Alguna vez tenía que suceder.
Tanto va el cántaro a la fuente…
Y sí!!! Se rompe.
Tanto escuchar, sostener, decidir
Tanto renunciar, perdonar y comprender
Tanto de lo mismo  ¡siempre!…
Y sí!!! Me cansé.
¿Está mal pensar en mi alguna vez?
¿Está mal exigir que tu mundo
resigne a mi cordura como  centro,
a mi cuerpo como el eje de tus movimientos?
¿Está mal apartarse y sólo contemplar?
¿Está mal esperar que otro resuelva?
¿Qué otro decida?
¿Qué otro se equivoque?
¿Está mal evitar los reproches?
¿Esperar que la rutina y sus problemas  traguen
y que otro sea el que desate mis muñecas?
Tengo los dedos gastados de desatar nudos
Tengo la mirada cansada de leer recetas
Tengo el cuerpo cansado de nadar contracorriente
Tengo los oídos aburridos de escuchar  alternativas tardías,
soluciones  y estrategias  seguras de gente insegura
surgidas después de que la tormenta me encontró atada
al poste de mi raciocinio y casi ahogada en la indiferencia.
¡Tan difícil es nadar sola!
¡Tan difícil es llevar a cuestas todas las culpas!
¡Tan fácil es opinar sobre el naufragio
 desde la playa cómoda de la pereza
asegurar que no convenían esos mares
cuando ni siquiera se toma el timón de la propia vida!
¡Y sí! ¡Me cansé! ¡Renuncio al papel que me asigné!
Renuncio a la responsabilidad que me otorgaron
Renuncio a pensar, a buscar salidas,
a desenredar otra vida que no sea la mía…
Si te equivocas ya no sabrás a quien echarle la culpa
Hazte cargo querido, yo ya tengo una vida
Yo ya no puedo ni quiero  más, con el peso de la tuya.