Quiero que el aire
Me huela a violetas,
A flores blancas,
A dulces madreselvas.
Que el viento sople,
Más tibio y errante,
Que en mi alma fría,
Pueda colarse.
Un sol brillante
Sin rayos distantes,
Que entibien mi vida
Hasta el último instante.
Quiero lluvia helada
En mi cara
Que despeje mi mirada
Y la haga más clara.
Campos verdes
Con vestigios marrones;
De otoño que me recuerden el lugar que añoro.
Ese día quiero todo,
Quiero llevarme
A mis hijos en mis ojos.
Tu sonrisa nítida
En mi fe clavada
Para endulzar mi retirada.
Y quiero dejar
Que el alma
Se escurra aliviada
,
Porque no habré
Dejado de vivir, nada, nada.