteza Nyanko, le ha llegado una carta esta tarde- dijo uno de los sirvientes.
-Muchas gracias- agradeció Nyanko.
La carta era de Akira. Decía que sus amigos habían aceptado con honor ayudar a Nyanko.
Su plan marchaba de maravilla. Más tropas.  Ahora solo faltaban 2 meses para el ataque. A Nyanko le daba miedo al recordar que el tiempo iba ya a la velocidad de la luz. Pero ese sentimiento se iba pronto al darse ánimos ella misma. De vez en cuando, le aparecían heridas a Nyanko. Unas más graves  que otras. Semanas después, los herreros visitaron a Nyanko y le diseñaron las armaduras. Nyanko los invito a quedarse en el castillo con los otros herreros. Los llevo para allá y se los presento al capitán Morgan. Después de eso, rápidamente se pusieron a trabajar. Nyanko regreso al palacio y pocas horas después regresaron los demás del entrenamiento, algunos estaban agotados. Se sentaron en el comedor con Nyanko a la cabeza. Entraron los cocineros con diferentes platillos, uno de ellos shaknivano (era un ave semejante al pollo pero más grande y más carnoso.) con shakny (era un vegetal del tamaño de una piña y tenía un sabor semejante al del tomate. Es ovalado y es por fuera como la fresa, pero tiene una colita levantada al final). También entre los platillos que sirvieron era pastel de kaksh (es una fruta parecida a la naranja, pero era más grande y era de color negro por fuera y rosa rojizo por dentro. Ese pastel era muy conocido en Júpiter como el pastel de la armonía). Comenzaron a comer en silencio. Solo se escuchaba el sonido de los tenedores tallando los platos.
-¿Y cómo les fue en su entrenamiento?- pregunto Nyanko rompiendo el silencio.
-Pues… bien, cada quien estaba en su respectivo campo… solo nos vimos al regresar para acá- respondió Zaphyro.
-El capitán Morgan dijo que mi poder era el tiro con arco… pensé que esa solo era una habilidad- comento Cornelia.
Cuando terminaron de cenar, Nyanko les asigno una habitación. Al fin y al cabo, tenía muchas habitaciones desocupadas y hasta le tocaba a cada quien una propia. Ya era muy noche. Todos estaban ya dormidos. Nyanko veía el cielo. Estaba parada en el balcón de su habitación. Cerró los ojos y por unos segundos pudo ver a Annej atacar a la gente en una ciudad. ¿Qué planeta era? ¿Venus? No. Eran terrestres. Se parecían a las personas que vio durante sus 5 años de estancia en la Tierra. Annej los atacaba lanzándoles rayos con un cetro que portaba. Las balas de los terrestres no les hacían prácticamente nada. Pero Annej se dio cuenta que podía usar las balas de los humanos en su contra.  Nyanko temblaba No podía abrir los ojos y acabar con ese tormento. Seguía viendo. Toda clase de criaturas la acompañaban en su guerra. ¿Acaso era tanto su deseo de ser superior ante todos? Gigantes y trolls arrasaban con grandes cantidades de humanos. Tanta matanza, tanta sangre de inocentes. Hombres, niños, bebes, mujeres. ¿Por qué no paraba? Nyanko puedo por fin abrir los ojos. Temblaba y sudaba. Se llevó las más manos  a la cara. Annej tenía que haber perdido la razón. Entro de nuevo a su habitación y se acostó en su cama. No puedo dormir ni un solo minuto. A mediodía, más o menos, llego el señor Jones; el encargado del ejército.
-Buenas tardes, Alteza Nyanko… tengo entendido que el joven Akira le hablo de mi- dijo con tono seguro.
-Buenas tardes señor…-
-Oh, discúlpeme… soy Kentin Jones-
-Señor Jones… si efectivamente, Akira me dijo que usted me haría un ejército poderoso… pero no menciono de que…-
 -ja, ja, ja, ¡Ay! Joven Akira, siempre plantando el misterio, ja, ja-
El señor Jones saco una pergamino amarillento y se lo mostro a Nyanko. Tenía el dibujo de una persona. Era difícil decir si era mujer u hombre; tenía la cara un poco afeminada, pero no tenía pechos.
-¿Es un… ejercito de personas vivas?-
-¡No que va!… es un ejército de androides-
