Nyanko Constantine y la Invacion de la Via Lactea (CAPITULO 4)
Publicado en Oct 29, 2013
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Capítulo 4
 
 
Atravesaban  nubes delgadas y nubes gruesas. Nyanko sentía la brisa en su cara al pasar por las nubes. Pero cada vez hacia más y más frio. En su mente giraban muchas preguntas como el que si de verdad iban a ir a otro planeta y el que si de verdad era la reina del Norte.
A su alrededor se formó una especie de esfera de cristal. Se sentía un poco más frio.
- ¿Para qué es esta esfera azul? -
- La gente de Júpiter lo llama el Hielo Eterno. Es una especie de hielo que aunque lo acerques al Sol, nunca se derrite. Ya casi salimos del planeta Tierra - respondió su hermana.
Nyanko volteo hacia abajo. Esperaba ver los Países diminutos, pero en lugar de eso solo vio muchas nubes blancas y otras grises. Cuando salieron de la Exosfera (Es la última capa de la atmósfera), Celia le dijo a Zaphyro que hiciera un campo de Oxigeno. Zaphyro extendió los brazos y empezó a formar una esfera como la de su hermana pero aún menos visible. Nyanko no lo podía creer, sin duda era su día de suerte. Pero lo que más giraba por su cabeza era el Cómo era posible que de las manos de Celia saliera un hielo que jamás se derretía y de las de Zaphyro se hiciera otra esfera de oxígeno.
- Nyanko, Nyanko, ¿Estas bien? -
Nyanko tardo un par de segundo en regresar en sí y cuando regreso aún estaba abrazada de Shane.
- Lo siento, estaba recordando lo que anteriormente te contaba. ¿Dure mucho tiempo ida? -
- No, solo 1 minuto o 2 -
Continuaron caminando hablando de los platillos famosos de Shane y su tía.  Nyanko estaba impresionada. Shane hablaba de muchos conocimientos que la tenia del universo que Nyanko jamás había escuchado hablar. Más tarde llegaron a un árbol gigante. Por entre las hojas brillaban pequeñas lucecitas de diversos colores.
-  Miren chicas, es Shane -
Casi todas las lucecitas volaron hacia él. Resulto que estas eran haditas, un poco más altas que el dedo medio. En pocos segundos, Shane estaba todo brilloso.
- Es bueno volver a verlas a todas... vengo a preguntar algo muy importante... Ustedes saben algo del señor que cayó del puente de la escuela, ¿verdad? - pregunto Shane
- Por supuesto, la reina Eco lo sabe - contesto una de las haditas.
- ¿Nos podría llevar con la reina Eco? -
- Por supuesto que sí... usted le fascina a la reina Eco -
Las haditas guiaron a Shane y a Nyanko adentro del árbol  y después bajo tierra. La arquitectura era impresionante; Las luces eran flores blancas con pequeñas velas, las paredes estaban forradas de enredaderas verdes con algunas flores rojas, blancas, rosa claro y fucsia. Finalmente llegaron a una sala pequeña para Shane y Nyanko y grande para las haditas. Sentada en un trono muy bonito hecho de ramitas cafés y con enredaderas verdes y  flores blancas, estaba una hadita más alta que las demás. Tenía el cabello dorado trenzado con flores de diversos colores y un vestido hecho de pétalos de rosa roja. Una hadita se acercó a la reina y le susurro algo.
- Tu, la chica de rosa, ¿Quién eres? -  pregunto la reina Eco.
- Reina Eco, yo soy la reina del Norte, Nyanko Acacia Constantine -  respondió Nyanko con una reverencia.
La hada se inclinó más hacia adelante con expresión de asombro.
- No, no haga reverencia, yo debería arrodillarme ante usted, Gran salvadora de Júpiter - dijo la reina Eco mientras se levantaba de su trono y hacia una reverencia - Por favor, venga conmigo -
