[...] iniquidad, injuria mas grande la de sus dedos abranzando mis dedos -vociferaban sus ojos- mientras sentado afilaba los recuerdos. Tenia en mente visitarla. Asaltarla en la agonia del claro dia,  con un solo fin, atravesarla bajo la cañada con el filo de sus gritos, ahogarla en sus lagrimas y dejar que repose en el estanque de peces muertos, a lo que él llamaba, lagunas del olvido, no siendo mas que lagunas en su mente. insumiso a la razon, a la cordura y al perdon, partian sus pies lodosos rumbo a la quimera que desolaban su corazon. partia aferrado a la conquista de su beso, naufagrante, que habia descrito en sus libros. divagante el hombre sin nombre, escritor ficticio y poeta sin versos. Emprendio su viaje, el recolector de estrellas en su tiempo libre. Gallardo, como suele hacerlo un viajero errante, dispuso su mas cordial saludo a su travesia sin retorno, a su locura inmediata, buscando su amor. iniquidad- vociferaban sus ojos- y empuñando su fé, partió asi, el recolector de estrellas, tras su ultima falsa ilusion. (estracto: perdiendo la razon y algo mas)