El señor Jones salió un momento de la habitación y entro de nuevo seguido por una especie de persona. Al igual que la del pergamino, pero tenía un cierto tono azulado y de algunas partes tenia color gris cromado.
-¿Es un modelo como el del pergamino?-
-Sí, es el primer modelo y el modelo que usare para su ejército… están programados para hablar con formalidad y ya estará en su base de datos el usar espadas, arcos, ballestas, lanzas, etc. y será recubierto con un tejido parecido a la piel-
-Qué modelo tan sofisticado… ¿Cuántos como este puede hacer al día?-
El señor Jones se quedó pensativo.
-Como… 10 por día-
-10 por 31… 310 por mes-
El señor Jones asintió.
-10 por 62… 620 por estos 2 últimos meses que quedan-
-¿Son suficientes? Me puedo apresurar más para lograr hacer 15 al día-
-15 por 62 son… 930 al final-
-¿Si está bien?-
-Está perfecto-
-Entonces empezare a trabajar… si no le importa-
El señor Jones se puso a juntar todas las piezas que necesitaba y las herramientas también.
Nyanko subió al segundo piso y se dirigió a su despacho. Cerró la puerta y se sentó en su escritorio. Tenía papeleo atrasado. Empezaba a sentir dolor punzante en su brazo izquierdo. En su traje rosa tenía una mancha roja. Corrió la manga y vio que tenía un arañazo muy profundo. Se levantó del escritorio y salió de su despacho. Fue al baño y se lavó la herida. Ya estaba harta de esas heridas que aparecían de la nada. Busco en los cajones a ver si encontraba vendaje. Se vendo la herida e intento desmanchar la manga. No se desmancho de todo, quedo una mancha tenue. A media noche, el señor Jones le mostró a Nyanko 15 modelos de los androides y no tenían la “piel” todavía
-Aquí van 15 y llevo la mitad de otro-dijo el señor Jones entusiasmado.
-Es sorprendente… ¿Saben hablar?- pregunto Nyanko admirando los modelos.
-Si… hablan el idioma moderno y el idioma antiguo-
-Veamos… ¿Cuál es tu nombre?-pregunto Nyanko procurando no equivocarse.
- androide uno- respondió con voz monótona.
-Es impresionante-
Entre la una y las dos de la madrugada, cuando Nyanko ya se iba a dormir, vio a Shane. Estaba en el balcón del tercer piso, en el pasillo que conducía a la habitación del Trono. Nyanko se acercó a Shane que sí que hacía.
 -Solo observo las estrellas…Son más destellantes que otros días. Ojala así este el día de la guerra- dijo Shane con un tono serio.
Nyanko miro hacia el cielo al igual que Shane. Se veían muchas de las lunas, se veía Marte dejando una luz roja en el cielo y Saturno dejando una luz azul y amarilla y se veían también millones de estrellas.
-Me he olvidado de alguien que tal vez desee ayudarte-dijo Shane.
-¿Quién?-
-Mi hermana… no puedo creer que me haya olvidado de ella- dijo con un tono de enojo.
-¿A qué se dedica?-   
-Es sacerdotisa en un templo dedicado a Malganator-
Nyanko no respondió. Recordó a la sacerdotisa a quien llamaba mamá.
-Bueno, espero que si nos pueda ayudar… me tengo que ir…-
Nyanko ya se iba cuando de repente escucho sollozos. Volteó y vio a Shane con las manos cubriendo su rostro, recargado en el balcón.
Nyanko se regresó y se acercó a él.
-¿Qué te ocurre?-
-Odio… odio ser tan-tan tímido-
-¿De qué hablas?-
-Es que te quiero preguntar algo… pero no sé cómo plantearlo-
-¿Me quieres preguntar que si quiero ser tu novia?-
Shane volteo rápidamente hacia Nyanko.
-¿Cómo lo sabes?-
-Intuición tal vez – dijo Nyanko con un tono sarcástico. Shane inclino la cabeza, viendo hacia el piso. -Y yo digo que si-
Levanto de nuevo la cabeza rápidamente.
-¿Hablas en serio?
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Foto del autor Nina Munguia D.
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Descripción

Palabras Clave: Nyanko

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Fantasa


Derechos de Autor: Nina Munguia D.


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