Nyanko y Shane siguieron a la reina Eco a otra sala grande. Claro, grande para Eco y pequeña para Nyanko y Shane.
- Mi hermana me ha dicho que usted busca al señor que cayó del puente, ¿no es así?-
- S-sí, así es.
Cuando llegaron a la sala grande, Nyanko no le podía dar crédito a lo que veía; era Zaphyro. Estaba en una especie de gelatina verde con una forma de huevo. Este huevo de gelatina estaba agarrado al techo con una cuerda de hojas rojas en las que corrían unas pequeñas bolitas que tenían un brillo amarillo.
Nyanko se acercó lentamente hacia su hermano. Simplemente no lo podía creer. Después todos estos años no estaba muerto
- Les voy a hacer un trato... yo les entrego al señor, si ustedes me consiguen algunas "cosillas" para despertarlo y para nuestro bien -
- ¿Qué clase de "cosillas"? - pregunto Shane.
- Las akmatiras (son como las abejas, pero son más grandes y son de colores vivos) nos traen el polen, nuestro alimento, pero las arpías las matan  y dejan sus cuerpos pudriéndose al Sol. Deben eliminar a la reina arpía. Luego, en el Valle del Trueno hay una flor que se da solo en el mismo valle y en esta época del año. Deben enfrentarse a los Iwus (criaturas semejantes a los estegosaurios, pero por lo general están llenos de musgo verde, rojo o anaranjado y tienen algunos arbustos y ramas para pasar desapercibidos y cazar a sus presas), pero tener cuidado, pues los Iwus son muy territoriales. Después, en las Llanuras de mayu, los fénix resguardan una joya muy valiosa que era de nuestros antepasados, tiene el poder de currar cualquier herida o enfermedad y finalmente, en el Rio Sau, hay unas criaturas acuaticas que se han robado la Corona de la antigua reina -
- ¿Quiere que matemos a las arpías, consigamos la flor del Valle del Trueno, recuperemos la joya robada por los fénix y recuperar la Corona de la Reina? - 
- Si, algunas de las cosas que traigan las usaremos para terminar de darle vida al señor-
- Reina Eco, ¿No cree que sea un poco arriesgado conseguir todos esos artículos? - pregunto Shane con un tono desconfiado.
- Cuente con nosotros, su Majestad - dijo Nyanko con un tono fuerte.
Nyanko y Shane salieron del Gran Árbol. La noche estaba nublada y solo se veían tenues luces de las estrellas y algunos planetas
- Nyanko, ¿no crees que es un poco arriesgado? - pregunto Shane.
- Tal vez si o tal vez no... Yo solo quiero que mi hermano este a salvo -
- Y yo igual... pero también lo veo por tu seguridad, la mía me da igual, pero la tuya para mi es importantísima -
- Estaremos bien... lo prometo - dijo Nyanko con una sonrisa.
- De acuerdo, lo que mande la reina se ha de hacer - dijo Shane devolviéndole la sonrisa.
- ¿Por dónde empezamos? -
- Que tal si comenzamos por orden... primero por ocuparnos de las arpías -
Nyanko asintió positivamente. Shane cerró los ojos y se quedó en silencio.
- Hay... arboles rojos, amarillos y anaranjados... y sobre ellos hay grandes nidos. Creo que es el Bosque Ago. - dijo Shane abriendo nuevamente los ojos.
- ¿Es la ciudadela de las arpías? -
- Creo... hay nidos grandísimos en los arboles... con grandes pájaros, pero a la vez parecían mujeres -
Permaneció con los ojos cerrados y trono los dedos. En cuanto Nyanko escucho el sonido de los dedos cerró los ojos. Abrió los ojos y el paisaje había cambiado inmediatamente; Había arboles rojos, amarillos y anaranjados, en el piso había muchas hojas de los colores anteriormente mencionados y casi no había ruido más que el hermoso sonido del viento silbando entre los árboles.  El paisaje era casi como Shane lo había visto. ¿Cómo era posible que Shane supiera eso? Tal vez ya había estado en ese bosque…
