Ahora es demasiado tarde.
Publicado en Nov 20, 2013
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"Ahora  es demasiado  tarde princesa, le reitera Sabina, seguramente, a un amor que nunca quiso creer que pudiera significar algo muy especial para alguien o tal vez se lo creyó de más. Muchos, sin saberlo, estamos inmersos en esa misma condición y aunque parezca increíble, ¡o
somos unos incrédulos de nosotros mismos o creemos hasta el abuso! Ridículo, sí,
estúpido, también, pero sucede con tanta frecuencia...".
De inmediato detuvo el anacrónico  pensamiento. Se estaba yendo por las ramas y para esa hora de la mañana, su pensamiento era una idea tan inoperante como querer proponerle a Teresa que no fueran a clases. Tocó el timbre. No pasó mucho para que apareciera una encorvada anciana, que nunca había visto tan cerca y que portaba un sucio delantal con cuadros verdes y la cual de inmediato se delató como casi ciega, porque mientras preguntaba a gritos. "¿Quién? ¿Quién?¿Quién?", dirigía su afectada mirada al vacío, tal vez con la esperanza de que los gritos simularan que no veía o que este le enviara una respuesta para así
reconocer alguna voz.
"¿Está Tere?", preguntó Joel en forma abrupta y con un tono de voz que invitaba a la anciana a que parara de gritar. No respondió. Se dio media vuelta dejando la puerta abierta en un acto de inesperada y audaz confianza para una mujer de su edad y para en una deformada ciudad
donde "los mata viejitas" llenan las noticias un día sí y un día no y los homicidios
ocurren cada seis minutos.
Joel escuchó otro grito incomprensible en el fondo del pasillo para que después, casi en forma instantánea, apareciera el hermoso rostro de Teresa matizado por una leve penumbra, "Es hermosa y muy...vanidosa.", pensó Joel.  
Cuando la joven estuvo frente a él, lo besó distraídamente y con un notorio desgano en la mejilla. Después, sin siquiera darle oportunidad a corresponder al saludo le advirtió, "Ya no soporto ir en micro a la escuela, es un tormento. O te compras un coche o te va salir muy
caro irte conmigo a la escuela todos los días en taxi o de plano, cada quien se
va por su lado.".
Joel guardó silencio simulando su hartazgo por tantas exigencias, no le fue muy difícil, era incapaz de un solo reclamo contra Teresa. Sin embargo, ahí no paró la retahíla,  escuchó, sin una sola pausa de por medio, sus motivos y justificaciones durante todo el recorrido, hasta que el taxista le dijo "Son sesenta joven".  El gesto de Joel, una mezcla de sorpresa y resignación hicieron sonreír al chofer y desilusionó a Teresa, que bajó del taxi sin esperar a que Joel pagara.
Una vez que el taxi arrancó, se quedó solo en la banqueta, inmóvil frente a la entrada principal de la preparatoria, Intentó seguir a Teresa con la vista, pero ya no la vio. Fue cuando comprendió que la exigencia y la amenaza de Teresa era una realidad. 
Esa fue la última vez que se fueron juntos a cualquier lado. Fue el inicio del alejamiento definitivo que ocurrió a los pocos días.
Siendo ella una de las mujeres más populares de su generación y él uno de los más retraídos, su separación no significó nada para ella y mucho para él, pero como siempre ocurre, la vida prosiguió envuelta en la misma rutina donde ella cada vez destacaba más y él, simplemente, se opacó hasta desaparecer de la escena.

Por mucho tiempo, ninguno de los dos supo nada del otro, pero Joel no la olvidaba aunque su orgullo se lo exigiera todos los días. Fue por lo mismo que cuando la vio sentada, tan acabada, supo que su rutina del pasado, había cesado.
Se acercó con cautela y se sentó con discreción en la banca donde se encontraba. La observó distraídamente, reflexionando al mismo tiempo sobre la vanidad, el tiempo y las venganzas naturales. Teresa no se movía y no se había percatado de su presencia. Tenía los ojos cerrados disfrutando que los primeros rayos de sol le golpearan la cara en esa afligida mañana. 
"¿Te...Teresa?, preguntó mentalmente. Temía que huyera. No dijo nada y tampoco se movió. Durante todo ese tiempo, no abrió los ojos ni hizo el mínimo esfuerzo por ver quién estaba
a su lado. Los pensamientos confusos de Joel, ahora estaban adicionados con ternura y lástima. Siguió en completo silencio, convencido que no había nada que hacer. Se levantó como había llegado, sin ruido. Sabía que no volvería a verla, pero lo prefirió. 
 
Mientras se alejaba, la música y letra de Princesa aparecieron en su cabeza y lo  acompañaron hasta que la última imagen de lo que dejaba atrás se desvaneció. 


             

 
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Foto del autor Juan Carlos Maldonado García
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2 Comentarios 315 Lecturas Favorito 0 veces
Descripción

Una historia, como hay infinidad, donde dentro de la relación en pareja uno, simplemente, ama más.

Palabras Clave: amor aprecio tolerancia estupidez

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



Comentarios (2)add comment
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MARIA VALLEJO D.

Hola Juan Carlos.
Historia de amor, que se torna real porque sucede cada día,
la has descrito muy bien. (Es mi concepto)
Saludos

Responder
November 20, 2013
 

Juan Carlos Maldonado Garca

María:

Muchas gracias por tu comentario. Muy motivante para seguir escribiendo.

Saludos,
Responder
December 20, 2016

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