y es con esperanza lo que en ti busco
                                                          no con miedo,
                                  sino mas bien con temor a lo que pueda encontrar


[...] y vio que uno de sus dedos murio. Tan solo le restaban cuatro. Podria haber sido diferente. Podria haber sido. Podria. Enemistado con el deseo de rendirse y en desacuerdo con ella, supuso la soledad como don innato de si. ¿Podria haber sido diferente? ¿podria? . Encarcelando su voz. Solo escribia. Tuvo, sometiendo su amor, que plegarse a su respuesta, como quien pliega una carta anónima y la deja junto a la puerta.
La recordaba, venir e irse. Suficiente razon por la cual se nego a seguir siendo un cervantino audaz. Pronto la maleza recaeria sobre su rostro, el cesped tupido de un amor furtivo, seria el verdor por el cual pisarian, desconocidos, sus recuerdos. Todo ello sera aquello y nada mas. Prometia aquel dia, llorarla con todo. Tambien prometia, no llorarla jamas.