Caminos
Publicado en Sep 15, 2013
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LA ESCUELA DE FRONTERA Nº 10
Entrega 3

La mañana de otoño brillaba con un sol sonriente en el cielo, caminó unos metros, dejó sus escasas pertenencias, emulando al Santo de Asís, Francisco, tomó aire, miró el imponente edificio de mampostería blanca, saludó a la hermana mañana y dio el paso que trascendía toda una vida al cruzar aquel umbral entre el antes y el  después. Llevaba una nota en el bolsillo del saco a cuadros de lana raída, pero elegante una nota del Inspector Regional y la ilusión del trabajo.
La rutina escolar le cayó encima: el patio con juegos, la bandera en el mástil, los maestros, las casas de los docentes, unos pinos bisoños y el Director; a quien había conocido un años antes en ocasión de visitar la escuela en su condición de soldado del Regimiento de Monte 30; que a la sazón realizaba un operativo de acción social.
El Señor Dulio Elino Toledo salió a recibirlo y darle la bienvenida, le presentó a los docentes: Emilio, Abel, Ana María, Carlos, Irene, Norma, Vicky sus esposa, y Bernardo quien era el maestro de música.
La escuela ubicada en el estribo de un cerro del lado alto del camino, señoreaba como un castillo en la comarca bucólica. Tenía dos cuerpos bien identificados: el nuevo, contaba con tres aulas amplias, oficina, oficinas de dirección y secretaría, un amplio pasillo que hacía las veces de comedor y salón de actos; sanitarios, cocina... La otra parte era de madera que se empeñaba en resistir el paso del tiempo. Típica construcción al estilo brasileño con techo de cuatro aguas de tejas en que funcionaban aún dos aulas; una farmacia comunitaria, el taller de manualidades y aprovechando el desnivel un subsuelo amplio con instalaciones para carpintería, galerías y un patio de ladrillo donde se formaban los alumnos para el ingreso y salida. Al fondo una construcción de madera donde funcionaba la cocina y vivía la cocinera quien por entonces era una simpática joven llamada Olinda.
En patio unas araucarias y naranjales, como así un enorme nogal eran las ornamentaciones arbóreas. Al fondo la huerta; pues la escuela tenía maestros especiales de manualidades, música y agronomía.
En ese ámbito de trabajo y esperanza Diego iniciaba sus labores como maestro, en un segundo grado con veinte alumnos. Tal vez por eso a largo de su carrera prefirió atender segundo grado.
Silencio, serranía, río, montes, plantíos y la mirada puesta más allá, siempre más allá, aunque muy conforme con su presente.
 
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Foto del autor Diego Luján Sartori
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Descripción

En ese ámbito de trabajo y esperanza Diego iniciaba sus labores como maestro, en un segundo grado con veinte alumnos. Tal vez por eso a largo de su carrera prefirió atender segundo grado.

Palabras Clave: Puerto Londero Diego Luján Sartori

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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