- Cerca debe estar la ciudadela de las arpías - dijo Shane.
- pobre criatura - dijo Nyanko agarrando a una akmatira que estaba tirada en el suelo medio escondida por las hojas.
- Lo sé... pero por eso venimos acá... para acabar con este problema de raíz - dijo Shane.
Nyanko se desamarro una tela que llevaba amarrada a la cintura y cubrió a la akmatira en ella. La aseguro bien a su cintura de nuevo de la forma de que la akmatira quedaba como si estuviese en una cunita. Caminaron lentamente un par de metros hacia adelante del gran bosque. Se sorprendieron al ver la cantidad de nidos que había en los árboles. Eran bastante grandes y era sorprendente que los arboles soportaran el peso.
- ¿Y qué haremos primero? - pregunto Shane con un tono preocupado.
- Primero hablaremos diplomáticamente con la reina, si eso no funciona, plan B... las amenazamos y si de todo eso no funciona...Hmm plan C, las atacamos -
Suspiraron y se adentraron más hacia el bosque. De los nidos se asomaban caras de mujeres. No eran para nada bonitas. 
- Miren chicas, son intrusos - grito una arpía de voz muy aguda.
- Si... deshagámonos de ellos - respondió otra arpía con voz muy grave.
Estaban ya listas para emprender el vuelo e ir a atacarlos, pero Nyanko les grito.
- ¡Esperen!... no somos hostiles, solo venimos a decirles de la manera más cordial que por favor dejen a las Akmatiras en paz - dijo Nyanko.
- ¿¡Y tú quién eres para darnos ordenes!? -
- Soy la Reina del Norte, Nyanko y mi amigo es el joven Shane. Yo soy la reina de su reina y ustedes están bajo mis reglas-
- Seas reina o no... De igual forma los asesinaremos al igual que aquellos insectos estúpidos-
Todas las arpías se rieron con el comentario de su compañera.
- Les advertimos que dejen a las AKMATIRAS en paz - dijo Shane con un tono fuerte que Nyanko nunca había escuchado.
- ¿Y qué van a hacer? ¿Ponerse a llorar? -  Se rieron de nuevo con el nuevo comentario.
- Shane... es momento del plan C - susurro Nyanko.
Todas las arpías que estaban en los árboles se lanzaron al vuelo hacia Nyanko y Shane y les empezaron a lanzar espinas. Nyanko extendió la mano y su anillo rojo se convirtió en una hermosa espada con una empuñadura dorada con un rubí incrustado y una hoja muy filosa y brillante.
- ¡Fuego, enciende mi espada! -
En la hoja de la espada  brotaron llamas anaranjadas. Nyanko se puso la espada frente la cara y soplo, creando una llamarada inmensa. Muchas de las arpías que no se movieron rápido alejándose de las llamas, murieron.
- Sin fin de estrellas, ¡ataquen al enemigo! - grito Shane extendiendo el brazo derecho hacia el cielo. Muchas estrellas brillantes y hermosas bajaron hacia Shane y el las dirigió hacia las arpías.
De una nido mucho más grande que los demás salió una arpía más grande y de color rojo. Su plumaje estaba colorido y hermoso. Era una lástima que terminaran con él.
- ¡Noo!... Mis bebes... mis niñas - chillo la gran arpía - ¡USTEDES!... ¡PAGARAN POR LO QUE HAN HECHO! -
La arpía reina se fue directa hacia Nyanko, quien se defendió con su espada aun encendida, quemando a la arpía. Esta chillaba y se sobaba el brazo herido. Se enfurcio y se dirigió contra Shane. Este se protegió la cara con el antebrazo y la arpía lo rasguño. Nyanko corrió con el pelo hecho llamas y los ojos rojos. Le dio un soplido a la espada tan fuerte que se apagaron las llamas. Se acercó lo suficiente a la arpía y le encajo la espada en el estómago. Esta cayó al suelo y murió junto al árbol de donde había salido. Nyanko volteo para todos lados para asegurarse de que no salieran más arpías de sorpresa. Volteo hacia donde estaba Shane, quien estaba arrodillado en el piso con el brazo herido goteando de sangre.
- ¡Shane!... ¿estás bien?... oh! estas muy herido - Dijo Nyanko mientras de dejaba caer de rodillas al lado de Shane.
- No te preocupes, estoy bien... debemos irnos ya -
- ¿A dónde iremos? Yo no conozco este Bosque -
- Yo solo un poco... estamos a unos metros del Bosque Oswa. ¿Quieres caminar o prefieres llegar de la manera inmediata? - pregunto Shane con un tono amable.
- Caminando... si tú también lo deseas - respondió Nyanko.
Así fue, caminaron a un paso ni tan rápido ni tan lento.  Pasaron infinidad de árboles muy altos y otros más chaparritos. Había uno que otro morado.
- Nyanko, ¿te puedo hacer una pregunta? -
- Claro, cuantas quieras -
- ¿Porque te has enojado mucho con Malakai? -
Nyanko no respondió inmediatamente. No sabía que responder.
- Pues... porque es un poco exagerado algunas veces -
- ¿Sobre qué? -
- Pues... por qué el cree que... yo los estoy exponiendo a un peligro enorme -
Shane giro la cabeza rápidamente viendo a Nyanko con los ojos muy grandes.
-Maldito... ¿cómo se le ocurre decir tal cosa tan ofensiva? -
- ¡Shane!-
- Lo siento -
- Pero, tienes razón -
- Acaba de hacer que me cayera peor que antes... nunca me ha caído bien. He intentado hablar con él, pero definitivamente no. -
- Yo digo que algo anda mal con el -
Shane se quedó en silencio y muy serio. Caminaron y caminaron. El cantar de algunos pájaros y el sonido de algunos animales eran tranquilizantes para Nyanko. Algunos insectos y arboles brillaban en la oscuridad lo que les iluminaba su camino.
- Ya casi llegamos - dijo Shane después de mucho tiempo en silencio.
El paisaje había cambiado drásticamente; Los arboles eran verdes de todas las tonalidades.
- Por aquí está mi casa - comento Shane. Trepo un árbol altísimo como un gato.
- ¿Cómo...? - empezó a decir Nyanko con un tono asombrado.
- Es fácil... solo tienes que... - comenzó a decir Shane pero se detuvo al ver a Nyanko a su lado -Olvídalo.  Ven, es por acá - Shane entro por un agujero en el tronco.
- ¿Shane? ¿Dónde estás? -
- Ven Nyanko - grito Shane, pero su voz se escuchaba muy lejos.
Nyanko se acercó un poco más al agujero en el tronco del árbol. De su mano broto una esfera de luz amarilla. La acerco al agujero. Pero aun así no se veía del todo bien.
- Shane, ¿es esto seguro? -
- Totalmente -
Nyanko cerró la mano y la luz se apagó. Suspiro y se dejó caer. Sentía como se movían sus cabellos por toda su cara. Cerró los ojos y espero caer directamente al suelo, pero en lugar de eso la atrapo Shane. Nyanko estaba un poco asustada.
- ¿Lo ves? No era peligroso - dijo Shane con una sonrisa.
- Si eso creo-
Nyanko puso los pies sobre la tierra lo cual la tranquilizo mucho más.
- Bueno, bienvenida a mi casa... creo que no es gran cosa, pero... -
 
- ¿Bromeas?... es maravillosa... se parece al árbol de las hadas - dijo Nyanko con una gran sonrisa.
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Foto del autor Nina Munguia D.
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Descripción

ESPERO Y SEA DE SU AGRADO

Palabras Clave: Nyanko

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Fantasa


Derechos de Autor: Nina Munguia D.


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